Podemos e IU se olvidan de las cuotas de género para las empresas en sus programas
Los movimientos de izquierda y el feminismo tienen un denominador común: son plurales y en la variedad de voces es difícil ponerse de acuerdo. Las consecuencias de esta sinfonía de criterios se filtran en los programas electorales. Ni Podemos ni Izquierda Unida van a proponer como un objetivo de Gobierno el conseguir que de forma efectiva se rompa el techo de cristal en las empresas y las mujeres ocupen una proporción relevante en los consejos de administración, las llamadas cuotas de género. PSOE es el único partido (a falta de conocer el del PP) que ha incluido de forma específica la medida de “hacer efectiva una cuota mínima del 40% en los consejos de administración”. Pero eso sí, solo para las empresas cotizadas y públicas.
La falta de interés de Podemos e Izquierda Unida sobre el tema de las cuotas de género en la empresa llama la atención. Ambas formaciones llevan por bandera las listas cremallera y la paridad en el Gobierno, pero han prescindido de cualquier propuesta en el sector privado. Clara Serra, responsable de Igualdad de Podemos, cree que la situación actual que recoge la Ley de Igualdad de 2007 es adecuada y no presentan ninguna aportación que la complemente. Desde IU solo confirman que no llevan la medida.
Sin embargo, la ley de Igualdad ha sido un estrepitoso fracaso en cuanto a cuotas de género en consejos de Administración. La ley solo fijaba el 40% de presencia de administradoras como una recomendación y utilizaba un esquema de incentivos (como premiar la oferta en la contratación del sector público) para conseguir este objetivo en 2015. El año que está a punto de expirar se salda con apenas un 18,6% de mujeres en estos puestos.
Así las cosas, la ley ha quedado caduca justo antes de las elecciones pero solo el PSOE ha retomado el guante de intentar forzar esta cuota como obligatoria. El programa electoral no aclara qué medidas se tomarían para obligar a las empresas a cumplir este objetivo pero sí limita su alcance ya que solo afectaría a las cotizadas y a las grandes empresas públicas. Esta propuesta va en línea de la norma que acaba de pasar Alemania y también la propuesta de la Unión Europea, que solo afecta a cotizadas.
Cabe recordar que aunque ser cotizada ya implica un importante tamaño para la empresa, hay gigantes industriales que no tienen presencia en bolsa. El caso más significativo en España es El Corte Inglés, donde precisamente se cuestiona el papel de la mujer. Tampoco cotizan empresas de distribución como Mercadona.
En cualquier caso, la propuesta del PSOE se alinea con la tendencia internacional. La medida en Alemania entra en vigor el 1 de enero de 2016 después de una agria polémica que ha tenido años bloqueada la medida. Fue de hecho Angela Merkel la que rebajó el tono de la propuesta de la comisaria europea Viviane Reding, que quería que las cuotas obligatorias estuvieran en todas las empresas. Con todo, la medida en Alemania solo obliga al 30% del consejo de administración. También Francia e Italia han introducido recientemente medidas en este sentido.
Por su parte, la directiva europea lleva desde 2012 en trámite y ahora mismo está bloqueada por algunos países miembro aunque se debe volver a tratar este 7 de diciembre para su aprobación definitiva. En el mejor de los casos podría ponerse en marcha para 2017, así que la propuesta del PSOE coincidiría con la obligación europea en cuotas.
La literatura económica ha utilizado a Noruega, el país que primero puso las cuotas de género obligatorias en 2003, como un caso de éxito. El país ha pasado de tener un 15,9% de mujeres en estos órganos de dirección en 2004 al 40% fijado por la ley en 2008. Algunos economistas, como Nacho Conde investigador de Fedea, defiende que una vez conseguido el objetivo se puede quitar la obligatoriedad. The Economist o Financial Times son algunos de los medios que han reconocido la utilidad de las cuotas que han tenido muchas resistencias por parte de la clase patriarcal.
La idea que inspira la imposición de cuotas es que los hombres tienen tendencia a contratar a otros hombres. Una vez que se consigue una presencia adecuada de mujeres en estos órganos, se diluye este efecto de homofilia y va calando en la empresa la selección de mujeres.
Sin embargo, las economistas feministas consultadas por este diario no tienen un criterio unívoco al respecto. Bibiana Medialdea, una de las economistas a las que Podemos pidió una propuesta para repartir los cuidados, cree que la imposición de cuotas es necesaria para romper esta perniciosa tendencia. Medialdea cree que estos “elementos de corrección” son importantes para que la mujer logre ocupar el espacio en igualdad de condiciones. Para esta economista, “los espacios de poder deben estar socialmente construidos”, tanto por hombres como por mujeres. La economista extendería la obligación de una cuota a otro tipo de órganos con una injustificada infrarrepresentación de género, como los tribunales académicos, por citar un ejemplo.
No es de la misma opinión María Pazos, autora del libro “Desiguales por ley” y la otra economista que completó el informe de Podemos sobre economía de los cuidados y que algunos se tomaron como el programa de Igualdad de la formación. Pazos cree que poner estas cuotas es “una engañifa” y que se ha demostrado que no funcionan. La economista cree que primero hay que completar un programa de medidas para construir la igualdad en el mercado laboral que es una prioridad dentro de la lucha feminista y cree que la propuesta de las cuotas aleja el debate de lo importante. “Sin cuotas se puede cambiar la sociedad”, afirma con rotundidad.
Mariluz Rodríguez, candidata del PSOE a las elecciones generales, responsable de Empleo y feminista entiende que las cuotas “no son una prioridad” en la lucha feminista porque pueden tener incluso un “componente elitista”. “Para lograr la igualdad hay muchas cosas que hacer y hay que empezar por abajo, por las más vulnerables”, asume la dirigente del PSOE. “Pero no está de más que en los ámbitos de poder esté participando la mujer y es además una cuestión de eficiencia económica”, concluye una de las precursoras de que la obligatoriedad de la cuota estuviera como iniciativa en el programa del PSOE.
Tampoco se puede olvidar que otra corriente del feminismo hace enmienda a la aproximación de mujeres a cargos de poder ya que creen que son una construcción patriarcal y abogan por una presencia y rol de mujeres con sus propias características y que no corresponda a los actuales estándares de poder.
Penalizaciones para las incumplidoras
Una de las críticas más feroces que hace Pazos a la medida es que no se ponen penalizaciones adecuadas para que se cumplan. En Noruega la obligatoriedad es tal que si una gran empresa no lo cumple, se la cierra. En Alemania se ha impuesto otro sistema: cada puesto vacante que se abra en un consejo de administración debe ser ocupado por una mujer hasta completar el 30%. Si no se nombra una mujer, el consejo no puede nombrar a ningún otro candidato. Como en muchos casos por estatutos tienen estipulados el número de consejeros, el correcto funcionamiento de la cotizada se quedaría bloqueado sin este nombramiento.
Desde el PSOE apuestan más por otro tipo de medidas que aún están a debate como la exclusión de ciertos procesos públicos de subvenciones o de licitación que concretarán una vez estén en el Gobierno y que es probable que se aclaren también en la propuesta de la directiva europea.
Podemos e IU no tendrán este debate porque ni lo mencionan en su programa electoral, así que no hay opción al incumplimiento. El dirigente de Ciudadanos, que ha presentado este fin de semana su programa de Igualdad, se ha declarado abiertamente en contra de las cuotas. Y el Gobierno de Mariano Rajoy ha incumplido sistemáticamente la ley de Igualdad en materia de nombramiento de altos cargos.