El pánico que despierta un enemigo invisible que se cobra una víctima cada 8 minutos y contra el que no hay cura, el covid-19, puede tener como efecto colateral la desaparición del dinero en efectivo, que se percibe como posible foco de transmisión del virus.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desmentido que billetes y monedas contagien el virus -sólo ha recomendado lavarse las manos después de usarlo si se van a consumir alimentos-, lo cierto es que el dinero sí es una vía de transmisión de bacterias, hasta 26.000 por billete, según un estudio de la Universidad de Oxford.
Pero la sensación es que el virus está en todas partes, y, esta semana, entre otras iniciativas para minimizar el contacto con el dinero en efectivo, algunas entidades financieras han recomendado sistemas alternativos de pago, y ya no se puede pagar en efectivo en los autobuses de la EMT de Madrid.
Más aún, el Banco de España ha paralizado la impresión de billetes hasta finales de marzo como precaución.
El dinero contante y sonante está en retroceso, y en 2019 se efectuaron en España pagos con tarjeta por importe de 161,3 millones de euros, lo que representa un incremento del 70 % en una década, desde los 95,1 millones de 2010, según los datos del Banco de España.
En todo el año se realizaron 4.546,2 millones de operaciones con tarjetas, más del doble que diez años antes, si bien se retiraron 125 millones de euros de efectivo en cajeros, de los que había en España 50.500 al cierre de 2019.
El número de tarjetas en circulación era 85,6 millones, de las cuales 48,35 millones eran de débito y 37,25 millones de crédito.
Aparte de las tarjetas, hay otros medios de pago sin contacto muy extendidos, como el móvil y las compras por internet.
En el segundo trimestre de 2019, el comercio electrónico movió en España 11.999 millones de euros, lo que supone un incremento del 28,6 % respecto al mismo periodo del año anterior, según los últimos datos publicados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Los sectores con mayor actividad fueron las agencias de viajes y operadores turísticos, con el 16 % de la facturación, y el transporte aéreo, con el 8,8 %.
Pese a estos números, España está aún lejos de países como Suecia, donde el 95 % de las compras al por menor se efectúan sin efectivo, y donde muchos bancos ni aceptan ni ofrecen billetes y monedas; en Noruega, este porcentaje llega al 90 %.
En 2016, el Gobierno danés inició su particular guerra contra el dinero en efectivo, que espera eliminar del todo en 2030, para reducir los costes administrativos y financieros que supone su uso, y lo prohibió en tiendas de ropa, restaurantes y gasolineras.
Según el Barómetro de Tarjetas Mastercard de 2019, un 55 % de los consumidores ya elige el pago sin contacto, 12 puntos porcentuales más que en 2018, cuando un 43 % de los españoles empleaba este sistema de pago.
Las compras online, señala el estudio, crecen en todos los rangos de edad y casi el 50 % se realiza ya a través del teléfono móvil; los usuarios de entre 18 y 34 realizan el 67 % de sus compras a través de internet.
Por lo que respecta a los mayores de 55 años, emplean este método en el 18 % de los casos, el doble que hace cuatro años.
Aunque el efectivo sigue siendo la principal opción para muchos, y un 19 % de los entrevistados por Mastercard afirma pagar siempre de esta manera (sólo un 15 % lo hace siempre con tarjeta), a partir de 15 o 20 euros de gasto uno de cada tres usuarios opta por pagar con tarjeta.
El Barómetro de Mastercard confirma la tendencia al alza del uso de dispositivos electrónicos, con una proporción de usuarios con teléfono móvil en España que alcanza el 96 %, lo que se refleja en el acceso a internet y los pagos a través de la red.
Un 85 % de los encuestados accede a internet a través de su teléfono móvil, 15 puntos porcentuales más que en 2016.
Algunas voces se han alzado ya en contra de la eliminación del dinero en efectivo, con el argumento de que podría acarrear recortes de libertades y el control de los datos financieros de los ciudadanos.
Así lo afirma el activista y exbróker Brett Scott, autor de “Hackeando el futuro del dinero”, donde señala que si desaparecen los billetes y monedas se coartaría la libertad del consumidor de pagar con el medio que se desee al eliminar esa opción, y además, estaría más expuesto a manipulaciones y otros recortes de libertades.