Los gráficos son bastante claros: ni una sola de las encuestas que se publicaron durante la campaña electoral catalanas fue capaz de predecir el mal resultado de CiU. Hubo incluso un sondeo –el de CEO, un CIS de la Generalitat– que pronosticó una mayoría absoluta para Artur Mas que ahora, tras las urnas, casi parece un chiste. ¿Qué sucedió para que las encuestas fallasen tanto? Cinco claves que explican el error.
1. La semana sin encuestas. En España está prohibido publicar encuestas durante los últimos siete días de campaña y parece obvio que esos días CiU perdió bastante fuerza. La encuesta que más se aproximó al resultado final fue, precisamente, la que publicó The Guardian el viernes pasado. No es que los expertos electorales ingleses sean mejores que los españoles: esa encuesta en realidad la pagó El Mundo y la elaboró la empresa española Sigma Dos para sortear así el veto legal a la publicación de sondeos durante la campaña.
2. Los “tracking” también registraron la caída de CiU. La encuesta de Sigma Dos no fue la única que constató el retroceso de Artur Mas. El PP en esta campaña –como hacen también durante otras elecciones para ajustar su estrategia sobre la marcha– encargó un sondeo diario al sociólogo Narciso Michavila donde también se veía venir este desplome. El último tracking del viernes, según los datos de Michavila, ya daban a CiU una caída notable: hasta los 54 escaños.
3. CiU perdió fuelle al final de campaña. Las encuestas son una foto fija y en la película de estas elecciones, la última semana fue fundamental ¿Por qué bajó CiU en la recta final? Hay dos teorías. La primera: que las informaciones de El Mundo sobre el famoso informe policial de dudoso origen y más dudosa credibilidad afectaron al resultado. La segunda: que el globo soberanista se deshincho, a medida que la manifestación de la Diada se fue alejando en el tiempo, a medida que empezaron a aparecer en el debate los riesgos de la independencia y pesó más lo racional frente a lo emocional. Según varios sociólogos, la segunda opción es la más probable: CiU ya aparecía en encuestas previas, incluso entre sus propios votantes, como un partido bajo la sombra de la corrupción sin que eso provocase desgaste alguno.
4. No todo fueron errores. Aunque el resultado de CiU no lo vio venir nadie, las encuestas sí pueden presumir de otros aciertos. No fallaron en que la CUP entraría, en que el PP se mantendría o subiría ligeramente o en que Cs llegaría a triplicar. También acertaron –aunque menos sondeos– en que ERC pasaría al PSC, como así fue.
5. Un Parlament complicado. ParlamentMás allá del problema de la semana sin encuestas, que impidió medir la evolución de CiU durante la campaña, fue otra la principal complicación: hablamos de un parlamento formado por cuatro circunscripciones electorales, con siete fuerzas políticas con escaño y ocho formaciones con posibilidades de entrar. En un panorama así, variaciones pequeñas en porcentaje de voto –que es lo que pronostican las encuestas– suponen grandes cambios en los números globales. De hecho, algunos escaños –como el último que perdió en el recuento el PSC– bailaron por apenas 800 votos.
Los gráficos son bastante claros: ni una sola de las encuestas que se publicaron durante la campaña electoral catalanas fue capaz de predecir el mal resultado de CiU. Hubo incluso un sondeo –el de CEO, un CIS de la Generalitat– que pronosticó una mayoría absoluta para Artur Mas que ahora, tras las urnas, casi parece un chiste. ¿Qué sucedió para que las encuestas fallasen tanto? Cinco claves que explican el error.
1. La semana sin encuestas. En España está prohibido publicar encuestas durante los últimos siete días de campaña y parece obvio que esos días CiU perdió bastante fuerza. La encuesta que más se aproximó al resultado final fue, precisamente, la que publicó The Guardian el viernes pasado. No es que los expertos electorales ingleses sean mejores que los españoles: esa encuesta en realidad la pagó El Mundo y la elaboró la empresa española Sigma Dos para sortear así el veto legal a la publicación de sondeos durante la campaña.