Cumplir años es algo que en el universo masculino puede ser sinónimo de experiencia, patrimonio, sabiduría y sienes plateadas; mientras que para las mujeres, las connotaciones asociadas a la edad son siempre menos halagüeñas: menopausia, imposibilidad de tener hijos, flacidez, arrugas y canas que hay que tapar a toda costa.
Hace años asistimos a la aparición del término MILF (mother I like to fuck, en inglés), que a pesar de su carácter peyorativo, aún con su trasfondo de fantasía sexual masculina y de subgénero dentro del porno, encerraba también una cierta conquista: hacer saber al mundo que las maduras empezaban a poder ser igual de atractivas que ellos a esa misma edad.
Algunas, sin embargo, como la escritora y periodista Bibi Lynch, pensaron que podíamos dar un paso más, que aunque pequeño puede ser grande para la humanidad, e inventar unas nuevas siglas para designar a las féminas que tienen ya unos años y que siguen siendo maravillosas. Así nació el término WHIPs (Women who are hot, intelligent and in their prime). Es decir mujeres pasionales (o, si se prefiere, ardientes), inteligentes y que están en su mejor momento.
Hace años coincidí con un maquillador profesional que me confesó que lo que él prefería era maquillar a mujeres maduras. “Es cierto que con las chicas de 20 y 30 años tienes el éxito asegurado, con pieles luminosas y ojos llenos de vida”, decía, “pero las caras se construyen con una existencia, con experiencias y los rostros jóvenes, aunque perfectos, no cuentan demasiadas historias. Hay un breve momento en la vida de una mujer que combina la fuerza de la juventud con el atractivo de poseer ya un cierto pasado, que puede ocurrir entre los 40 y los 70. Esas mujeres son las que me gusta maquillar porque se asemejan a esas rosas que abren al máximo sus pétalos y muestran toda su exuberancia justo antes de marchitarse”.
Cuáles son las características de las WHIPs
Si la juventud parece haberse alargado para todos, el sexo femenino es el que más se ha beneficiado con este cambio. Tan solo hace falta retroceder a la época de nuestras madres para rememorar a la típica cincuentona embutida en una faja playtex, que iba todos los viernes a la peluquería, preparada ya para enterrar definitivamente su cada vez más esporádica vida sexual.
Hoy una mujer en sus 50 puede hacerse su primer tatuaje; descubrir, por fin, el buen sexo o una nueva orientación sexual, puede haber sido despedida de su trabajo, al que dedicó gran parte de su vida, y proyectar lanzarse a la piscina de su verdadera vocación. O puede salir en la portada de Sports Ilustrated con un biquini dorado y una melena canosa, como hizo hace algunos años la modelo Nicole Griffin, de 56 y, además, no para anunciar dentaduras postizas.
Hasta hace poco, el fin de la edad fértil se traducía en el adiós a la mejor parte de la vida de una mujer, pero las WHIPS empiezan a verlo de otra manera. Como el principio de otra etapa, más centrada en sí mismas y menos en lo que la sociedad, el marido o los hijos esperan de ellas. La madurez es una etapa bisagra, en la que ya no es joven pero tampoco mayor; en la que, a poco que una se haya cuidado algo, aparentará menos edad que la que, machaconamente, le recuerda su carnet de identidad y seguirá teniendo energía y vitalidad para realizar sus proyectos.
Una icónica fórmula preventiva
La esperanza de vida de la mujer es ligeramente superior a la del hombre. Ella se cuida más, se alimenta mejor y tiene menos hábitos tóxicos. La gran revolución del siglo XX en cuidados antiaging, como la nutrición celular, el ejercicio o una alimentación adecuada, ayudan enormemente a ganarle juventud a los años.
Y si la medicina preventiva y regenerativa retrasa la cuesta abajo, la ciencia cosmética consigue fórmulas cada vez más depuradas y precisas, como Double Serum de Clarins, un completo e intensivo tratamiento antiedad con poderosos extractos de plantas que estimulan a las células para que reactiven sus funciones vitales. Uno de sus ingredientes estrella es la cúrcuma, de la que cada día se descubre una nueva propiedad beneficiosa.
Las WHIPs engloban muchas de las características que son necesarias en un líder. Cuentan con mucha experiencia, han ganado en autoestima, en inteligencia emocional, los años le han enseñado a separar lo accesorio de lo esencial, tienen más claro lo que quieren y son más prácticas, porque saben que disponen de menos tiempo y necesitan aprovecharlo al máximo. Además, muchas de ellas han aprendido a amar sus cuerpos y saben que la belleza adopta tantas formas, que vivir esclavizada bajo los dictámenes estéticos del momento no sería sino una manera de amordazar la belleza natural que vive en cada una de ellas.
Hay muchos ejemplos de mujeres atractivas, inteligentes, preparadas y que viven su mejor momento después de los 50: Monica Bellucci, Sharon Stone, Demi Moore, Helen Mirror, Victoria Beckham, Jane Fonda, Elsa Pataki o Julianne Moore. Todas mujeres WHIPs, que parecen demostrar en sus propias carnes lo que dijo Picasso, “lleva mucho tiempo llegar a ser joven”.