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Rajoy, el presidente de todos los finlandeses

Pregunta: ¿va a pedir España ayuda al mecanismo de rescate que ha ofrecido el BCE? Mariano Rajoy tiene tres respuestas. La que le sale de dentro, la que nos ofreció como primer impulso en su entrevista en TVE de esta semana: «Eeehhhhh». La segunda, la que le dictaron sus asesores: esa ramplona metáfora sobre pedir un crédito al consumo y que terminaba con un vago «aún no lo he decidido». La tercera, la más cercana a la verdad: la que dijo dos días después ante la prensa de Finlandia: «Probablemente tendremos que pedir ayuda».

Que tengamos que traducir desde el finés una de las noticias más trascendentales de toda la historia de España es otro colmo más, que muestra hasta qué punto fracasa la caótica política de comunicación del Gobierno, si es que siquiera tal política existe en la Moncloa. Rajoy no tiene en gran estima el oficio de periodista; menos aún ahora, cuando hasta los medios de la derecha critican muchas de sus decisiones. Ese desprecio por la opinión pública se nota después en todo su Gabinete y en su manera de transmitir los mensajes. Por ejemplo, con esta curiosa afición del Ejecutivo por mejorar el nivel de idiomas de los españoles. No solo el finés: también nos enteramos de los números del penúltimo plan de recortes por una web en inglés del Ministerio de Economía, destinada a los inversores internacionales, y conocimos en alemán gran parte de los detalles del rescate financiero a España gracias a los documentos que debatió el Bundestag (que no el Congreso de los Diputados).

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Pregunta: ¿va a pedir España ayuda al mecanismo de rescate que ha ofrecido el BCE? Mariano Rajoy tiene tres respuestas. La que le sale de dentro, la que nos ofreció como primer impulso en su entrevista en TVE de esta semana: «Eeehhhhh». La segunda, la que le dictaron sus asesores: esa ramplona metáfora sobre pedir un crédito al consumo y que terminaba con un vago «aún no lo he decidido». La tercera, la más cercana a la verdad: la que dijo dos días después ante la prensa de Finlandia: «Probablemente tendremos que pedir ayuda».

Que tengamos que traducir desde el finés una de las noticias más trascendentales de toda la historia de España es otro colmo más, que muestra hasta qué punto fracasa la caótica política de comunicación del Gobierno, si es que siquiera tal política existe en la Moncloa. Rajoy no tiene en gran estima el oficio de periodista; menos aún ahora, cuando hasta los medios de la derecha critican muchas de sus decisiones. Ese desprecio por la opinión pública se nota después en todo su Gabinete y en su manera de transmitir los mensajes. Por ejemplo, con esta curiosa afición del Ejecutivo por mejorar el nivel de idiomas de los españoles. No solo el finés: también nos enteramos de los números del penúltimo plan de recortes por una web en inglés del Ministerio de Economía, destinada a los inversores internacionales, y conocimos en alemán gran parte de los detalles del rescate financiero a España gracias a los documentos que debatió el Bundestag (que no el Congreso de los Diputados).