A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
Una ley absurda y que limita la participación
Voy a discrepar con el pensamiento 'buenista' y terriblemente antidemocrático que nos persigue. El Parlamento vasco trabaja en una nueva ley de incompatibilidades. Decir que aborrezco el espíritu y la letra de la nueva norma sé que me va a causar críticas pero voy a explicarme.
El PP en Castilla La Mancha hace que el Parlamento sea un lugar en el que no se cobre. A muchos, que hacen ruido les parece bien, y piden que nadie que se dedique a la tarea de gobernar tenga un sueldo acorde con sus responsabilidades. De un plumazo hacemos que solamente se puedan dedicar a la política los ricos o aquellos que de una manera u otra viven del patrocinio de un tercero. Tantos años de lucha por la igualdad en ser elegido y elegible tirados por la borda.
El PSE-EE aprieta la incompatibilidades hasta llevarlas al absurdo. Pero la coartada es buena y se vende bien. Como hay miembros de Gobierno que X años después de sus funciones públicas han acabado en un Consejo de Administración pues hay que cortar cualquier posibilidad de trabajar en algo que roce la actividad pública. Llevar las incompatibilidades al absurdo convierte la política en un territorio de políticos profesionales o funcionarios.
¿Quién va a abandonar, aunque sea con excedencia una tarea en el sector privado, si luego si vuelve al sector privado no puede trabajar en nada que ha rozado? En los departamentos de contenido económico, donde se lidia con empresas, hay roce seguro. Quede claro que ahora existe un sistema de incompatibilidades razonable y que controla el posible enriquecimiento. Pero eso da igual. Cuatro escándalos deleznables son material suficiente para hacer una regulación restrictiva de la participación.
Será raro que un empresario venda su empresa para entrar en política. Será raro que un profesional al que la propia ley le impida volver a su puesto de trabajo entre en política. La consecuencia es que tendremos políticos profesionales. Eso que por otra parte tanta gente dice denostar. Gentes que en vez de dedicarse a buscar una gestión en beneficio de las personas, la busquen en beneficio de su permanencia en el cargo. Absurdo. Y si encima les pagamos mal pues con claras tendencias a la corrupción.
El segundo grupo que se dedicará a la política será sin duda el de los funcionarios. Consolidan nivel, acumulan antigüedad y no tienen incompatibilidades. El control de la burocracia sobre los sistemas políticos es un fenómeno ampliamente estudiado . Y está estudiado que por encima del bien ciudadano se encargarán siempre defender el del grupo al que pertenecen, sus intereses personales o profesionales. Otro rejón a la participación real y a la defensa de los intereses de los ciudadanos.
Por ser puros y populistas nos cargamos el sistema y renunciamos a que nos gobiernen los más preparados, a que la gente pueda compaginar la actividad privada con la pública, a la representatividad real de una persona un voto y la elegibilidad de todos los ciudadanos. Que peligro el populismo en tiempos de crisis. Ajustemos las cosas, mejorémoslas, pero no no carguemos la democracia.
Sobre este blog
A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.