La riojana Cartonajes Santorromán, cuyos dueños se acogieron a la amnistía fiscal de 2012, no se explica los resultados récord que ha alcanzado, dice, pese a un gobierno de “ineptos” y sus medidas “en contra de la ortodoxia económica elemental”. En los últimos años, esta pyme familiar riojana ha trufado sus informes de gestión de furibundos ataques al Ejecutivo progresista, la UE, “el virus chino”, “los vagos” o “la voracidad recaudatoria”. Sus últimas cuentas siguen en esa línea.
En noviembre elDiario.es recopiló las diatribas que los gestores de esta empresa con sede en Calahorra y cuatro décadas de existencia vienen incluyendo desde hace años en las cuentas que envían al Registro Mercantil, con un tono insólito para esos documentos. Las de 2021, recientemente depositadas y accesibles a través de Insight View, no decepcionan.
“Produce perplejidad que en España con unas fuerzas políticas ineptas, comunistas o socialistas, y los otros perdidos, lo que usted prefiera y tomando decisiones en contra de la ortodoxia económica elemental, 2021 haya sido un año de récord en todos los aspectos para nuestra empresa, ventas, producción, empleo, beneficio; sigo sin entenderlo”, dice el informe, fechado el pasado 18 de febrero.
“Conclusión de un año inesperado: ¡increíble!”, arranca. “El hilo conductor del año fue la epidemia del ”bicho chino“ variante n+1. No me acuerdo de cuantas olas y cuantas medidas torpes, inconexas, contradictorias, se adoptaron, influyendo en los ritmos de trabajo y, en determinados sectores económicos para mal, pero a pesar de ello, crecimiento positivo en todos los datos de esta empresa”, continúa.
Todo ello, pese a “la tensión en el suministro y precio de todas las materias primas que usamos”, del papel a la tinta; una “mano de obra nueva para incrementar la capacidad de producción, poca y sin capacitación intelectual o profesional. Imposible emplearla”.
Y los suministros con los costes disparados, de los palés a una energía “sin techo en su precio. No nos contaron nuestros iluminados gobernantes europeos o nacionales, que lo de ser verde es muy caro además de inconsistente. Bueno esto ahora lo han arreglado convirtiendo el gas, de nuestro ”fiable“ proveedor argelino, y la energía nuclear, en verdes: de chiste”.
Por su parte, “los plazos de pago y cobro se han mantenido sin cambios destacando la morosidad próxima a cero, extrañamente: deben estar regalando billetes por algún sitio…”
La facturación de la empresa creció un 21%, hasta cerca de 43 millones, ya que pudo trasladar los aumentos de precios a sus clientes. “Como consecuencia, cerramos el año con un incremento del beneficio contable del 11,47% aproximadamente”, con un resultado positivo de 3,7 millones, “que supone un rendimiento sobre cifra de negocio similar al del año pasado. Más de 1 millón para las sanguijuelas fiscales”.
El SMI, “la sal colorada y las ranas sordas”
No todo son buenas noticias. “Hay anuncios que producen escalofrío: el aumento de impuestos en España porque, según ellos, pagamos poco; somos el tercer país del mundo con mayor imposición fiscal sobre renta disponible”, asegura.
“El SMI hay que subirlo a 1.200 €; más que algunos países que nos superan en PIB per cápita. Van a destinar millones europeos a proyectos vacuos como la Ciudad del Envase [ubicada en Calahorra], el coche eléctrico, la ruta del vino o el estudio de la sal colorada y las ranas sordas, cualquier cosa que se les ocurra para crear más dependientes, más votos…; me recuerda al plan E del inepto integral llamado ZP”.
Un año más, las cuentas de Cartonajes Santorromán incluyen salvedades de su auditor (Grant Thornton) por no informar de las operaciones con su accionista minoritario, la papelera Saica, ni de los sueldos y posibles conflictos de interés de sus directivos, ni sus participaciones en dos sociedades que tiene valoradas en 1,4 millones.
La empresa se dedica desde hace cuatro generaciones a la fabricación, comercialización y distribución de todo tipo de productos realizados en cartón ondulado, muy utilizado por la industria alimentaria o el comercio electrónico. El patriarca, Leopoldo Santorromán Blázquez, ejerce como presidente y su hijo, Leopoldo Santorromán Saldaña, es consejero delegado.
Este último también preside desde 2008 la Asociación Española de Fabricantes de Envases y Embalajes de Cartón Ondulado (AFCO). Integrada en la CEOE, esta patronal representa a 71 empresas con una facturación directa de 3.680 millones de euros y 11.312 empleos directos, según su web.
Ambos están entre los empresarios que tras haber regularizado dinero negro en la amnistía fiscal que el PP lanzó en 2012 han recibido ayudas públicas en los últimos años. Entre ellas destacan los préstamos ICO avalados por el Estado.
Cartonajes Santorromán fue distinguida en octubre de 2019 como empresa del año por la Asociación Riojana de Empresa Familiar. En 2016, a su consejero delegado se le pudo ver junto al entonces vicesecretario de Comunicación del PP y luego máximo responsable de los populares, Pablo Casado, en un acto en Madrid organizado por la Federación Europea de Fabricantes de Cartón Ondulado (FEFCO).
Meses antes, en 2015, la patronal, la propia empresa y otras 17 competidoras fueron multadas con 57,7 millones por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por pactar precios y repartirse clientes. La Audiencia Nacional anuló la sanción en enero de 2019 por un defecto de forma.
La amnistía fiscal de sus dueños afloró en una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja: “El fundador de la empresa, y actual presidente del consejo de administración y el actual consejero delegado, así como las esposas de ambos” se acogieron a la amnistía “mediante la presentación de declaraciones modelo 750 en las que reconocieron la no declaración de relevantes cantidades que arrojaban una suma de 527.559,26 euros”, decía esa resolución.
“Estas rentas no declaradas no pudieron tener otro origen que las ventas no declaradas de Cartonajes Santorromán, SA”, añadía. En 2019, la Abogacía del Estado presentó un escrito solicitando autorización judicial para que la Agencia Tributaria pudiera registrar las dependencias de la empresa. El Fisco había detectado “voluminosas operaciones sumergidas o con dinero B” por parte de Cartonajes Santorromán, que consiguió tumbar esa inspección en los tribunales.