Una nueva crisis de las hipotecas amenaza al Reino Unido
Una nueva crisis hipotecaria en Reino Unido amenaza con empobrecer aún más a un país tocado por el impacto del Brexit, además de las presiones que ha sufrido el resto de Europa por la pandemia y la invasión de Ucrania. Las turbulencias de los últimos días en el mercado hipotecario mientras siguen subiendo los tipos de interés anticipan meses difíciles que pueden llevarse por delante al Gobierno de Rishi Sunak.
Además de las personas que pagan un interés variable y por tanto son más vulnerables a las subidas -son alrededor de un cuarto de los hipotecados-, la principal preocupación es la cantidad de hogares a los que les van a cambiar las condiciones porque tienen un contrato de interés fijo a dos años. Cerca de un millón y medio de personas deben revisar lo que pagan por su hipoteca este año, y alrededor de tres millones de personas durante los próximos dos.
Ahora el tipo de interés de las hipotecas ronda el 6% -casi el doble que en España- y se espera que siga subiendo porque el Banco de Inglaterra se enfrenta a peores datos de lo esperado en la lucha contra la inflación, que fue del 8,7% en abril (todavía no ha salido el dato de mayo). El panorama británico sigue siendo mucho peor que el de la zona euro. En España la subida de precios en mayo fue del 3,2%, el mejor dato desde julio de 2021; la media de la subida en los 20 países de la moneda única fue del 6,1%. El país con las subidas de precios más parecidas al Reino Unido es Italia (aunque con mejores datos que los británicos).
Los intereses para los británicos no son tan altos como en la crisis de los años 80, pero la diferencia esencial es que ahora más hogares están hipotecados, como señalaba esta semana el periódico i en su portada. Mientras, el debate público aumenta también por la actitud de los bancos y la pasividad del Gobierno en las últimas semanas.
Desde mayo, los bancos han retirado varias veces sus ofertas hipotecarias del mercado de manera repentina y después han subido los precios. Lo han hecho HSBC, el Santander y otros, a menudo en días caóticos en los que han dejado de dar temporalmente hipotecas a la espera de la subida de tipos del Banco de Inglaterra. El HSBC ha subido los costes de sus préstamos dos veces en una sola semana, y otros han seguido sus pasos con lo que el precio medio de una hipoteca a dos años después de las subidas estaba en el 5,98% este viernes, según Moneyfacts, una empresa de información financiera que compara préstamos.
El Banco de Inglaterra se reúne el 22 de junio y se espera que decida aumentar otra vez un cuarto de punto los tipos, que ya están en el 4,5% después de 12 subidas seguidas (el Banco Central Europeo los subió el jueves al 4%). El ministro de Economía, Jeremy Hunt, dijo el miércoles que no queda “otra alternativa” por los precios disparados, sobre todo de los alimentos. Una encuesta de Ipsos encargada y publicada por el propio Banco de Inglaterra muestra que la insatisfacción de los británicos en mayo con cómo está gestionando el banco central la inflación es mayoritaria.
La consiguiente subida de las hipotecas está afectando ahora especialmente a las personas que se beneficiaron de un descuento de impuestos aprobado por el Gobierno durante la pandemia para los compradores de casa entre julio de 2020 y septiembre de 2021. Quienes contrataron entonces una hipoteca se están enfrentando a costes más altos y menos opciones si les toca revisar sus condiciones. Además, las subidas también afectan a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas: en mayo, las quiebras aumentaron en Inglaterra y Gales un 40% respecto al año anterior.
Shocks implacables
El nerviosismo se empieza a parecer al que hizo caer en octubre a Liz Truss tras solo seis semanas como primera ministra.
“Parece que estamos de vuelta a un escenario parecido porque hay una sensación creciente en las últimas semanas de que los tipos de interés van a seguir subiendo más de lo que se pensaba. La inflación hoy parece más persistente, y los salarios están creciendo más de lo esperado”, dice a elDiario.es Max Mosley, economista del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, el centro de investigación económica independiente más antiguo del país.
Mosley explica que hasta ahora alrededor de cuatro millones de hogares ya han sufrido el efecto del aumento de sus cuotas y subraya el coste concreto para las personas que implica la subida del 3% del año pasado al 6% de hoy: “Esto podría no sonar a mucho, pero supone que a un hogar que haya pedido prestadas 300.000 libras (350.000 euros) con una hipoteca a 25 años le hayan subido sus pagos mensuales de 1.400 a 2.000 libras (de 1.600 a 2.300 euros), es decir casi un aumento del 50%”.
