(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.
Tontos y vino
El vino y sus alrededores resulta un territorio idóneo para que los tontos se luzcan. No es raro en algunos restaurantes de cierto pelo que a veces no se revela más que en las ínfulas y los precios que el sumiller de la casa, poseedor de un certero ojo clínico para distinguir de un vistazo quién de entre los comensales de una mesa es el más tonto y además va a pagar la factura, oficie ante este toda la parafernalia de descorche y servicio de la botella de vino escogida. Como la geisha que prodiga sutiles atenciones, el sumiller hará creer al futuro pagador que ese ritual en torno al vino le está dedicado en exclusiva por razón de su evidente sapiencia enológica. Entonces el tonto, dependiendo de su grado de pedantería y esnobismo, se sentirá más cosmopolita que nunca y se dirá mentalmente, sin falsas inmodestias, que es todo un 'connaisseur'; como tal lo ha distinguido ese impecable profesional solo con el par de comentarios precisos que ha deslizado con bien fingida campechanía y como tal le trata en consecuencia.
En esos restaurantes de cierto pelo que no es más que un peluquín, un gato de cabello sintético, que son muy de diseño y de una cocina que confunde la creación gastronómica con la amalgama arbitraria, ese sumiller pícaro desde luego no representativo de la generalidad de su gremio, digno hijo de la corte de los milagros y del patio de Monipodio, lo que le habrá colocado al pedante es el vino o el champán que él ha querido, el que conviene sacar de la bodega porque está próximo a la agonía o la combustión espontánea. Después, tras el descorche efectuado con movimientos de prestidigitador, le tenderá al pardillo el corcho en una bandejita de plata para que lo escrute y ratifique el perfecto grado de humedad, esponjamiento y coloración, que constate que no huele más que a corcho e incluso le invitará a que valore la aparición de tartratos, los cristalitos que se han formado en el borde. En ese momento, el 'connaisseur' aprovechará el rollo del corcho para explicar a sus invitados lo que es el vino acorchado y que es un mal que no tiene nada que ver con el corcho. “Se trata en realidad de un pernicioso virus”, dirá a la que esté más buena de la mesa. Y por último, probará el vino tras menear la copa produciendo un pequeño maremoto circular, pondrá los ojos en blanco, tragará, suspirará con ese aire levemente cansado de sufrir con paciencia las responsabilidades de pequeño amo del mundo y soltará un “excelente” o “perfecto”, y antes de que el sumiller se escape para cazar a otro fantoche, apostillará con alguna docta valoración sobre el 'bouquet', las sensaciones en boca si habla de maderas y frutos silvestres habría que estudiar la recuperación de la pena de galeras, el cuerpo y el retrogusto, mientras alguno de los comensales piensa más que en el retrogusto en el retroceso que produciría un fusil de asalto al dispararle a quemarropa al tonto. Qué menos que pague la comida a cambio de tener que aguantarlo.
Sobre este blog
(Bilbao, 1959). Ha sido guionista de radionovelas de humor, cómic (El Víbora, Cimoc...) y numerosas series de televisión (Farmacia de guardia, Turno de oficio...). Ha publicado los libros de relatos, novelas históricas juveniles. Su novela Voracidad fue Premio Euskadi de Literatura 2007. Ha sido traducido al francés, alemán, italiano, ruso, búlgaro, noruego y euskera. Es columnista de opinión en el diario El Correo y otros periódicos de Vocento. Dirige el festival La Risa de Bilbao, Semana Internacional de Literatura y Artes con Humor.