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Pisa 2015: descalabro educativo vasco
PISA 2015 ha sorprendido no sólo a la Consejera del Gobierno Vasco sino a toda la comunidad educativa , IVEI-ISEI incluído, a los expertos y a la opinión pública en general. El resultado de la evaluación de los 3.612 estudiantes vascos de 15 años , de 119 centros (públicos- privados concertados) ha puesto en evidencia el sistema educativo vasco no universitario. Es toda una lección de humildad para algunos que iban de “sobraos”. Y lo es porque no se lo explican ni los más expertos tan garrafales resultados. ¿Cómo pueden ser tan malos los resultados con la renta per cápita, el PIB, y la inversión por alumno en educación?, ¿Cómo puede ser con el relativo bajo número de repetidores, con el bajo índice de abandono escolar temprano, con el alto número de graduados y titulados superiores, con el ISEC tan elevado de familias y padres…? No se lo explica nadie y menos si se compara el coste de la plaza escolar con otras autonomías.
La conmoción ante el descalabro es de tal magnitud que ya hay quien duda de que si este informe se llega a publicar un mes o quince días antes la Educación habría seguido en manos de Cristina Uriarte. Ahora bien, alguien debería ser cesado si los resultados de este informe, tuvieron un adelanto en “la evaluación de diagnóstico” a la que se sometieron en 2013 los alumnos de segundo de la ESO que se han publicado ahora en 2016 y realizaron la prueba de PISA 2015. Ya hace tres años suspendieron en Ciencias y lectura y obtuvieron un aprobado raspado en Matemáticas. Las medidas adoptadas por Arantxa Aurrekoetxea se limitaron a reforzar el euskera y a una hora más en ciencias. Absolutamente insuficiente, suspenso para la Consejera y su equipo de Innovación Educativa cuya continuidad debería replantearse el lehendakari Urkullu si quiere hacer creíble su voluntad de autocrítica.
Es cierto que Euskadi en Pisa 2015 sigue la tendencia general a la baja de los 72 países evaluados por la OCDE, ya que la media de los países de Pisa 2015 en los tres elementos de evaluación se sitúa en un descenso de -8 en ciencias, -3 en comprensión lectora, y -3 en matemáticas. Eso no es un consuelo.
El descalabro vasco en Ciencia (-23) es de campeonato pues se pasa de 506 puntos en 2012 a 483 en 2015, lo que supone quedar 10 puntos debajo de la media de la OCDE y de España (493) ; en comprensión lectora (-7) se baja de 498 a 491 ( a 2 puntos de la OCDE y a 5 de la media de España) y en Matemáticas descendemos de 505 a 492 (-13) que es la media de la OCDE ; ésta es la única puntuación en la que estamos por encima de la media española (486). La bajada de la media ha mitigado un poco el batacazo especialmente en Matemáticas, pero el descalabro es inapelable.
Es toda una llamada de atención que, estoy convencido, se va a estudiar con todo detalle, empezando por la selección (cada vez más menguante) de la muestra realizada (se ha pasado de 4.739 a 3.612 alumnos de 15 años, repetidores, becarios, lengua materna…), el estudio de los centros que han participado (de 174 a 119; muestra por territorios, modelos, con porcentaje de alumnado extranjero ), la lengua en que han realizado la prueba ( si se ha dado opción a elegir o se ha obligado a realizar la prueba en la lengua materna a pesar de que la lengua escolar de la materia era otra), las condiciones en que se ha realizado, pues otros años algunos centros han podido hacer pruebas similares de preparación o simulacro y este año al ser el primero en que se hacía por ordenador no lo han hecho…No creo que haya sido por tanto el cambio de soporte sino el hecho de no haber podido preparar al alumnado para la prueba esta vez como ha sucedido en otras ocasiones.
Son muchos los factores, incluso, la constatación de un cierto cansancio en algunos centros pues, a las notas y evaluaciones ordinarias de cada curso académico con sus controles, exámenes, evaluaciones etc… se añaden otras como las, ya mencionadas evaluaciones de diagnóstico, (a partir de las cuales se elaboran los planes de mejora de los centros) y otras… con lo que los equipos acaban agobiados por lo que todo ello supone de trabajo extra que se sale de la rutina educativa cotidiana.
Todos estos elementos pueden haber influido, sin lugar a dudas, en la actitud de los responsables de los centros y por tanto del alumnado a la hora de enfrentarse a la prueba. El ISEC de la muestra seleccionada y el contexto de ajuste – no de recorte- en el gasto también puede haber influido aunque de manera, en mi opinión, irrelevante en el caso de Euskadi; en todo caso, no tanto como algunos se han apresurado a afirmar sin aportar dato alguno, sobre todo si se compara el gasto educativo vasco y las condiciones de trabajo y salariales con comunidades como Castilla y León o Navarra con resultados envidiables en Pisa 2015. En definitiva, no se corresponde la inversión con los resultados, a pesar del gasto que supone la cooficialidad, el bilingüismo.
Puestos a hacer de la necesidad virtud, Pisa 2015 debe ser una oportunidad para la reflexión rigurosa compartida de los centros y para no caer en el catastrofismo ni en los balances ventajistas, ni en los tópicos sindicales al uso.