El contexto británico es especialmente malo con facturas que suben más que en el resto de Europa, entre la falta de personal agudizada por el Brexit en sectores clave e incluso la escasez de productos por la burocracia añadida tras la salida del mercado único y la dependencia de países menos estables. En abril el economista jefe del Banco de Inglaterra, Huw Pill, dijo que los británicos “tienen que aceptar” que son “más pobres”.
Mosley considera que el Gobierno británico tiene que intervenir. “El aumento del coste de las casas se añade a la crisis del coste de la vida, así que ya no estamos en un escenario en el que sea verosímil esperar que los hogares aguanten todos estos shocks repetidos e implacables para sus cuentas”, dice.
¿Y qué puede hacer el Gobierno? Por ejemplo, según Mosley, acuerdos que ayuden a los hogares a crear planes para devolver el dinero de una hipoteca basados en lo que realmente se pueden permitir. Esto lo hizo durante la pandemia el Gobierno de Estados Unidos, que también daba créditos para ayudar a las familias en apuros. No sería tan raro en Reino Unido porque ya hay precedentes de que el Gobierno haya echado una mano a hogares especialmente vulnerables, y un poco de inversión “ayudaría a que los hogares y los prestamistas puedan crear un plan de devolución que funcione para ambos”.
Elecciones anticipadas
La oposición de laboristas y liberaldemócratas ha pedido en la Cámara de los Comunes al Gobierno que intervenga con ayudas.
Mientras piensa qué hacer, Sunak sigue perdiendo apoyos también entre los votantes conservadores. La media de las encuestas indica que los laboristas están ahora unos 15 puntos por delante en intención de voto.
Las elecciones tienen que celebrarse como tarde en enero de 2025, y hasta ahora se esperaba que la fecha cayera en la primavera de 2024. Pero algunas voces dentro del Partido Conservador creen que Sunak debe convocar las elecciones este año para evitar votantes todavía más tocados ante la subida de sus hipotecas. Varios tories entrevistados por i consideran que sería un error esperar demasiado tiempo y sugieren que Sunak podría anunciar la convocatoria de elecciones en octubre, aprovechando la reunión anual del partido.
El problema, aunque agravado por el contexto especialmente negativo ahora para Gran Bretaña, viene de atrás. “La vivienda en el Reino Unido es un problema de política pública crónico”, escribe Kenneth Gibb, director del UK Collaborative Centre for Housing Evidence, un centro de estudio académico sobre vivienda de la Universidad de Glasgow: “No construimos suficientes casas, sobre todo que sean asequibles, y no miramos a la existencias disponibles, especialmente en el sector privado”.
Esto crea desigualdad persistente en un país más marcado por el estatus y las brechas de acceso a la educación que otros en Europa. “Las rigideces del mercado limitan las oportunidades para la movilidad social. Las enormes diferencias en los costes de la vivienda también restringen la movilidad laboral. Generaciones de inquilinos frustrados nunca se convertirán en propietarios con considerables consecuencias para la política pública”, dice. También señala que la política de vivienda no está pensada a largo plazo, entre cosas por la inestabilidad en el ministerio responsable. Solo en 2022 hubo varias personas en esta cartera y se cuentan más de 20 desde 1997. “No es sorprendente que veamos tantos fuegos de artificio y políticas que nunca se completan”, escribe.
Ni comprar ni alquilar
Millones de británicos viven en zonas donde no se pueden permitir ni alquilar ni comprar vivienda, según ha revelado el Guardian en un estudio basado en los precios y los sueldos medios. Y si lo hacen, es con gran riesgo para sus cuentas o renuncias a otros gastos básicos.
Casi la mitad del país tiene precios que no permiten a una familia con ingresos medios comprar una casa. Y esto se debe esencialmente, según subraya el diario, a que el ritmo de los precios de la vivienda ha crecido mucho más deprisa que el de los ingresos familiares. Desde 1997, los salarios en Inglaterra y Gales se han doblado, pero los precios de las casas se han multiplicado por 4,5, según la oficina nacional de estadística.
Además de la escasez de viviendas nuevas donde más se necesitan, el país adolece también de una decrepitud creciente por la falta de inversión pública y privada. Más de 4,3 millones de casas se encuentran, según un estudio de la Universidad de Glasgow, en un estado “que no reúne las condiciones básicas de decencia”.
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