¿Es peligroso no cambiarnos cada día la ropa interior?
Hacer la colada es algo rutinario y cotidiano. Es posible que en la mayoría de los hogares se ponga una lavadora casi a diario. Pero, ¿con qué frecuencia lavamos las distintas prendas de ropa? ¿Y la interior? ¿Es la adecuada? Aunque parecería obvio que unos hábitos de higiene adecuados deberían hacernos lavar y cambiar la ropa interior cada día, no todo el mundo lo hace.
Varias encuestas confirman una diferencia entre hombres y mujeres a la hora de cambiarse de ropa interior. Según la mayoría de estos indicadores, algunos hombres no prestan mucha atención a su ropa interior. Los datos de distintas encuestas son parecidos: en una, uno de cada cinco hombres no cambia de ropa interior cada día; en otra británica, los hombres suelen cambiársela cada dos o tres días.
Otra encuesta realizada por una marca de ropa interior estadounidense llegaba a revelar que el 13% de las personas encuestadas habían usado su ropa interior durante una semana entera sin cambiarla. No cambiarse la ropa cada día, ¿puede suponer un problema? ¿Hasta qué extremos es mejor no hacerlo? La respuesta es que depende: de la persona, de su nivel de actividad, la propensión al sudor y la higiene íntima que mantenga. Todos estos factores son decisivos.
Ropa interior sucia
La ropa interior está en contacto directo con nuestra piel y, sobre todo, con ciertas partes íntimas del cuerpo. Por tanto, absorbe bacterias que, aunque la mayoría no son dañinas, algunas sí pueden llegar a serlo con el tiempo. La humedad y un ambiente cálido favorecen la formación y multiplicación de bacterias.
Al aferrarnos a prendas como calzoncillos o braguitas durante más de dos días, estamos permitiendo que se acumulen desde E. coli hasta el hongo Candida albicans, responsable de la candidiasis genital. Esto podría conducir a la aparición de infecciones del tracto urinario, erupciones cutáneas e incluso alergias.
Aunque, como norma general, estas bacterias no nos harán daño porque son nuestras, sí es posible que una inadecuada higiene y la no eliminación de estos microorganismos comporte algunos inconvenientes, como que las prendas huelan mal tras usarlas un tiempo seguido.
¿Es arriesgado? No, no lo es. Para Philip M. Tierno, autor de The Secret Life of Germs, esta cantidad de bacterias, lo que se conoce como la flora natural de cada persona, es totalmente normal y ayuda a combatir las bacterias externas potencialmente dañinas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que cualquier prenda que esté en contacto con el área de la ingle debería lavarse después de cada uso.
Porque en esta zona hay una mayor concentración de bacterias y un ambiente mucho más acogedor para estos microorganismos, gracias a las condiciones cálidas y húmedas. Además, se produce más fricción cuando nos movemos, lo que aumentaría el riesgo de que se depositen patógenos en la piel. El principal problema está en si durante estos días hemos realizado algún tipo de actividad física, hemos sudado más de lo normal o si nos hemos excedido con los días.
Cuando la temperatura del cuerpo empieza a aumentar después de hacer ejercicio, las glándulas sudoríparas liberan sudor sobre la piel para que pueda evaporarse y enfriarse. Pero primero, el sudor se mezcla con las bacterias que viven naturalmente en la piel y, debido a que estas bacterias se alimentan de la humedad (entre otras cosas), esto hace que se multipliquen.
En estos casos sí pueden desarrollarse abundantes microorganismos y puede llegar a producirse un olor desagradable. Lo correcto y más higiénico sería, por tanto, lavar la ropa entre cada uso, sobre todo la de deporte. Los sujetadores, en cambio, no es necesario lavarlos cada día. Se trata de prendas más delicadas que con dos o tres veces por semana es suficiente.
¿Qué ocurre con los calcetines? Con esta prenda pasa algo similar que con los calzoncillos y las bragas porque usarlos durante días seguidos puede provocar problemas como el desarrollo del pie de atleta, que puede extenderse a otras partes del cuerpo.
Cada cuánto renovar la ropa interior
Otro detalle de las encuestas: en el 46% de las personas la ropa interior les dura un año o más, mientras que un 38% admite que no recuerda cuál fue la última vez que se compró ropa interior nueva. Solemos comprar prendas nuevas cuando las que tenemos están muy desgastadas.
Pero renovar el cajón de la ropa interior también es importante porque, con el paso del tiempo, pueden quedarse microbios en la ropa que no se eliminan (el lavado de la ropa, si no se hace bien, no elimina todas las bacterias).
Cómo lavar la ropa interior
Por tanto, tan importante es cambiarse la ropa interior cada día como lavarla bien. Una investigación realizada por expertos de la Universidad de Arizona sobre los gérmenes de las lavadoras responsabiliza a la ropa interior, a la que califican de “la principal culpable debido a la presencia de materia fecal y los distintos tipos de bacterias que puede transportar”.
Según el estudio, una lavadora de ropa interior puede contener una importante cantidad de E.coli en el agua de lavado que puede transmitir a la próxima carga de ropa. Y es que la materia fecal puede llegar a transportar varios gérmenes distintos, incluidos el virus de la hepatitis A, norovirus, rotavirus, Salmonella y E.coli.
Para evitarlo, prendas como calcetines, braguitas o calzoncillos deberían lavarse a una temperatura de unos 60ºC, que es la que permite eliminar posibles hongos y bacterias que a temperaturas frías o inferiores no desaparecen.
Para otras prendas más delicadas, como lencería, que no aguantan bien temperaturas tan altas, puede usarse un desinfectante para ropa de lavado y detergente líquido. Es importante no mezclar este tipo de ropa con otras prendas como trapos de cocina.
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