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Nuevo recibo de la luz: la factura horaria que 'vende' el Gobierno es inviable

El ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria. / Efe

Andrés Gil

El recibo empezó a cambiar a partir del 1 de abril, sí. Pasa de llamarse TUR (Tarifa de último recurso) a PVPC (precio voluntario pequeño consumidor). ¿Y qué más? El Gobierno no ha dejado de decir en público y en privado que el sistema permitirá que la factura se adapte al precio y al consume horario para aquellos que tengan contador inteligente –los plazos son que el 35% de los 16 millones de usuarios lo tengan a 31 de diciembre de 2014–. Pues bien, esto es inviable. Tan inviable es, que el propio Gobierno lo deja por escrito en el Real Decreto publicado el sábado pasado.

El decreto afirma que, antes de que se pueda facturar por horas, ha de establecerse un “procedimiento donde se regule la comprobación, validación y cierre de los datos procedentes de los equipos de medida”, así como “los protocolos de intercambio de información, de seguridad y de confidencialidad”. Para ello, el Gobierno pide a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) que remita “en el plazo máximo de dos meses desde la entrada en vigor de este real decreto”, una propuesta de los procedimientos, “así como de cualquier otra disposición que fuese necesario desarrollar a efectos de la gestión de la medida horaria de los equipos de medida conectados al sistema de telegestión”. Es decir, hoy por hoy, la facturación horaria no es viable, aunque se tenga contador inteligente. Y no lo será hasta dentro de meses.

¿Cuántos? No está claro, pero fuentes del sector interpretan estos plazos indefinidos como un gesto del Gobierno hacia las grandes eléctricas. El decreto del Gobierno prosigue: “En el plazo máximo que se establezca en las disposiciones a que se refiere el apartado anterior, los encargados de la lectura deberán efectuar la telemedida de todos los contadores de telegestión instalados a suministros en baja tensión de hasta 15 kW”. En otras palabras: no sólo hay que definir un procedimiento y unos protocolos, hay que ponerlos en marcha y, además, las eléctricas deberán revisar posteriormente todos los millones de contadores instalados (en torno a un 20% de los 16 millones de consumidores vinculados con la tarifa PVPC). Eso sí, hace semanas que Red Eléctrica Española puso en marcha una prolija web en la que se desgrana el precio horario de la luz, cuya utilidad es, hoy por hoy, nula para el consumidor –salvo por el mero placer del saber por el saber–.

Entonces, si todo este sistema que se ha publicitado no es viable, ¿cómo se va a facturar la luz realmente? Pues con unos perfiles de consumo con los que se hará una media que se aplicará a la factura de cada cual. “Así pues, dará igual que te levantes a las cuatro de la mañana para poner la lavadora”, explica Jorge Morales, director de Geoatlanter y miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, “porque se considerará el consumo de todo el mes y te lo repartirán conforme a un perfil estándar”.

Conforme a un perfil estándar vinculado al mercado de la luz. ¿Qué mercado? Pues el mercado dominado por las mismas eléctricas que son los principales generadores de energía y que dominan también su compra y comercialización.

Como oferentes, esto es, como agentes que venden la electricidad que producen, aparecen fundamentalmente –en torno al 70%– empresas pertenecientes a cinco grandes grupos: Endesa, Iberdrola, E.ON, EDP y Gas Natural Fenosa. Es decir, centrales nucleares, hidráulicas, plantas de ciclos combinados y carbón. Además, intervienen las renovables.

En el otro lado, en el de la demanda, vuelven a estar las comercializadoras de los mismos grandes grupos que dominan la oferta (Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, E.ON y EDP). Junto a ellos, algunos grupos independientes y consumidores cualificados (como Arcelor, por ejemplo, que por su gran volumen de compra puede dirigirse directamente al mercado).

El Gobierno ha anunciado que reformará este mercado antes del verano, si bien no ha adelantado grandes cambios. Más bien al contrario, fuentes del Ministerio de Industria insisten: “El mercado da señal de precio. Se puede intentar mejorar, pero funciona”.

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