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Euskadi ganó dinero, ciclistas y felicidad con el Tour de Francia y mira ya al mundial de fútbol de 2030

Jonas Vingegaard, ganador de la carrera, junto al Guggenheim en la presentación de Bilbao

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Cuatro meses después, Euskadi ha puesto el broche (amarillo) a la salida del Tour de Francia de 2023, que tuvo lugar en julio, con la presentación de un balance vendido como exitoso sin matices tanto a nivel de impacto económico -103,9 millones de euros- como social -“animará a la población a un uso superior” de la bicicleta- e incluso emocional -el 86% de la ciudadanía se sintió algo más feliz por la llegada de los ciclistas-. “Ha merecido la pena”, ha sintetizado el consejero de Cultura (y Deportes), Bingen Zupiria, en la presentación del informe final sobre la conocida como “grand départ” ('gran salida') y en la que ha hablado en nombre de las siete instituciones impulsoras del evento, el Gobierno vasco, las diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, y los ayuntamientos de Vitoria, Bilbao y Donostia, aunque también hubo una salida en Amorebieta-Etxano y la ruta transcurrió por otro centenar de localidades.

Zupiria ha afirmado que la organización del Tour de Francia, la empresa ASO, ha felicitado “expresamente” a las instituciones vascas por lo ocurrido y ha destacado que seguridad, emergencias y el resto de servicios funcionaron bien. “Ha sido un reto superado”, ha enfatizado el consejero, que ha asegurado que este hito muestra una sociedad “preparada” para acoger otros grandes eventos. ¿Cuáles pueden ser? Zupiria ha citado expresamente el mundial de fútbol masculino de 2030, uno de cuyos países organizadores será España. Bilbao y el Athletic han postulado a San Mamés y Donostia y la Real Sociedad a Anoeta y “el Gobierno apoya las dos opciones”, en palabras del máximo responsable deportivo del Ejecutivo.

Sobre el impacto económico, se cifra en 16,8 millones de gasto directo de la organización -lo que incluye los gastos de los equipos-, en 53,7 millones de gasto “indirecto” por efecto del turismo, de los “excursionistas” y de los locales que acudieron al evento y en 33,3 millones de impacto “inducido”. La aportación al PIB se estima en 58,2 millones y lo recuperado por las Haciendas forales en 19,4 millones. Zupiria ha destacado que de 113 contratos motivados por la llegada de la carrera 104 se formalizaron con empresas locales.

¿Esos 103,9 millones son mucho o poco? El precedente de 2022, el de la salida de Dinamarca, se cuantificó en 108 millones de dólares estadounidenses (101 de euros). A nivel comparativo, el mundial de baloncesto de España de 2014, que tuvo en el BEC de Barakaldo una de sus sedes y que contó con la presencia de las estrellas de la selección de Estados Unidos, tuvo un impacto de 35 millones de euros; y el campeonato mundial de rugby de 2018 subió a 37. La última Copa del Rey de baloncesto en Vitoria dejó 20 y la Final Four de la Euroliga, en 2019, 56. Y el BBK Live, el festival de música que se celebró en Bilbao el fin de semana posterior a la salida del Tour con Arctic Monkeys como cabezas de cartel, se quedó en 26,5.

Las instituciones pusieron 12,2 millones, finalmente 0,2 más de lo previsto. Es una “desviación” del 1,76% y obligará al Consejo de Gobierno, este mismo martes, a aprobar una partida extraordinaria. Por instituciones, el Gobierno vasco ha puesto 3,29, Bizkaia 2,42, Bilbao 3,329, Gipuzkoa 1,1, Donostia 0,85, Álava 0,52 y Vitoria 0,52. De esa inversión, el grueso (7,26 millones) fueron a las arcas de ASO. Se puede consultar aquí un detalle mayor de las empresas contratadas. Pero, según Zupiria, si por cada euro invertido han retornado “8,5”, todo ha merecido la pena. “Nos ha tocado la lotería, estoy de acuerdo, pero para que eso pase antes hay que comprar el boleto y jugar”, ha ironizado el consejero.

Se ha calculado que los diferentes momentos del paso del Tour de Francia generaron un millón de asistentes, el equivalente a un 40% de la población total de la comunidad autónoma. 45.000 estuvieron en el Guggenheim en la presentación de los equipos -incluso a pesar de la lluvia-, 364.000 en la primera etapa (Bilbao-Bilbao), 294.000 en la segunda (Vitoria-Donostia) y 179.000 en la parte de la tercera (Amorebieta/Etxano-Baiona) “hasta la entrada en Francia”. 106.000 personas se acercaron al “Fan Park” de Bilbao, emplazado en el Arenal.