Hasta ahora hemos podido ver a una consejera sorprendida por los resultados y con una voluntad de estudiar lo sucedido y a un Ministro eufórico por los resultados, muy contento porque España por fin está en la media europea en ciencia, a pesar de que ha bajado 3 puntos con respecto a 2012 como lo ha hecho la OCDE (493) y aunque ha subido 8 puntos en comprensión lectora, 496; pero no deja de ser motivo de preocupación que se quede en Matemáticas en 486, a 6 puntos de la media de la OCDE (492).
Uno, ante estas medias de España, se pregunta ¿por qué tanta euforia ministerial? ¿Será que el gobierno se alegra más porque comunidades pequeñas como Castilla y Leon, Rioja, con sistemas mayoritariamente monolingües gobernadas por el PP como Madrid… han sacado los mejores resultados y están a la cabecera del 'ranking' estatal, frente a las comunidades históricas del PSOE como Andalucía, Extremadura, o el propio País Vasco gobernado por el PNV-PSE…?
Hace falta una lectura crítica de la prueba en sí y no caer como dice Elena Martí en ese“ insano fondo competitivo” que alimenta Pisa con su 'ranking' y particular “medallero” por países y por autonomías. En el fondo, debería servirnos para impulsar avances en la didáctica de la ciencia, de las matemáticas y de la comprensión lectora. Con equidad y con vocación de excelencia y sin caer en la falsa idea de que calidad y equidad son incompatibles. Esa debería ser la orientación y no la de la inefable Gomendio.
Monterrat Gomendio la secretaria adjunta de la OCDE, exsecretaria de Estado del PP con Wert, vuelve a la carga con sus evaluaciones externas estandarizadas (reválidas) como la mejor manera de compararnos y así acabar con la brecha educativa entre las comunidades educativas del norte de España y del sur. Que el nivel de renta per cápita y el índice socioeconómico cultural del alumnado influye en los resultados es tan evidente como que un alto índice socioeconómico y cultural no garantiza unos buenos resultados, prueba de ello es el propio País Vasco que, siendo líder en inversión educativa no alcanza la media de la OCDE en dos de las tres competencias evaluadas. Las cosas son más complejas.
La incidencia de la cuestión lingüística en nuestro sistema no es menor. Y aunque es un tema tabú se debe abordar con libertad y sin estigmatizar a quien lo plantee. Porque el euskera tiene otra vertiente además de la competencia lingüística del alumnado, y es la referida al profesorado. El gran esfuerzo de euskaldunización del profesorado, la adquisición del euskera como lengua académica y para la didáctica por parte de un colectivo que en su gran mayoría lo desconocía ha centrado los esfuerzos de reciclaje y perfeccionamiento del profesorado de muchas décadas, relegando el esfuerzo por la didáctica de la ciencia, de la matemática, de la pedagogía… Esa es una realidad incontestable que debe ser objeto de una profunda reflexión y rectificación; estamos ya en otra época.
Una educación de calidad y de excelencia requiere buenos profesores, buenos hablantes; capaces de “seducir” en materias tan áridas como las ciencias o las matemáticas o la filosofía, para lo cual la competencia lingüística debe ser capital. Esta competencia en las dos lenguas, a día de hoy y a pesar del gran progreso realizado, no es una realidad y me atrevo a afirmar que el nivel de uso de la lengua no va a variar sustancialmente por lo que es hora de balance y propósito de enmienda. No debemos plantearnos objetivos imposibles ni compararnos con realidades lingüísticas no equiparables .
Por eso comparar Euskadi con Cataluña o con Galicia, dos comunidades con lengua romance oficial, teniendo una realidad sociolingüística tan diferente es un ejercicio sin fundamento,no procede; porque, a pesar de que los esfuerzos han sido infinitamente mayores en Euskadi, hacerlo nos aboca a la frustración , como ocurre con Pisa o, lo que sería letal, a la conculcación de derechos de los ciudadanos en su libertad lingüística al imponer el uso del euskera a troche y moche.
Los que no conocen el euskera ni lo tienen como primera lengua y muchas familias cuyos hijos se han escolarizado en euskera comprueban que sus hijos se van fuera y el euskera no les sirve; se dan cuenta que todas las horas dedicadas a su estudio y uso, si las hubieran dedicado al alemán, inglés, francés, chino o árabe…sus posibilidades laborales se habrían multiplicado. Esa es la realidad y la nueva situación para muchos jóvenes vascos que tienen que competir con castellano leoneses, madrileños y navarros mejor preparados en ciencias, en comprensión lectora y en matemáticas porque dedican más horas que los nuestros al tener que dedicar 4 horas a lengua castellana y 4 a lengua vasca.
Ha sido frecuente en algunos centros plantearse la introducción del inglés como lengua vehicular junto con el castellano sobre la base de quitar horas al castellano, en ningún caso al euskera, así que de tales vientos estos lodos. Este es e mi opinión uno de los grandes escollos de la educación vasca; sectores del nacionalismo que condicionan el acceso al conocimiento del inglés u otras lenguas a garantizar la no disminución de horas y conocimiento del euskera. Las élites nacionalistas vascas quieren construir la nación con la lengua; entienden que su identidad está en juego por eso la cuestión didáctica, pedagógica, educativa…adquiere otra dimensión cuando nos adentramos en la escuela. La solución plenamente satisfactoria se limitará a la gobernanza, a acordar soluciones de compromiso en función de las mayorías.
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