Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Construyendo el espacio político de la izquierda vasca
Construir un proyecto común sobre la base de un programa político transformador compartido y defendido por Podemos, Ezker Anitza-IU y Equo manteniendo cada uno su propia idiosincrasia, puede suponer la construcción de un amplio espacio político de la izquierda vasca.
La izquierda vasca se ha caracterizado en el último medio siglo por la proliferación de proyectos y siglas diferenciadas que, sin embargo, han apelado constantemente a la unidad de la misma materializando distintos intentos de convergencias o confluencias dispares con diversos resultados. En ese recorrido histórico, la izquierda en Euskadi ha acabado caracterizándose por la existencia de tres grandes familias que tienen su reflejo actual en el ámbito electoral a través de EH Bildu (Sortu, EA, Alternatiba), Elkarrekin Podemos (Podemos, Ezker Anitza-Izquierda Unida y Equo) y el Partido Socialista de Euskadi respectivamente.
Desde mediados de los años sesenta pero sobre todo en la década de los setenta, surgieron organizaciones de todo tipo a la izquierda de un Partido Socialista que solo recuperaría fuerza al calor de las instituciones tras la transición, después de haber estado desaparecido durante buena parte de la dictadura. Mientras, en paralelo, el Partido Comunista referente de la lucha antifranquista y, por ende, de la izquierda durante cuatro décadas, sufría una crisis profunda toda vez firmados los pactos de la Moncloa que no eran compartidos por buena parte de la militancia comunista.
Durante los años ochenta y principios de los noventa, se dieron en la izquierda vasca varios intentos de unidad entre los que destaca uno que acaba de celebrar estos días su 25 aniversario y sobre el que se ha publicado diferente literatura, la fusión entre el PSE y Euskadiko Ezkerra, que acabó suponiendo en la práctica la desaparición de los segundos y la sensibilidad de “izquierda vasquista” que se les suponía en aquella unión.
Cuando la unidad entre diferentes se convierte en la desaparición política de una de las partes, no podemos hablar de unidad, sino de absorción y desaparición de una organización. Esto supone que la búsqueda de ampliación del espacio político para contar con más fuerza, se convierte en un fracaso porque no se amplía ese espacio, sino que se abandona el espacio político de quienes desaparecen. En este sentido, aquella fusión fue sin lugar a dudas un rotundo fracaso, pues quienes se veían reflejados en las ideas de Euskadiko Ezkerra, resulta dudoso que un par de años después de aquello se reconociesen en el PSE-EE.
No era ni mucho menos el primer fracaso de unidad en la izquierda vasca, pues el intento de unión entre la propia Euskadiko Ezkerra y el Partido Comunista de Euskadi (PCE-EPK) en el año 1981 se saldó con una ruptura en la organización vasca del PCE que perdió a parte de sus cuadros -sobre todo, aquellos que se habían unido al PCE en los años setenta desde organizaciones nacionalistas como ETA- que acabarían en las filas de esa Euskadiko Ezkerra, no bajo un proyecto de unidad y ampliación del espacio político, sino simplemente bajo el proyecto de EE. Curiosamente lo que una década después les pasaría a ellos mismos con el PSE.
Sin embargo en aquella ocasión, la absorción del PC de Euskadi por EE no llegó a producirse finalmente al negarse la mitad del PCE-EPK a aceptar aquella unión en aquellas condiciones, manteniendo en cambio el proyecto comunista de la organización vasca del PCE que se mantiene hasta nuestros días con la misma vocación de unidad basada en la concreción programática y en el respeto a las partes que se unen para ampliar espacios políticos, frente al modelo mediante el cual desaparecen partidos en favor de socios de mayor tamaño.
Con esa vocación, el PCE-EPK participó en el impulso de Ezker Batua-Izquierda Unida primero y de Ezker Anitza-Izquierda Unida después, surgida de las grandes manifestaciones contra la entrada de España en la OTAN y que recogería el espíritu unitario y plural de dichas movilizaciones, donde se unirían diferentes actores políticos sin que eso supusiera la desaparición de ninguno de ellos. En estos momentos, la coalición Elkarrekin Podemos está suponiendo el trabajo conjunto entre el Partido Comunista de Euskadi, Ezker Anitza-Izquierda Unida de la que forma parte, y partidos de nueva existencia como Equo y Podemos, que se sitúan claramente en ese espacio a la izquierda del Partido Socialista. Y dicho trabajo conjunto, todavía en desarrollo, está suponiendo la ampliación de ese espacio político de larga tradición en nuestro país que ha sufrido continuos altibajos, uniones y fracturas.
Esta unión de fuerzas políticas que comparten importantes elementos programáticos, tiene un horizonte que conquistar en Euskadi, si, entre otras cosas, aprende de las experiencias del pasado, y es capaz de construir una unidad real entre diferentes organizaciones que aún situándose en un mismo espacio, tienen cada una sus propias características. Construir un proyecto común sobre la base de un programa político transformador compartido y defendido por estas organizaciones manteniendo cada una su propia idiosincrasia, puede ser clave para que se consolide ese espacio de izquierdas capaz de incorporar la fuerza de los movimientos sociales y sindicales aglutinando las luchas anticapitalistas y antipatriarcales por una vida digna.
Isabel Salud, es la coordinadora general de Ezker Anitza-IU.
Jon Hernández, es el secretario general del PCE-EPK.
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