Las previsiones de Bruselas agudizan el descalabro económico de España por el coronavirus y reconocen el valor de los ERTE para “amortiguar el impacto de la crisis”
Las previsiones de la Comisión Europea empeoran las perspectivas económicas para España, y sitúan al país como el que sufre el mayor descalabro económico por la crisis del coronavirus en toda la Unión Europea. Las cifras, eso sí, podrían volver a quedar obsoletas –como las previsiones de primavera y verano– en tanto que llegan mientras se están tomando restricciones en amplias zonas de la UE, como la última de Italia que afecta a centros industriales y financieros, para frenar la expansión de la pandemia.
Si bien la economía había logrado recuperarse tras la primera ronda de restricciones, con subidas de PIB récord en el tercer trimestre, Bruselas prevé que la UE se encamine hacia otra contracción en los últimos meses del año, lo cual podría servir como acicate para acelerar las negociaciones pendientes en Bruselas en torno al fondo de recuperación y, también, para que el Banco Central Europeo lance un nuevo paquete de estímulo en diciembre.
De acuerdo con los datos presentados este jueves por la Comisión Europea, el PIB español caerá un 12,4% en 2020. Este dato se sitúa en el peor lado de la horquilla del Gobierno en el cuadro macroeconómico de los presupuestos –10,5%/12,6%– y se alinea más con las previsiones del FMI, que pronostica una caída del PIB en España del 12,8% para este año.
El dato de Bruselas para España es el peor de los 27 –Francia se queda con un -9,4%, Croacia, con un -9,6% e Italia, con un -9,9%)–, y, además, empeora sus propias previsiones para 2020 de primavera (9,4%) y verano (10,9%), también para 2021 (7% y 7,1%, respectivamente). Así, el Ejecutivo comunitario prevé un crecimiento para España del 5,4% en 2020 y del 4,8% en 2021.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha advertido este jueves, sin embargo, de que las previsiones “se han quedado desfasadas” al no recoger los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y del PIB del tercer trimestre, mucho mejores de los previstos.
“Las previsiones de la Comisión Europea”, explicaba la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, este martes antes del Eurogrupo, “se basan en la información que tenía Bruselas día 22 de octubre y, por tanto, dado que el grado de madurez y de preparación que tienen los distintos Estados miembros respecto a los planes de recuperación es heterogéneo, no todos los países están tan avanzados como España en el trabajo del plan de recuperación, la Comisión no los incorpora en la evaluación individual de estos planes”.
“En el caso español”, decía Calviño, “tampoco estaba presentado el proyecto de Presupuestos Generales del Estado ni se conocían los datos de Producto Interior Bruto del tercer trimestre [con una subida del 16,7%]. El 13 de octubre el presidente del Gobierno presentó el resumen del plan de recuperación y los vicepresidentes, cada uno de los elementos, pero no se ha presentado todavía el detalle, el análisis económico, el análisis de las reformas y las inversiones de cada uno de los componentes a la Comisión Europea y, por tanto, la Comisión no dispone de esa información detallada para poder incorporarla en sus previsiones de otoño”.
“Las previsiones de Bruselas para España nacen obsoletas porque no tienen en cuenta los datos de PIB y EPA del tercer trimestre publicados por el INE la semana del 26 de octubre”, explica el jefe de información económica del Gobierno, Daniel Fuentes: “Con un crecimiento trimestral del PIB del -5,2% en el primer trimestre de 2020, -17,8% en el segundo 2020 y +16,7% en el tercero, sería necesaria una caída del -6,6% en el cuarto trimestre de 2020 para obtener el -12,4% anual esperado por la Comisión Europea para España este año. Pero, además, dado que el PIB de octubre no ha sido negativo (la creación de empleo desestacionalizada ha sido de +0,24% en el mes), para tener un -6,6% en el cuarto trimestre de 2020 sería necesario que el PIB de diciembre fuese -13% inferior aproximadamente al de octubre, y esto asumiendo como hipótesis de trabajo que el PIB ha crecido 0% en octubre (hipótesis severa); y que la contracción de noviembre y diciembre fuese lineal (la misma contracción acumulativa en ambos meses). Esta débil previsión de crecimiento para el cuatro trimestre de 2020 sesga matemáticamente las previsiones de 2021 para España, que nacen por lo tanto igualmente obsoletas. ¿Que las previsiones de la Comisión Europea para España pueden estar en lo cierto? Pueden, por supuesto. Pero ahora mismo están fuera de consenso. El valor de una previsión no reside en el acierto per se, sino en su consistencia y valor explicativo: en los porqués. Y lo más importante: en un entorno como el actual las previsiones están sujetas a mucha incertidumbre y a monitorización constante. Deben tomarse todas con mucha cautela”.
