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Tan cerca y tan lejos de derogar la reforma laboral

Durante estos meses, hemos visto cómo -en paralelo a la pandemia- se lidian otras batallas de carácter político. Torneos por visibilizar liderazgos. Tengo serias dudas de que tengan como objetivo algún tipo de rédito para la ciudadanía…

Es de sobra conocida y habitualmente alabada la capacidad del PNV de ser influyente en Madrid mientras defiende el autogobierno en Euskadi. Una forma de hacer política que ha conseguido hacer escuela y que, en tiempos de precampaña, está suponiendo un modelo para que otros se embarquen en acuerdos intentando hacerle un sorpasso comunicativo a quienes de forma habitual instalan la agenda comunicativa en Euskadi.

El miércoles, Sánchez necesitaba de nuevo asegurarse una serie de apoyos para lograr la quinta prórroga del estado de alarma. Para conseguir de nuevo los votos de Ciudadanos, quien parece haberse convertido en su nuevo socio “preferente” ahora que ERC se ha autodescartado definitivamente, había recortado a quince días la prórroga y quién sabe si algo más que aún no conozcamos.

Sin embargo, este segundo apoyo de Ciudadanos incomoda a Pablo Iglesias, que ve que el 'affaire' entre Arrimadas y Sánchez adquiere cada vez más cuerpo llegándose incluso a mencionar estos días pasados un supuesto preacuerdo presupuestario. Algo que, por otro lado, se ha silenciado inmediatamente para reorientar de nuevo la atención en la pandemia y no incomodar a otros posibles socios o a los propios miembros de los partidos que sustentan al Gobierno.

Así que, este miércoles, a la par que se intentaban negociar acuerdos que supusieran contraprestaciones en forma de votos a favor o abstenciones, Pablo Iglesias vio la oportunidad de enderezar su Gobierno de coalición y hacerlo girar a la izquierda. A los socialistas el acuerdo para derogar la reforma laboral les suponía asegurarse el estado de alarma y a EH Bildu dar un volantazo en sus formas de hacer política, algo que le ha supuesto incluso ser 'trending topic' por unas horas en el precalentamiento de la campaña para las elecciones del 12J.

La derogación de la reforma laboral está dentro del acuerdo de Gobierno entre Unidas Podemos y PSOE. Llevarla a cabo supone una intensa negociación con los diferentes agentes sociales en la Mesa de Diálogo Social, algo que la izquierda siempre ha defendido aquí y allí como forma de gobernanza y que, sin embargo, ahora sin quererlo ha hecho volar por los aires.

Que derogar la reforma laboral del Partido Popular tenga el apoyo de EH Bildu supone una buena noticia en sí mismo si no fuera porque no es suficiente y ahora toca convencer o llegar al mismo acuerdo o pacto con otros grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados para conseguir una mayoría que posibilite derogarla mientras se negocia con sindicatos y con una patronal que, sin embargo, ya ha anunciado su descontento con este pacto y ha suspendido el diálogo 'de facto' con el Gobierno.

¿Estamos ahora más lejos de acabar con la reforma laboral de Rajoy? ¿Qué opina Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo, en cuyo cargo recae la responsabilidad de cumplir con esta parte del acuerdo de Gobierno y compromiso con la ciudadanía y tan cuidadosa hasta la fecha en sus formas de hacer política para la gente?

Desde luego este pacto ha dejado a EH Bildu en un lugar preferente en la carrera electoral, al Gobierno de España sumido en un interrogante de si los dos socios de coalición transitan hacia el mismo objetivo y con idénticos aliados y, sobre todo, este acuerdo lo que obliga es a elevar el listón para futuros pactos de cara a una nueva prórroga del estado de alarma.

Durante estos meses, hemos visto cómo -en paralelo a la pandemia- se lidian otras batallas de carácter político. Torneos por visibilizar liderazgos. Tengo serias dudas de que tengan como objetivo algún tipo de rédito para la ciudadanía…

Es de sobra conocida y habitualmente alabada la capacidad del PNV de ser influyente en Madrid mientras defiende el autogobierno en Euskadi. Una forma de hacer política que ha conseguido hacer escuela y que, en tiempos de precampaña, está suponiendo un modelo para que otros se embarquen en acuerdos intentando hacerle un sorpasso comunicativo a quienes de forma habitual instalan la agenda comunicativa en Euskadi.