El mieloma múltiple es un tipo de cáncer de la médula ósea producido por una degeneración maligna de las células plasmáticas que forman parte del sistema inmune, el encargado de luchar contra las infecciones. Esta sobreproliferación de las células plasmáticas malignas provoca un descenso del resto de células sanas.
Aunque los datos nos dicen que representa del 1 al 2% del total de cánceres y el 10% de los tumores hematológicos, según los últimos datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), el mieloma múltiple es el segundo cáncer de la sangre más frecuente, con una incidencia de siete por cada 100.000 habitantes y años, que se traduce en más de 6.000 nuevos pacientes cada año. En todo el mundo, se diagnostican cada año casi 160.000 nuevos casos de mieloma múltiple, según datos de la International Myeloma Foundation.
Qué es el mieloma múltiple, a quién afecta y cómo
El mieloma es un cáncer hematológico que se origina por un tipo de glóbulo blanco denominado célula plasmática y que tiene lugar en la médula ósea. En palabras de la Doctora Carolina Miranda Castillo, jefa del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, “todos tenemos células plasmáticas que ayudan a combatir infecciones con la fabricación de anticuerpos, pero en los pacientes con mieloma, dichas células producen anticuerpos anómalos, causando alteraciones en la sangre, en el riñón, en la médula ósea y en el hueso”.
Aunque cada caso es único, el mieloma múltiple suele afectar a diferentes lugares del cuerpo donde la médula ósea es activa, como dentro de la espina dorsal, del cráneo, pelvis o costillas, así como los huesos de los hombros y caderas. No afecta, en cambio, a zonas más alejadas, como manos, pies, zonas bajas de brazos y piernas.
A medida que las células del mieloma se van multiplicando en la médula ósea, también van desplazando las células normales y va quedando menos espacio para los glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Esto puede causar cansancio debido a la anemia, infecciones frecuentes o recurrentes o daños del riñón, según la Asociación de pacientes de Linfoma, Mieloma, Leucemia y Síndromes Mieloproliferativos (AEAL). También se activan otras células que pueden dañar los huesos, lo que se traduce en dolor óseo, fracturas de los huesos e hipercalcemia.
Este tipo de cáncer afecta sobre todo a personas a partir de los 65 años, especialmente a hombres, y es más probable que aparezca tras un diagnóstico de “gammapatía monoclonal de significado incierto, además de otros factores de riesgo como la exposición a tóxicos y la obesidad”, aclara la doctora Miranda, responsable también del Taller de Mieloma Múltiple dirigido a familiares y cuidadores, celebrado recientemente.
Mieloma múltiple y la importancia del diagnóstico temprano
A menudo el mieloma múltiple suele diagnosticarse un poco más tarde que otros tipos de cáncer. Entre las principales causas de que esto sea así encontramos, según una investigación publicada en British Journal of General Practice, el hecho de que los pacientes suelen presentar una variedad de síntomas inespecíficos —dolor de espalda, de huesos o fatiga— que retrasan el diagnóstico. Esta demora puede traducirse en una alta carga de enfermedad y mayor daño a los órganos afectados.
Por tanto, cuanto antes se diagnostique el mieloma múltiple, mejor, ya que esto ayudará a reducir la cantidad de posibles complicaciones como fracturas patológicas, lesión renal e infecciones graves que pueden afectar la calidad de vida a largo plazo, la tolerancia al tratamiento, la tasa de respuesta y de supervivencia. “La detección suele empezar con alteraciones en las analíticas rutinarias, como anemia, alteración de la función renal, las proteínas o el calcio”, explica la jefa del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, si bien “también pueden realizarse estudios más concretos a pacientes con síntomas como cansancio o dolor óseo. La confirmación del diagnóstico, sin embargo, la darán analísticas concretas de sangre, orina, pruebas de imagen y estudio de médula ósea”, aclara la especialista.
Objetivo del tratamiento: curar a los pacientes
Uno de los objetivos del tratamiento es, por el momento, lograr respuestas duraderas. Porque, aunque se trata de una enfermedad que aún no tiene cura, “puede controlarse con tratamientos dirigidos a dianas terapéuticas concretas que mejoran los resultados clínicos y disminuyen los efectos secundarios”, explica la doctora Miranda. El objetivo es ganar calidad de vida a los años ganados contra este cáncer.
La clave del tratamiento es aliviar los síntomas y reducir la cantidad de células de mieloma del cuerpo de la forma más rápida y segura. Aunque depende de las particularidades de cada persona, su evolución y cómo le afecta, a los más tradicionales como varios tipos de quimioterapia, esteroides o trasplante de células madre, se han ido sumando nuevos como teclistamab o isatuximab, así como tratamientos de apoyo con fármacos que se usan para combatir la destrucción del tejido óseo.
“Además de los avances médicos, y gracias al hecho de que el pronóstico de mieloma múltiple ha mejorado de forma notable en los últimos años, es fundamental cumplir con una correcta alimentación y la realización de actividad física como apoyo para optimizar la calidad de vida, siempre bajo control médico”, asegura la Dra. Miranda. De acuerdo con una investigación publicada en Nature, la actividad física y la alimentación pueden ayudar a que las personas con mieloma mejoren su salud física y psicológica y su calidad de vida.
No obstante, insiste la Dra. Miranda, se sigue avanzando e investigando para mejorar la vida y el pronóstico de estos pacientes. “El mieloma múltiple es una enfermedad en la que se trabaja día a día para encontrar nuevos fármacos con mecanismos de acción novedosos”, recuerda la especialista del hospital mostoleño. Este centro, además, participa actualmente en varios ensayos clínicos nacionales e internacionales en los que se utilizan tratamientos novedosos y, que en muchos casos, aún no están disponibles en la práctica clínica habitual.