“La fecha de corte de la previsión es el 22 de octubre”, explican fuentes comunitarias, “por lo que no pudimos tener en cuenta los datos preliminares del PIB del tercer trimestre publicados el 30 de octubre, que efectivamente para España, pero también para otros países, muestran un repunte mayor que lo que tenemos en nuestro pronóstico”.
En Bruselas consideran ese dato (crecimiento del 16,7% en el tercer trimestre) “una sorpresa positiva por la que todos deberíamos estar felices”.
“Pero es una sorpresa positiva que refleja circunstancias sin precedentes”, afirman las fuentes comunitarias: “El rebote que tenemos en nuestro pronóstico ya es un rebote que nunca antes habíamos visto. Y el gran repunte refleja la profunda contracción que se produjo en España y en otros países. El PIB del tercer trimestre fue más fuerte de lo que esperábamos”.
Según fuentes comunitarias, “las restricciones ante la pandemia se han vuelto más estrictas desde la fecha de corte, y las expectativas para el cuarto trimestre y principios del próximo año quizá puedan ser optimistas. No consideramos que la publicación del crecimiento del tercer trimestre sea suficiente para cambiar nuestro pronóstico de crecimiento para 2021 y 2022. Además, ese repunte no contrarrestó completamente el declive de los trimestres anteriores”.
Confinamiento
La Comisión Europea reconoce que “el severo brote de la pandemia en España y las estrictas medidas de confinamiento tomadas como respuesta dieron como resultado una caída sin precedentes del PIB en el primer semestre del año, del 22,1% respecto a finales de 2019. El fin del confinamiento y la relajación de las medidas de contención permitieron que la actividad económica se reanudara durante el segundo trimestre, como lo demuestra el fuerte repunte de los indicadores en mayo y junio. Tras la reapertura de las fronteras a finales del segundo trimestre, los vuelos de las aerolíneas y las llegadas de turistas aumentaron rápidamente en julio, apoyando la actividad económica en el sector del ocio. El resurgimiento de numerosos brotes durante el verano llevó a algunos países europeos a solicitar cuarentenas para los viajeros que regresaban de algunas regiones españolas, y la adopción progresiva por parte de las autoridades españolas de medidas de distanciamiento social. Como resultado, se espera que el repunte de la actividad disminuya durante el último trimestre de este año”.
El Ejecutivo comunitario espera que el PIB se contraiga un 12,4% en 2020 y se expanda un 5,4% en 2021. “Tras la fuerte caída del consumo privado y la inversión en 2020, se espera que el gasto de los consumidores en 2021 se vea respaldado por la demanda reprimida, que la tasa de ahorro de los hogares disminuya tras haber alcanzado su punto máximo en 2020 por el confinamiento”, afirma Bruselas.
“Sin embargo”, continúa la Comisión Europea, “es probable que la incertidumbre con respecto a la evolución de la pandemia y su impacto potencial en el empleo mantenga el ahorro preventivo en 2021 y 2022 por encima de los niveles previos a la crisis, lo que afectará las decisiones de inversión a principios de 2021”.
En este sentido, Bruselas prevé que “las exportaciones se contraerán fuertemente en 2020 , en el contexto de un crecimiento global en declive y un impacto severo de la crisis en el sector turístico. Aunque las importaciones también se contraerán en 2020, se espera que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento sea negativa este año, pero debería volverse positiva en 2021, a medida que los flujos comerciales y el turismo se recuperen”.
