Una tienda al rescate de los artesanos

Conseguir presevar una artesanía auténtica es un reto que choca con las corrientes comerciales propias del siglo XXI. Porque los clientes buscamos muchas veces lo más barato sin reposar un segundo en si es lo mejor. Porque los circuitos de producción, distribución y venta son, en muchas ocasiones, maquinarias implacables. Porque los márgenes de beneficio se van acumulando de arriba a abajo. Una pirámide que soporta la base de artesanos y que, muchas, muchas veces, se colapsa por la propia lógica de la búsqueda de la ganancia. Pero la artesanía no desaparece de, por ejemplo, los famosos mercadillos de las ciudades. El sistema busca una solución: una artesanía industrial.

Cualquier comunidad o comarca que quiera buscarse las vueltas para vivir de su manufactura al tiempo que la mantienen auténtica puede inspirarse en este ejemplo traído del otro lado del Atlántico: la tienda del Museo de Arte Popular mexicano. Desde su fundación en 2006, vienen trabajando para “contruir lazos estrechos y humanos con los artesanos, por medio de la interacción directa y constante, sin intermediarios, y principalmente, pagando el valor justo por cada pieza con el objetivo de enaltecer su extraordinario trabajo”. Remedios y fórmulas para desarrollar la actividad comercial de esos talleres situados fuera de las grandes urbes. Según nos cuentan, su misión se basa en “promover el Arte Popular Mexicano y a sus creadores brindando espacios dignos y sofisticados para comercializar sus piezas”. De esta manera se puede contribuir a mejorar sus vidas y las de sus familias. Motor de cambio social, pues.

Sus artesanos tienen un espacio físico y virtual (aparecen en su página web ellos mismo con muestras de su trabajo). Las nuevas tecnologías de la comunicación vuelven a revelarse plataforma de primer orden para unir y para contribuir a la preservación de lo más ancestral que la industrialización masiva amenazó al hiperdesarrollarse. El catálogo de la tienda del MAP (emprendimiento impulsado por Momentum Project desde BBVA y Esade) cubre, según se puede ver, un espectro para todos los gustos y de todos los colores: cartonería, joyería, bolsos, muebles, máscaras decorativas, calzado, bolsas...y trae sus productos desde el Estado de México, de Michiocán, Puebla, Jalisco, Chiapas, Guerrero...¿Alguna similitud para implantar en España?