Euskadi presenta un plan genérico para la Sanidad pública que desliza una apuesta por la atención “diferida” y “virtual”
Hace casi un año, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, alertó de la necesidad de un “cambio cultural” en la Sanidad pública vasca posterior a la pandemia ante problemas estructurales como la escasez de personal. Planteó viajes más largos para ser atendido, consultorios sin facultativos y un mayor impulso a la telemedicina, entre otras cuestiones. Las palabras soliviantaron a la oposición, a los sindicatos y a los agentes sociales. Las denuncias de recortes y empeoramiento del servicio, acentuadas tras la COVID-19, se han multiplicado en los últimos meses en Euskadi. También las movilizaciones. En este contexto, el Gobierno vasco ha presentado este lunes en el Parlamento Vasco un plan estratégico de Osakidetza para el período 2023-2025 con generalidades, sin concreciones sobre sus planteamientos y con la sola manifestación de Sagardui de que desde octubre de 2022 ya se recuperó la ‘normalidad’ previa al coronavirus y que “desde entonces” la Sanidad vasca “no ha dejado de mejorar”.
En la comparecencia, en la que Sagardui ha estado acompañada por Rosa Pérez Esquerdo, directora general de Osakidetza, y Maribel Romo, subdirectora de calidad del Servicio Vasco de Salud, se ha aludido de modo tangencial a potenciar la atención “diferida” a través de un “centro de salud virtual” -y no solamente para coger citas- y a la necesidad de hacer pedagogía para que la ciudadanía entienda los cambios. Pero nada más. En más de una hora de intervención -hasta Romo ha admitido que ha habido partes “tediosas”- no se ha mencionado ningún hospital ni ningún centro de salud, aunque recientemente ha habido conflictos en Basurto, en Donostia, en Tolosa, en el Bidasoa o en Vitoria, entre otros. No ha habido datos de lista de espera quirúrgica, o de la de consultas o pruebas diagnósticas, aunque los datos han empeorado de manera clara con relación a 2019.
El documento está trufado de objetivos, de conceptos anglosajones como “BPSO” y hasta de ilustraciones de pelotaris inspiradas en Aurelio Arteta. También incorpora esta frase: “[Hay que] Desplegar el sistema de evaluación de costes por proceso/enfermedad y explorar propuestas para introducir la financiación basada en el valor”. Es “muy muy potente”, ha dicho dos veces Pérez Esquerdo sobre el plan, quien ha recalcado que “no es el plan de la dirección de Osakidetza sino del conjunto de Osakidetza” por las aportaciones recibidas en su elaboración. Se busca un “relanzamiento” de Osakidetza en el marco de su cuadragésimo aniversario. El plan sí tiene un apartado propio de “Recursos Humanos”. En su primer punto, plantea “planificar las necesidad de Recursos Humanos que precisa Osakidetza” para “posibilitar una adecuada respuesta asistencial”. Ha dicho Sagardui que ha aumentado la plantilla de Osakidetza y que está en curso “el mayor proceso de estabilización” de plazas interinas.
La oposición se ha mostrado muy crítica. “La portada del documento nos parece muy curiosa. Ese frontis es una muy buena metáfora de la actitud cerrada y defensiva de este departamento, en la que todo rebota”, ha ironizado Rebeka Ubera, portavoz de EH Bildu en la comisión de Salud, sobre los pelotaris que aparecen dibujados. En cuanto al contenido, ha indicado que “es más de lo mismo” y “no vislumbra ningún cambio” en la actual situación de Osakidetza. “La atención primaria se ha convertido en atención de emergencia”, ha avisado Ubera, que ha añadido que está incrementándose la suscripción de seguros privados en paralelo a los problemas de la red pública. “El papel lo aguanta todo pero la realidad del día a día es otra”, ha clamado.
“La sociedad vasca de manera mayoritaria considera que hay que cambiar las cosas. ‘Relanzamiento’ es una palabra que nos parece oportuna pero se ha de incluir también la palabra ‘reforzamiento’. Pensamos que se va a necesitar algo más que este plan. Este plan, como cualquier otro, va a necesitar de voluntad política”, ha afirmado Jon Hernández, de Elkarrekin Podemos-IU, que ha ironizado que están “surgiendo como champiñones” plataformas ciudadanas críticas con la situación de la Sanidad pública. “Está bien claro que hay que llenar los planes de contenido”, ha afirmado Carmelo Barrio, de PP+Cs, que ha recordado a las responsables de Salud la importancia que tiene esta materia a la luz de los datos de recientes encuestas como el Sociómetro. También Vox se ha mostrado crítico.
El PSE-EE, socio del PNV en el Gobierno vasco, ha echado un capote a Sagardui y ha apuntado que “lo que se está haciendo tiene bases muy muy sólidas” y que el documento presentado “no es un corta-pega” porque tiene numerosas medidas concretas, en palabras de Susana Corcuera. Desde la bancada del PNV, Itsaso Berrojalbiz, ha reprochado a la oposición que su “única labor” sea la de “crítica”. Frente a “discursos alarmistas”, los nacionalistas entiende que el plan sienta las bases de la Sanidad vasca del futuro.
En un segundo turno, Sagardui ha iniciado su intervención agradeciendo especialmente las palabras positivas de Corcuera y Berrojalbiz. Sobre la oposición, ha lamentado que no hayan entrado a la literalidad del plan y sí a “valoraciones del ámbito político”. En referencia a la mayor “digitalización”, ha pedido no “manipular” esa palabra. Se trata del “aprovechamiento de las oportunidades tecnológicas” para acelerar “determinados procesos”, no de recortes, ha venido a afirmar la titular de Salud. Y ha insistido: “Desde el año 2019 al año 2023 el presupuesto es 838 millones superior. Son 4.638 millones de euros, 384 euros superior per capita. Se superan los 2.000 euros por habitante. El número de personal médico es también superior al momento prepandémico. Hay un 16% más de consultas. Y la actividad también se ha incrementado, en Urgencias un 4%. ¿Falta de compromiso político? No, hechos reales”.
Ha destacado también que en Semana Santa no habido reducciones, aunque ha admitido que un 5% de los turnos han estado cubiertos por enfermeros de “alta cualificación” en los denominados PAC o puntos de atención continuada. Ha recalcado que esto no implica menos servicios ya que estos profesionales, en caso de no tener competencias para atender a un paciente, lo derivan a un facultativo. ¿Y la lista de espera? De 84 días en agosto de 2022 ha bajado a 66 días en abril de 2023, ha indicado.
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