Así mismo, la Comisión Europea pronostica que la inflación “se mantenga muy baja en la segunda mitad de 2020, dominada por la caída de los precios de la energía y la apreciación del euro”, mientras que para 2021, se espera que “la inflación aumente al 0,9% y que permanezca en ese nivel en 2022 a medida que la inflación subyacente aumente suavemente”.
Medidas políticas frente al impacto de la crisis
Bruselas reconoce la capacidad de las medidas sociales tomadas por el Gobierno para “amortiguar el impacto de la COVID-19”. En este sentido, explica que los ERTE impulsados por el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz “fueron abundantes al comienzo de la crisis para mitigar la pérdida de puestos de trabajo” y que “se han ampliado varias veces y está previsto que permanezcan en vigor hasta finales de enero de 2021, aunque más centrados en aquellas empresas o sectores más golpeados por las restricciones”. La Comisión Europea explica que también “se tomaron medidas para proteger a los autónomos mediante beneficios por suspensión de actividad, prorrogado hasta enero de 2021”.
“Estos esquemas han hecho mucho para contener la pérdida de empleo”, reconoce Bruselas, “pero no han podido evitarlos por completo”.
Por lo tanto, el Ejecutivo comunitario prevé que la caída del empleo llevará la tasa de paro hasta el 16,7% en 2020, y augura “que aumente aún más en 2021, cuando esté programada la eliminación gradual de los ERTE”. En 2022, Bruselas espera que la creación de empleo reduzca la tasa de paro a alrededor del 17%.
La Comisión Europea, además, reconoce que “la liquidez empresarial se vio reforzada por el programa de garantías públicas para nuevos préstamos bancarios y moratorias de pago, entre otras medidas. La contratación de préstamos de liquidez respaldados por garantías públicas ha sido elevada (alrededor del 80%), lo que ha ayudado a amortiguar la caída de los ingresos de las empresas, mientras que la demanda se fortalece gradualmente”.
“No obstante”, dice Bruselas, “la rentabilidad deteriorada podría conducir a insolvencias empresariales y riesgos para la capacidad productiva y el empleo”.
“Las autoridades españolas han anunciado los principales elementos de un paquete de políticas para 2021 que será financiado por el Fondo de Recuperación y Resiliencia”, explica la Comisión Europea, cuyo impacto no se ha incluido en las previsiones que ha presentado este jueves. “La Comisión no incorpora su impacto positivo potencialmente significativo en el crecimiento económico en 2021 y más allá”, explica: “Según las estimaciones del gobierno, basadas en una absorción completa y rápida y altos multiplicadores, aumentaría el crecimiento del PIB real en aproximadamente 2,5 puntos en 2021”.
Récord de deuda pública
Después de llegar al 2,9% del PIB en 2019, el déficit público ha aumentado sustancialmente en 2020 como resultado de la crisis del COVID-19. “Esto se debe tanto a la contracción de las bases impositivas que afectan a los ingresos como a las medidas políticas para contrarrestar el impacto de la pandemia, que supone alrededor del 1,3% del PIB”, dice Bruselas.
Así, “es probable que estos factores amplíen el déficit a alrededor del 12,2% del PIB en 2020, si bien en 2021 debería reducirse a alrededor del 9,6% del PIB, a medida que la actividad económica repunte y con la mayoría de las medidas implementadas para responder a la crisis de COVID-19 desapareciendo gradualmente junto con la introducción de medidas para aumentar los ingresos”.
El Ejecutivo comunitario calcula, sin tener en cuenta el efecto de unos nuevos presupuestos, “que el déficit se reducirá a 8,6% en 2022”.
“Las garantías públicas equivalentes al 14% del PIB brindan un apoyo crucial, pero también constituyen un riesgo para las perspectivas fiscales”, alerta Bruselas: “Debido al gran déficit público y a la fuerte contracción del PIB, se espera que deuda pública aumente en casi 25 puntos, del 95,5% del PIB en 2019 a alrededor del 120% en 2020, un nivel que es se espera que aumente algo en los años siguientes. Un mayor crecimiento del PIB generado por la implementación del paquete de inversiones y reformas anunciado en el Proyecto de Plan Presupuestario ayudaría a que la relación deuda-PIB evolucione de manera más favorable”.
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