Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Ilusionismo Lingüístico
Tenía que pasar. El tema lingüístico fue uno de los puntos que peor se cerraron en el acuerdo educativo de abril de 2022. Cuando en un proceso de negociación se prima forzar el acuerdo sobre la claridad, podemos quedar abocados a interpretaciones contrarias al cabo de un tiempo.
Hagamos un poco de memoria. Cuando tras un largo proceso de negociación el acuerdo educativo entre PNV y Bildu estaba muy avanzado, la intervención socialista con la nueva ejecutiva tras su 9º Congreso introdujo in extremis cambios en las cuestiones lingüísticas que se cerraron como Acuerdo de Gobierno y que casi dejaron a Bildu descolgado a última hora. El pulso se resolvió aceptando Bildu la vehicularidad de las lenguas oficiales y los socialistas los niveles B2 para las lenguas oficiales y del B1 para la tercera lengua al final de la ESO, entre otras razones, porque ya habían firmado en otras ocasiones pronunciamientos parlamentarios donde esa exigencia se reconocía. Todo ello con la apuesta de fondo, poco definida, por un sistema plurilingüe, con el euskera como eje, que debía concretar cada centro en su modelo lingüístico, eso sí, dentro de un marco común.
¿Cómo ha quedado reflejado de todo aquello en el proyecto actual de Ley de Educación? La vehicularidad de todas las lenguas para el aprendizaje ha pasado al proyecto bajo la expresión “lenguas de aprendizaje”, que no necesariamente tiene que significar vehicularidad. Los niveles B2 y B1 al final de la etapa obligatoria se mantienen. Respecto al marco plurilingüe desaparece que hay que elaborar un marco común para todos los centros. Antes bien, se deja en manos de los centros todas las concreciones, hiperresponsabilizándolos con la cantinela de la autonomía.
La perplejidad llega cuando el mismo día del anuncio de la aprobación del Proyecto de Ley, el PSE manifiesta su desacuerdo por no estar incluidos en el Proyecto los viejos modelos lingüísticos A, B y D y el consejero confirma en la rueda de prensa de presentación del proyecto que, efectivamente, los modelos no desaparecen. Por si fuera poco, Bildu poco después dice que no comparte esa interpretación, alegando -creo que con razón- que sobre los modelos no hay una mínima mención en el Acuerdo y, además, no se ajustan a lo aprobado.
Creo que dar la palabra a los lingüistas por un momento puede arrojar algo de luz sobre este desencuentro. Es comúnmente aceptado entre los lingüistas que un modelo plurilingüe es el que permite realizar aprendizajes en más de una lengua, en las proporciones variables que se determinen, y, mejor aún, el que permite el aprendizaje en una adecuada interacción y transferencia entre ellas. Esto es incompatible con el mantenimiento de los modelos lingüísticos, que, sobre todo en los modelos A y D, están pensados para estudiar en una de las lenguas cooficiales, con la otra como asignatura. También, por consiguiente, es incompatible con un modelo de inmersión, pues supone la vehicularidad del aprendizaje en una sola de las lenguas. Pese a quien pese, el Acuerdo contempló el marco plurilingüe no solo como meta, sino también como método y proceso.
¿Qué sentido tiene querer mantener los modelos, cuyo primer intento serio de superación lo hizo Tontxu Campos, cuando la mayoría de la comunidad educativa hace más de dos décadas clama por su superación, aunque, es verdad, pensando en horizontes distintos? ¿Cómo van a hacer los centros compatibles lo que conceptualmente es discordante, esto es, el Decreto del 83 sobre los modelos y un marco pluriligüe? ¿Cómo compatibilizar dicho Decreto con la Disposición Derogatoria? Los modelos han dado todo su fruto y respondieron adecuadamente a una coyuntura determinada, pero han terminado por ser fuente de segregación, además de insuficientes para los objetivos lingüísticos que plantea la Ley del 82 de normalización del euskera. Sobre datos del Consejo Escolar de Euskadi en la enseñanza obligatoria solo el 2,1% del alumnado de los centros públicos está matriculado en el modelo A, la mayoría de ISEC (índice socioeconómico) muy bajo, con más de un 50% de procedencia extranjera y un 8,3% del alumnado de los centros privados, muchos con ISEC medio-alto. El carácter segregador de los modelos hace tiempo que es insoportable, por arriba y por abajo. Aunque afectara solo a un reducto abandonado a su suerte en la Escuela Pública, no valen los cálculos fríos de que las cosas van solas por donde queremos. Bastaría un solo alumno o alumna que esté matriculado en un modelo que lo vulnerabiliza más aún, para promover la superación de los modelos.
Puedo entender que el PSE no quiere un país monolingüe y cree que los modelos son una defensa del castellano. Francamente, me parece que hay mejores propuestas para ello y los socialistas precisamente debían saberlo. Lo dejo ahí. Puedo entender que el consejero quiera asegurarse con el PSE la mayoría que tiene el actual Gobierno en el Parlamento. Ya se maniobró así antes del Acuerdo. También que quiera protegerse ante los tribunales del Estado, diciendo que cualquier familia puede matricularse en el modelo A… si hay número suficiente para formar grupo. Pero plurilingüismo y modelos lingüísticos y plurilingüismo e inmersión son incompatibles… a no ser que algún prestidigitador habilidoso quiera sacar de la chistera conejos que nadie mostró con claridad en el Acuerdo.
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