El camalote, la planta invasora más peligrosa en Extremadura, coloniza más de 150 kilómetros del Guadiana
El río Guadiana ha desaparecido en algunos de sus tramos en Mérida. Un tupido manto verde ha desdibujado las aguas por completo. La imagen parece asemejarse a una boscosa dehesa.
Pero no. Se trata del camalote, que ha colonizado el Guadiana y se ha convertido en la planta invasora más dañina a la que hace frente Extremadura. Este verano la plaga procedente del Amazonas se desbordó. Tras una década instalada en el cauce ha rebrotado con fuerza, produciendo daños ambientales y económicos. Ha colonizado en torno a 157 kilómetros del cauce del río, al menos entre Villanueva de la Serena y Badajoz, justo en la frontera con Portugal, denuncia el colectivo SOS Guadiana.
Las barreras que controlan el paso del jacinto de agua –que flota y se mueve— se han roto en al menos dos tramos del río tras las lluvias de este fin de semana, según informa la Confederación Hidrográfica del Guadiana a este diario. Así se han liberado decenas toneladas de camalote en la ciudad de Mérida y junto a la presa de Montijo.
Imagen parecida aguas arriba en Medellín. Las fuertes lluvias también han afectado a las barreras y el camalote se ha colado en la playa fluvial del río, un atractivo turístico tomado ahora por la invasora. El temor de los vecinos se centra en la desembocadura del río Ortiga, completamente taponado por el camalote. No descartan que produzca incluso inundaciones si las lluvias persisteen.
Son muchos quienes coinciden en que la situación es muy similar a la que se vivió en el Guadiana en 2005, cuando brotó con la misma fuerza. Sin embargo hay detalles muy significativos: en los últimos 10 años se ha destinado para la eliminación de camalote una inversión de 24 millones de euros, y aproximadamente 500.000 euros para los años 2014-2016 en proyectos INVASEP (otras especies invasoras vegetales y animales), según las estimaciones de la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
La pregunta que se hace la Plataforma ‘SOS Guadiana’ es cómo es posible que después de tanta inversión pública y esfuerzo la situación sea la misma que hace una década. El colectivo no duda de que se debe a una clara negligencia por parte de la administración.
Javier Romero, de esta plataforma, incide en que no basta con las labores de retirada mecánica del camalote en los meses de calor de la mano de cuadrillas de trabajadores. “Es entre los meses de enero y mazo cuando salen los primeros brotes, y es cuando las medidas preventivas pueden evitar la situación que vivimos en la actualidad”, lamenta.
Este colectivo va más allá: “La confederación no se puede quedar de brazos cruzados diciendo que no hay fondos. Pidan medidas de cooperación entre administraciones, reclamen a todos los actores posibles a que actúen si a ustedes se les ha escapado el problema de las manos”.
Audiencia en Bruselas
Tras mantener conversaciones con los grupos de la Asamblea de Extremadura, y con el presidente de la Junta Guillermo Fernández Vara, SOS Guadiana tendrá la oportunidad de exponer sus planteamientos en la lucha contra el camalote el próximo mes de noviembre en Bruselas, en la Comisión Europea.
Inciden en que este problema alcanza niveles de “catástrofe medioambiental” y supone un eventual y preocupante riesgo desde el punto de vista socioeconómico. Un problema que afecta además a un río internacional.
“Ha venido para quedarse”
Antonio Gentil, de la asociación conservacionista Adenex, señala que es una planta tremendamente peligrosa, la invasora más peligrosa para Extremadura, porque cambia la luminosidad, afecta a las algas del río, a los insectos, los peces… afecta a toda la cadena trófica. Además tapona los sistemas de riego y cuando suben las temperaturas se reproduce de manera imparable.
Advierte que el tema del camalote es complejo e irresoluble. Erradicarla es prácticamente imposible, porque cualquier esqueje, o sus semillas, hacen reflotar cada año al camalote. Ha encontrado además en el Guadiana su ‘caldo de cultivo’, con la presencia de altas temperaturas en verano, aguas turbias y contaminadas por la presencia de químicos y otras sustancias de la agricultura. Insiste en que los trabajos de la confederación, aunque siempre pueden ser mayores, han sido insistentes.
Una refelexión más profunda
Una de las reflexiones sobre las que invita a pensar SOS Guadiana es por qué motivo el camalote se ha instalado con tanta fuerza en el Guadiana, y sin embargo, y pese a haber constancia de haberla visto en espacios de Navalmoral de la Mata años atrás nunca llegó a eclosionar allí. Tampoco se ha expandido por el Tajo, pese a ser una cuenca hermana al Guadiana.
“El camalote, al fin y al cabo, es un indicativo de cómo están nuestras agua. Algo hay, cuando una planta de estas características crece así”. Invitan así a pensar qué clase de metales y químicos alimentan con tanta fuerza a una planta que ha encontrado, de repente, un ecosistema tan parecido al Amazonas como para eclosinar sin control.