Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
¿Importa la educación pública de calidad?
Para el curso que viene el Departamento de Educación, Política Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco ha decidido suprimir todas las plazas de media jornada para profesores de la red pública encargados de Actividades Complementarias y Extraescolares (ACEX). Según una nota redactada por los docentes afectados, dirigida a las AMPAS y los equipos directivos de las escuelas e institutos para plantear acciones de protesta, esto implicará la desaparición de programas medioambientales, deportivos, de comunicación, artísticos y de biblioteca escolar. Si alguien no lo remedia, se habrá consumado así un nuevo y discreto tijeretazo, esta vez contra iniciativas dirigidas a la mejora de la enseñanza. En Bizkaia serán 62 los centros públicos damnificados ya en septiembre. En Gipuzkoa hay 30 y en Álava uno en la misma situación. Los programas ACEX tienen presencia en el 33% de los centros públicos de enseñanza de Euskadi, dando servicio a unos 55.000 alumnos.
Veamos al detalle el caso de las bibliotecas escolares, que es el ámbito que más se potencia en los programas ACEX. Estos espacios, ahora rebosantes de vitalidad, languidecerán. Después de todo el esfuerzo dedicado a ponerlas en marcha y dotarlas de medios, cabe concluir que sus fondos se irán dispersando y sus iniciativas se paralizarán. Se trata de un retroceso a la situación de hace dos décadas, que es el tiempo que llevan funcionando los citados programas. Precisamente, del 23 al 27 de mayo se ha celebrado en el teatro Clara Campoamor de Barakaldo la semana cultural de ACEX Bizkaia, que ha conmemorado el 20 aniversario del que es uno de los proyectos educativos más longevos en Euskadi y ha sido pionero y modelo para otras comunidades autónomas
Las bibliotecas escolares son un logro reciente. Aparecieron a principios del siglo XX en Estados Unidos, desde donde se fueron extendiendo a otros lugares. La UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, impulsa y recomienda la creación de este tipo de servicios para favorecer no solo la adquisición de conocimientos de los alumnos, sino también el desarrollo de su creatividad y de su imaginación. Pese a sus beneficios, aún queda un largo camino por recorrer para difundir las bibliotecas escolares, que suelen ser una exclusividad de los países más desarrollados, donde no siempre son valoradas ni defendidas como se merecen.
Cada biblioteca escolar es un triunfo de una sociedad avanzada. Proporciona acceso a Internet, ofrece puestos de lectura, cuenta con fondos variados, útiles para toda la comunidad educativa (libros infantiles de diversos géneros y para distintos niveles de enseñanza, revistas, juegos, obras de referencia, audiovisuales…) y alberga actividades como, por ejemplo, talleres dialógicos, de escritura de cuentos o de teatro. Fomentar hábitos de lectura entre los más pequeños es un paso fundamental para que en el futuro sean ciudadanos cultos y libres. Las bibliotecas escolares contribuyen a la conciliación laboral, al permanecer abiertas de forma gratuita más allá del horario lectivo. Asimismo, en los casos más delicados, la biblioteca es una estupenda alternativa para niños con necesidades especiales o pertenecientes a familias con pocos recursos; les permite, por ejemplo, realizar sus deberes accediendo a bienes culturales que quizás no tienen en casa.
En Euskadi los programas ACEX, y dentro de ellos las bibliotecas escolares, surgieron en un contexto particular: el de la euskaldunización de todo el profesorado del sistema público de enseñanza. Este proceso, iniciado en la década de los ochenta, está culminando ahora, tras una inversión colosal. Aquellos maestros que no pudieron alcanzar el perfil lingüístico exigido por la administración acabaron destinados en algunas ocasiones en bibliotecas escolares creadas ad hoc, así como en otras tareas complementarias. Estos profesionales no vascoparlantes se han ido jubilando o están a punto de hacerlo. Sus plazas han sido ocupadas por otros docentes que sí cuentan con la capacitación en euskera y que, por tanto, podrían impartir clase. Cada miembro del claustro dedicado a atender la biblioteca u otro proyecto ACEX requiere ser cubierto por un sustituto en las aulas. El Gobierno Vasco pretende ahorrar ese dinero aun a costa de acabar con los citados programas, cuya aportación pedagógica, al mismo tiempo, valora muy positivamente. Una tesis doctoral sobre el programa ACEX, defendida por Elena Martín en la Universidad de Deusto en enero de este año, comparte esa evaluación satisfactoria.
Es un buen momento para cuestionar si a nuestros gobernantes les interesa promover una educación pública de calidad, lo cual implica dotarla con todos los recursos necesarios, o si no les importa recortar gastos aquí en vez de hacerlo por otras vías. También cabe preguntarse si realmente existió en algún momento la voluntad de impulsar bibliotecas escolares siguiendo los principios de la UNESCO y no como mera herramienta para parchear algunas de las consecuencias de la euskaldunización acelerada de toda una generación de esforzados maestros. En realidad los principales afectados por este recorte del PNV no son los profesores responsables de los programas ACEX, que son propietarios definitivos de sus plazas y por tanto no ven peligrar sus puestos de trabajo, sino los padres, los alumnos y el colectivo de interinos.
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