Juez y parte en la Junta Electoral Central

Desde Ciudadanos aseguran que todo es perfectamente normal. Que la exclusiva desvelada este jueves por eldiario.es –que este partido pagaba un sueldo como asesor a un vocal de la Junta Electoral Central, Andrés Betancor–, es “una cortina de humo del independentismo”, una “fake news”. No niegan la información porque saben mejor que nadie que es verdad: Betancor cobraba y cobra de Ciudadanos, donde trabaja desde hace años como asesor. Pero intentan presentar esta flagrante irregularidad como algo sin importancia. “Si hubiera una relación con el señor Betancor, eso no sería ilegal”, dice la portavoz de Ciudadanos, Lorena Roldán. Es falso. Y es de una extrema gravedad.

Cobrar del mismo partido sobre el que tienes que arbitrar no solo es “éticamente reprobable”, como bien dicen desde su propia universidad. Puede ir mucho más allá. Como catedrático en Derecho Administrativo, Andrés Betancor debería conocer la ley que regula el Régimen Jurídico del Sector Público. El artículo 23 explica con claridad las razones por las que este vocal de la Junta Electoral Central (JEC) a sueldo de Ciudadanos debería haberse abstenido en todas y cada una de las cuestiones que afectaban al partido que le paga. Según la ley, es motivo de abstención “tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada directamente en el asunto”. Algo que, de forma flagrante, en varias ocasiones, este vocal a sueldo se saltó.

Betancor no se abstuvo en todas las cuestiones que afectaban a Ciudadanos durante los casi dos años que estuvo allí. No se inhibió en ninguno de los recursos que su partido presentó ante la Junta Electoral Central –unas denuncias que, según algunas fuentes, él mismo redactaba–. Incluso presentó un voto particular para respaldar a la hoy líder en funciones de su partido: a Inés Arrimadas, por la censura de la JEC a una entrevista publicada en la jornada de reflexión de las últimas elecciones catalanas.

Tanto Betancor como su patrón, Ciudadanos, ocultaron que este vocal supuestamente “independiente y de reconocido prestigio” cobraba cada mes del partido. Cuando presentaron su candidatura para la Junta Electoral Central, escondieron al Parlamento esta relación económica. Betancor también omitió en su currículum este trabajo –tenía hasta despacho propio en la zona de Ciudadanos del Congreso–, e incluso lo intentó tapar cuando desde eldiario.es le contactamos para contrastar la información. “Ni confirmo nada ni desmiento nada”, nos contestó. Quiso esconder que estaba a sueldo del partido porque sabía, él mejor que nadie, la gravedad de su actuación.

Esta misma semana, Ciudadanos ha presentado ante el Congreso una propuesta para “despolitizar los órganos judiciales”. Uno de ellos es la Junta Electoral Central, el máximo responsable de velar por la limpieza de las elecciones; una institución administrativa de enorme poder, que en los últimos meses se ha convertido en otro de los arietes de la derecha en la guerra judicial abierta contra el independentismo y contra el Gobierno de coalición.

Fue la Junta Electoral Central, en una impresentable maniobra, quien intentó de forma indisimulada reventar la investidura de Pedro Sánchez, inhabilitando a toda prisa y sin sentencia firme al presidente de la Generalitat, a ver si así saltaba por los aires la abstención de ERC. Fue la JEC quien se escandalizaba por las entrevistas del presidente en funciones desde La Moncloa, mientras veía como algo muy normal que el PP montara campañas opacas en Facebook haciéndose pasar por Íñigo Errejón.

Es la misma Junta Electoral Central que, ante la gravedad de nuestra información, no ha movido ni una ceja. Contrasta mucho su falta de respuesta frente a la actuación de la Universidad, que ya ha abierto una investigación interna.

En la Junta Electoral Central, Betancor no decepcionó una sola vez a quien allí le colocó. Ahora entendemos la razón.