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Aires de cambio para Ajuria Enea
Ya se que no se pueden hacer extrapolaciones entre diferentes elecciones, pero los resultados que nos han dejado en Euskadi las generales del pasado día 20 dejan la puerta abierta a la esperanza de que se pueda producir también un cambio en la próxima cita electoral, las autonómicas de 2016. La transformación de la relación de fuerzas que estamos viviendo a nivel estatal, debería poder trasladarse a Euskadi, lo que permitiría un cambio en Lehendakaritza que creo que es muy necesario después de tantos años de políticas complacientes con intereses ajenos a la ciudadanía.
Sin duda, la sorpresa de estas elecciones ha sido el resultado que ha cosechado Podemos, que ha restado voto a PSE y a EHBildu, aunque en este último caso más bien habría que decir que lo ha tomado prestado. Posiblemente este fenómeno se haya producido por la defensa del derecho a decidir que ha esgrimido la formación de Pablo Iglesias y la percepción de que algo podría cambiar en Madrid si conseguía una mayoría significativa. No ha sido así y las primeras líneas rojas que los demás partidos han puesto a la formación morada ha sido precisamente en relación a este tema. Está por ver que sucede en las negociaciones por lograr un pacto de gobernabilidad en la villa y corte y que consecuencias tiene una vez que se ponga en marcha la legislatura.
La autonómicas se presentan muy interesantes a la vista de cómo está cambiando el panorama político vasco y español tras las municipales y las generales. Nos pueden traer nuevos aires a Ajuria Enea, aires de cambio, ese cambio que tanto necesitamos también en Euskadi. El éxito que han cosechado las confluencias allí donde se han presentado, tanto a las municipales como a las generales, demuestra que ese es el camino a seguir por una izquierda que debe responder a las expectativas que pone en ella la ciudadanía. La unión o comunión de intereses de las fuerzas progresistas que hasta ahora no habían sido capaces más que de coincidir en algunas votaciones se demuestra como la fórmula para romper las ataduras que la ley electoral impone a los partidos “pequeños”.
Se abre ahora el tiempo para tender puentes, para configurar una alternativa que saque a Iñigo Urkullu de Ajuria Enea y que propicie un gobierno diferente, que sea capaz de plasmar ideas en realidades como hasta ahora no se ha podido hacer en lo que va de siglo. Es hora de tener altura de miras y suavizar las líneas rojas, que siempre existen, para aspirar a un cambio real en las políticas de Lakua. Sería la oportunidad de llevar a cabo políticas basadas en la justicia social, en la ecología o el feminismo. De ponérselo difícil a quienes apuestan por el fracking o por Garoña. De parar los desahucios, de luchar contra la pobreza y la desigualdad. De hacer lo que nos pide la mayoría de la ciudadanía, harta ya de corrupción y de engaños.
Que se puedan aprobar medidas como estas depende de la voluntad de partidos como Sortu, Aralar, Alternatiba, Eusko Alkartasuna, Podemos, Equo o Ezker Anitza sean capaces de superar miedos y rencores, prejuicios y líneas rojas, para apostar por una Euskadi diferente. Es posible que los pelos que haya que dejar en la gatera sean muchos, pero creo que el objetivo vale la pena. Al menos desde Equo se ha estado trabajando desde antes de las municipales para propiciar opciones de confluencia allá donde sea posible, para ser ese “pegamento verde” que aúne objetivos y lime asperezas entre todas las fuerzas políticas de carácter progresista. Sabemos que es complicado, que hay temas que nos dividen, pero son mayoría las cuestiones que podemos afrontar juntos para lograr ese giro que la sociedad nos exige.
Al final de lo que estamos hablando es de colaboración, algo que es lo que define lo que se ha dado en llamar “nueva política”, en contraposición a las prácticas políticas que hemos visto hasta hoy en día y que nos han traído hasta aquí, hasta esta sociedad fragmentada y desigual a causa de las crisis económica, medioambiental y social. El camino para que esa nueva política llegue a conseguir una mayoría suficiente también en Euskadi está claro, solamente queda saber si somos capaces de aunar esfuerzos para conseguirlo.
Ya se que no se pueden hacer extrapolaciones entre diferentes elecciones, pero los resultados que nos han dejado en Euskadi las generales del pasado día 20 dejan la puerta abierta a la esperanza de que se pueda producir también un cambio en la próxima cita electoral, las autonómicas de 2016. La transformación de la relación de fuerzas que estamos viviendo a nivel estatal, debería poder trasladarse a Euskadi, lo que permitiría un cambio en Lehendakaritza que creo que es muy necesario después de tantos años de políticas complacientes con intereses ajenos a la ciudadanía.
Sin duda, la sorpresa de estas elecciones ha sido el resultado que ha cosechado Podemos, que ha restado voto a PSE y a EHBildu, aunque en este último caso más bien habría que decir que lo ha tomado prestado. Posiblemente este fenómeno se haya producido por la defensa del derecho a decidir que ha esgrimido la formación de Pablo Iglesias y la percepción de que algo podría cambiar en Madrid si conseguía una mayoría significativa. No ha sido así y las primeras líneas rojas que los demás partidos han puesto a la formación morada ha sido precisamente en relación a este tema. Está por ver que sucede en las negociaciones por lograr un pacto de gobernabilidad en la villa y corte y que consecuencias tiene una vez que se ponga en marcha la legislatura.