Desde el ECR (el grupo de Vox) hasta los Verdes. Es la horquilla ideológica que agrupa la resolución pactada en el Parlamento Europeo, en torno al 80% de los eurodiputados, que se ha presentado este miércoles y que se votará entre el jueves y el viernes.
La resolución representa, fundamentalmente, un pulso y presión.
Presión a los gobiernos del norte, a pesar de que está apoyada por el partido de Angela Merkel, quien es la principal llave para lograr un plan de recuperación potente y basado en transferencias, no en préstamos como precisamente defiende el Gobierno alemán junto con los frugales: Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia –además de Finlandia–.
Presión a la Comisión Europea, encargada por los jefes de Estado y de Gobierno de diseñar el plan. Un plan que la presidenta, Ursula von der Leyen, iba a presentar este 6 de mayo pero en Bruselas nadie lo espera para antes del 20 de mayo.
Los populares europeos, los socialistas, liberales, verdes y ultraconservadores han pactado una resolución que pide algo que ni los líderes han sido capaces de acordar ni la Comisión Europea se está atreviendo a presentar: un paquete de dos billones, más de la mitad basado en trasferencias, fundamentado en emisión de deuda respaldada por el presupuesto de la UE –el Marco Financiero Plurianual 2021-2027–, que entre en vigor cuanto antes y que los intereses de esa deuda se paguen con recursos propios derivados de la puesta en marcha de impuestos propios –digital, etc–.
Pero hace otra cosa la resolución: avisa a la Comisión de que no recurra al trilerismo Berlaymont –edificio de la sede del Ejecutivo comunitario–. Es decir, que el dinero sea fresco, que no traiga grandes cifras que en realidad son hipótesis matemáticas fruto de aplicar apalancamientos y multiplicadores –el plan Juncker es el epítome de eso– imposibles de verificar después.
Y, para hacer valer esa presión, los principales grupos de la Eurocámara, recuerdan: el Marco Financiero Plurianual ha de ser aprobado por el Parlamento Europeo. Si no se logra un plan de recuperación ambicioso, los eurodiputados pueden bloquear todo el proceso tumbando el presupuesto de la UE.
Que eso pase, está por ver. “El Grupo de Socialistas y Demócratas está preparado para votar en contra de un mal acuerdo sobre el Marco Financiero”, ha insistido la presidenta del grupo, Iratxe García. “No sería la primera vez, en sus inicios, el Parlamento Europeo lo hizo y fue una manera de ganar competencias y poder”, recuerda el portavoz de Ciudadanos en la Eurocámara, Luis Garicano.
La presidenta de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Iratxe García, ha defendido el “plan de recuperación europeo masivo, de 2 billones de euros, que contemple a la vez el Marco Financiero de los próximos siete años y un Fondo de Recuperación, como medio más eficaz para hacer frente a esta crisis, transformar nuestras economías y fortalecer la resiliencia de nuestra sociedad”.
“Es el momento de superar divisiones, y hemos dado prioridad a alcanzar una posición lo más unánime posible de este Parlamento Europeo”, ha dicho García. “De esta manera lanzamos un mensaje importante a la Comisión y al Consejo, que tienen que entender que este Parlamento no aceptará una propuesta para el Marco Financiero que no refleje esta ambición, porque la ciudadanía no lo entendería y por qué nos jugamos el futuro de la Unión”, ha señalado García.
“En este texto hacemos dos cosas”, ha dicho Garicano: “Primero, advertimos a la Comisión contra la tentación de usar la magia financiera y los dudosos multiplicadores para vender una ilusión, en lugar de un fondo: necesitamos recuperación, no engaños. En segundo lugar, presentamos una gran oferta a los Estados miembros que sienten que ya pagan demasiado en Europa. Les decimos: estamos listos para congelar su contribución directa al presupuesto de la UE y, a cambio, usted acepta la cesta de flujos de ingresos en toda la UE según lo propuesto por la Comisión. Esto no le costará ni un céntimo a las arcas nacionales y generará miles de millones de inversiones directas para los europeos”.
El grupo de la Izquierda Europea (GUE, el de Podemos e IU), se abstuvo en la votación en abril de una resolución similar, pero que no incluía ninguna cifra ni ninguna presión a la Comisión Europea. “Hay tiempo para pensar qué votaremos”, dicen fuentes del grupo, “sobre una resolución a la que no nos llamaron a negociar como si hicieron con los ultraconservadores del ECR, el grupo de Vox”. El GUE ha presentado en este pleno de Bruselas su propio plan de recuperación, cifrado en 1,5 billones de dinero fresco e impuestos a las grandes empresas, grandes fortunas y transacciones financieras.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha aprovechado su intervención en la Eurocámara para dar unas líneas generales de lo que está preparando: un plan basado en tres grandes pilares y cuyas inversiones estarán disponibles en parte este año. Eso sí, no ha entrado en cifras concretas sobre este fondo de reconstrucción ni ha detallado qué parte irá a los países a través de trasferencias y cuánto tomará la forma de préstamos a devolver.
El “grueso” del fondo estará en el primer pilar, destinado a “ayudar a los Estados miembros a recuperarse y salir más fuertes” de la pandemia. También dentro del primer pilar se incluirá un presupuesto reforzado para la Política de Cohesión.
El segundo bloque incluirá una herramienta para “nuevas inversiones estratégicas”, por ejemplo para reducir la dependencia de la UE del exterior en la producción de medicamentos. El tercer y último pilar de la recuperación estará centrado en “fortalecer” programas europeos como el de investigación Horizonte, que “han demostrado su valor en la crisis” y otros nuevos, como uno específico sobre salud que se creará.