Para la realización de estos estudios se ha contado con la colaboración de Euskaltel o Kutxabank, que han facilitado información con el consumo de móviles en esos días o las transacciones bancarias realizadas. ¿Y hubo gente de fuera? “275.000 de las asistencias corresponde a residentes de fuera de Euskadi”, se puede leer en el informe, que destaca la llegada de franceses pero también de “Navarra, La Rioja, Castilla-León y Cantabria”, aunque obviamente llegaron aficionados de mucho más lejos también.

A esto se le suma el “seguimiento mediático”. La inversión necesaria en publicidad para disfrutar del impacto equivalente habría costado 115 millones, según ha indicado Zupiria. En ETB hubo 0,6 millones de audiencia acumulada en las tres etapas, en España 4,1 millones (ETB, TVE y Eurosport) y en Europa 150 millones. Más en detalle, fueron 4 millones de alemanes, 10 millones de franceses y 2,9 millones de belgas. En total, “750 millones de horas de televisión” en directo en las que se exhibieron el Guggenheim, La Concha o el centro de Vitoria, entre otros puntos icónicos.

Felicidad y más ciclistas

Zupiria ha hecho mucho hincapié también en el “impacto social”. Una encuesta apunta a que la nota media que la ciudadanía es de 7,8. Un 80% cree que se ha reforzado el sentimiento de orgullo, un 86% considera que ha acarreado momentos de felicidad y un 85% demanda más eventos similares. Un 74% sostiene, igualmente, que “ayudará a crear afición por el deporte y por la vida saludable”. “Deja un impacto en Euskadi que va más allá de la lectura económica en el corto plazo [...]. Uno de los objetivos que regían la preparación del Gran Départ era la contribución a los cambios en los sistemas de movilidad, [a] la reducción del uso del vehículo privado en los traslados en el interior de las ciudades y su sustitución por estrategias basadas en el transporte público”, se explica en el informe presentado. Además, a más bicicletas, vidas más “saludables”. “Se espera un efecto multiplicador con consecuencias económicas y sociales en el largo plazo”, se incide. A nivel más deportivo, se confía también en generar nuevos talentos. Se cree que ya se produjo algo similar en 1992, con la salida desde Donostia en plena era dorada de Miguel Induráin. También se destaca que el área de Turismo “llevan trabajando” años para fomentar rutas y atraer visitantes hacia un modelo turístico más verde.

Comparecencia parlamentaria

Después de la rueda de prensa, que ha tenido lugar en Bilbao, el consejero se ha desplazado a Vitoria para explicar el informe en el Parlamento junto con el director de Deportes, Gorka Iturriaga. Justo en puertas de la salida de la carrera se suspendió una comparecencia de Zupiria para dar detalles sobre la organización del Tour de Francia y sobre el informe de impacto, contratado a la consultora Ikertalde. La oposición se ha quejado de haber recibido tarde la documentación, aunque el Ejecutivo alega que dispuso de todo el informe el domingo a última hora y que ha obrado con la máxima celeridad posible.

En la Cámara, el consejero ha insistido en que el Tour de Francia fue un éxito, pero sí ha admitido un punto negro. En concreto, ha mencionado que, si se repitiera de cero, se gestionaría “de otra manera” la captación de voluntarios. Finalmente fueron unos 2.000, pero en las semanas previas el asunto fue objeto de tensiones con las federaciones locales, que denunciaban que no habían sido tenidas en cuenta ni recibían recursos suficientes para el ciclismo de base mientras, al tiempo, se les pedía movilizarse para atender cruces y otros puntos del recorrido.

Entre la oposición, Rebeka Ubera de EH Bildu ha afirmado que el análisis del éxito del Tour de Francia “no debe mirar solamente al turismo o a la economía, sino a una estrategia deportiva. Carmelo Barrio, del PP, ha lamentado que algunos momentos la megafonía del evento estuvo solamente en francés y en euskera y no en castellano, un extremo que ha negado el Gobierno. Y la coalición Elkarrekin Podemos-IU, en vista de que se piensa ya en el Mundial de 2030, ha exhibido sus ”dudas“ sobre la apuesta por los grandes eventos porque no siempre son rentables. Y ha citado el caso de la Final Four de 2019 en el Fernando Buesa Arena.

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