La Rioja es una pequeña comunidad autónoma cuya fama trasciende mucho más allá de nuestras fronteras gracias a la denominación de origen de sus caldos, una de las más reputadas del mundo. Hablar de La Rioja es hablar de la cultura del vino y de todo lo que se mueve a su alrededor: cultivo de la uva, tradición secular, gastronomía y enoturismo. Por suerte todo ello puede ser combinado con no pocas atractivas rutas en bicicleta.
Y aunque la capital de La Rioja es Logroño, Haro es, sin duda, la capital del vino de Rioja, y pasear por sus calles y sus alrededores expone a nuestra vista y a nuestro olfato a un sinfín de referencias vinícolas, ya que apenas hay lugares en los que no veas una bodega, una vinoteca, un comercio dedicado al vino, o que no huelas el característico olor del vino.
Se cuenta que la llegada de bodegueros franceses a esta comarca para cultivar vides lejos de sus lugares habituales, donde la filoxera estaba haciendo estragos en sus viñedos, fue el detonante para que los habitantes de La Rioja fueran modificando sus hábitos para abandonar la ganadería y centrarse en el cultivo de la vid, casi de manera exclusiva. Sea como sea, el caso es que hoy en día la comarca de Haro vive por y para la elaboración de sus famosos vinos con denominación de origen Rioja, un sello de calidad en todo el mundo.
Por eso hemos elegido como inicio de esta ruta en bicicleta esta localidad, para desde allí pedalear, siempre a la vista de los viñedos, durante unos kilómetros por La Rioja Alta, la comarca más occidental de La Rioja.
Tomando como punto de inicio la Plaza de la Paz, junto al edificio imponente del ayuntamiento, de estilo neoclásico y construido “reinando Carlos III, el año de 1769”, como reza la inscripción de su fachada, saldremos de Haro en dirección a Logroño por la N-126, que se une luego a la N-124 y seguido a la N-232. Esta carretera, con bastante tráfico, pero con buen arcén, nos lleva primero a Briones (km 8), donde destaca en el horizonte la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción a medida que nos vamos acercando. Mientras pedaleamos, también podemos ver al fondo a nuestra izquierda la Sierra de Cantabria y el castillo fortaleza de San Vicente de la Sonsierra. El paisaje no nos va a defraudar en toda la ruta.
Seguimos por la misma carretera y pasamos junto a la parroquia de Santo Domingo de Silos (km 18), en Torremontalbo, algo oculta entre los árboles. Seguimos pedaleando, por terreno más bien llano con algunos repechos, hasta llegar a Cenicero (km 22). Aquí dejaremos la N-232 para girar a la derecha y coger la carretera LR-321, mucho más tranquila y solitaria que la N-232, por lo que podremos gozar aún más del placer de pedalear. Todo el rato entre viñedos, sin solución de continuidad, la carretera asciende sin mucha dificultad unos cinco kilómetros, para bajar luego hacia Huércanos (km 30). Sin perder la LR-321, llegaremos a Nájera (km 33), donde se encuentra el monasterio de Santa María la Real, uno de los tesoros de La Rioja y que tiene casi mil años de historia. No está de más el adentrarnos un poco en la localidad y admirar el monasterio desde la bicicleta.
Después salimos de Nájera por N-120a para coger enseguida la LR-313 en Hormilla (km 39). Una subida, de nuevo por carretera solitaria, de unos cuatro kilómetros no excesivamente duros nos facilita contemplar el paisaje riojano y oler sus viñedos mientras rodamos despacio, sin prisa. Ya estamos terminando lo más difícil de esta ruta. Una bajada y una zona llana nos dejarám en el bonito pueblo de Ollauri (km 54), donde giramos a la derecha para juntarnos en breve con la N-232 y volver a Haro por donde hemos salido.
Ya solo nos queda regresar al punto de partida y comer algo rico acompañado de un buen trago de buen vino en la Plaza de la Paz. Nos lo habremos ganado.
Hasta el año 2017, el Club Ciclista Logroñés sacó adelante 57 ediciones de la Vuelta Ciclista a La Rioja. Desde su inicio hasta la temporada 2009, se disputó en formato de vuelta por etapas, y en su palmarés encontramos a corredores de la talla de Luis Ocaña, Marino Lejarreta, Miguel Indurain y Laurent Jalabert, entre otros grandes. Después pasó a ser una prueba de un día. En 2018, sin embargo, los problemas económicos hicieron que no se celebrara la carrera y ya no se volvió a organizar. Una pena. Otra de las muchas carreras que desaparecieron víctimas de los problemas de presupuesto.
Y estos son algunos consejos que te pueden venir bien para hacer la ruta:
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