Italia ha venido a Bruselas de buenas. Ha querido borrar el episodio del zapatazo de su eurodiputado ante el comisario económico, Pierre Moscovici. O las acusaciones veladas de Matteo Salvini a Jean-Claude Juncker relacionadas con el alcohol. Italia ha lanzado un pulso a las instituciones europeas, queriendo regatear el pacto de Estabilidad y Crecimiento con más gasto público con el fin de incentivar la economía para, así, reducir la deuda.
Pero Bruselas dice no. Una y otra vez. La última, este lunes. Aunque lo ha dicho sin la dureza de otras veces. El propio comisario Moscovici ha expresado en rueda de prensa su confianza “en el diálogo” con Italia: “Hemos pedido un nuevo plan, un plan revisado, y es lo que esperamos para el 13 de noviembre. Las cuestiones que siguen en la mesa son el déficit, la deuda pública está controlada y se crea crecimiento. Y estas cuestiones necesitan una respuesta dentro del marco fiscal de la UE”.
El Gobierno italiano ha llegado al Eurogrupo con un mensaje de paz: “Compromiso, busquemos un compromiso”. La palabra compromiso se repetía una y otra vez en los miembros del Ejecutivo italiano, un acercamiento para llegar al ultimátum del 13 de noviembre con “una solución”.
Pero el mensaje del Eurogrupo, adelantado por la periodista de The Financial Times, Mehreen Khan, en Twitter, sostiene que los ministros quieren que Italia “coopere de cerca con la Comisión en la preparación de un plan presupuestario revisado en línea con el pacto de Estabilidad y Crecimiento”.
En el futuro inminente, la fecha límite de la Comisión para entregar unos nuevos presupuestos: el 13 de noviembre.
Fuentes del Gobierno italiano han informado de que en la reunión del Eurogrupo han ofrecido un “compromiso” con Bruselas para encontrar “una solución” al problema respetando la tesis italiana: alentar el crecimiento por medio del gasto para, así, reducir la deuda –que se encuentra en el 131% del PIB– y es, en palabras del comisario económico, Pierre Moscovici, “el enemigo del pueblo”.
¿Habrá nuevos presupuestos? “Está por ver”, afirman las fuentes italianas, aunque lo que pide el Eurogrupo es “un presupuesto revisado”.
“Lo que nosotros hemos venido a ofrecer es un compromiso, buscar un acuerdo, en el que se respeten nuestras proyecciones macroeconómicas”. Ese compromiso debería llegar antes de que venza el ultimátum comunitario, el 13 de noviembre. De acuerdo con los medios italianos, ese compromiso supondría “una exención de las reglas de déficit el próximo año, con la promesa de que el déficit y la deuda se reducirán a partir de 2020. El problema es que las instituciones europeas no lo ven claro.
En la última carta enviada por Bruselas a Italia el 29 de octubre, la Comisión Europea aludía al artículo 126, párrafo 3, del Pacto de Estabilidad, que es el que abre la puerta a hipotéticas sanciones por deuda excesiva. Unas sanciones que, cumpliendo los requisitos España y Portugal, nunca han sido aplicadas en el pasado. Pero es que en el pasado tampoco nunca la Comisión había rechazado unos presupuestos como esta vez ha hecho con Italia.
La carta afirmaba que “la gran expansión presupuestaria prevista para 2019”, unida “a los riesgos de una reducción del crecimiento del PIB nominal, será incompatible con la necesidad de reducir de manera decisiva la relación entre la deuda y el PIB”. Además, sostiene que las cuentas presentadas por el M5S y la Liga no están en línea con “los compromisos asumidos por Italia en su Programa de Estabilidad” firmado en abril de 2018 por el anterior Gobierno del Partido Demócrata (PD, centroizquierda).
Entonces, el PD afirmó que el déficit de Italia sería del 0,8 % en 2019 y en 2020, y bajaría al 0,2 %, en 2021, mientras que la actual administración italiana estima que el déficit será del 2,4 % en 2019, del 2,1 % en 2020 y del 1,8 % en 2021. +
El actual Gobierno prevé además que la deuda del país sea del 130 % en 2019; el 128,1 % en 2020; y 126,7 % en 2021.
Comunicado del Eurogrupo sobre Italia