Son muchos los nuevos usos que se pueden dar a los neumáticos viejos. Con ellos se hacen desde módulos de construcción hasta nuevas ruedas para vehículos. Pero también campos de fútbol de césped artificial, que permiten reciclar cientos de miles de neumáticos al año.
El granulado de caucho son pequeños trozos de este material, de entre 0,5 y 2,5 milímetros, que se utilizan tanto para mantener erguidas las fibras sintéticas de césped como para dar a los jugadores confort y seguridad sobre el terreno.
Y es que este tipo de granulado es un elemento extremadamente útil para reproducir las cualidades de la hierba natural y, además, su uso es mucho más barato y más ecológico. Tanto es así, que más de un 50% del granulado de caucho en España se destina a la producción de césped artificial, el equivalente a diez millones y medio de neumáticos de turismo, según Signus, la empresa fabricante de este tipo de material.
En un solo campo de fútbol con césped artificial se utilizan 100 toneladas de granulado de caucho, lo que equivale a 22.000 neumáticos de automóvil. Así, el uso de este material contribuye a la economía circular.
El césped artificial empezó a utilizarse en los años 60. Su menor necesidad de mantenimiento y su mayor resistencia hicieron que rápidamente se extendiera por todo el mundo. Y es que el granulado de caucho se utiliza para mantener erguidas las fibras artificiales de césped, aunque también para crear una base elástica capaz de absorber los golpes. Pero, ¿qué beneficios tiene este tipo de hierba artificial?
En primer lugar, organizaciones como la FIFA o la World Rugby exigen que los campos homologados cumplan ciertas características. Las propiedades del caucho, como son la absorción de energía, la elasticidad y la durabilidad, cumplen perfectamente las demandas de estas organizaciones deportivas como la absorción de impactos, la deformación vertical, el bote vertical de balón o la tracción rotacional. Por eso, aproximadamente el 83% de las instalaciones certificadas por la FIFA en 2017 estaban hechas de este material.
Por otro lado, su capacidad de absorber los impactos, hace que los jugadores sufran menos los golpes durante el juego, algo que puede ayudar a prevenir lesiones. Además respeta el máximo permitido de hidrocarburos policíclicos aromáticos y, por lo tanto, cuida la salud de los jugadores.
La sostenibilidad del césped
Pero quizá el punto fuerte para el uso de este tipo de césped es la sostenibilidad. El granulado de caucho permite ahorrar hasta 3.200 metros cúbicos de agua de riego al año por campo, el equivalente a una piscina olímpica. Al contrario que el césped natural, no necesita fertilizantes, por lo tanto, no hay vertido de productos fitosanitarios.
Mientras que un campo de hierba natural aguanta entre seis y diez horas de juego a la semana, un campo de césped artificial relleno con caucho resiste unas 50 horas de juego semanales y su vida útil es de entre 10 y 15 años.
Las alternativas a este tipo de material para relleno de césped artificial no son igual de eficientes. La hierba natural, por ejemplo, no es adecuada para muchos climas y además necesita gran cantidad de agua, pesticidas y otros productos de mantenimiento.
Los campos de césped artificial sin relleno o con relleno de arena, por otro lado, no cumplen los requisitos marcados por las federaciones de los principales deportes. Además, es menos segura para los jugadores a la hora de deslizarse por el terreno. Por último, su precio es más elevado al requerir fibras sintéticas con mayor densidad.