Euskadi registra 1.066 positivos y la tasa de incidencia supera ya los 400 casos
El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha registrado en las últimas 24 horas 1.066 casos positivos de COVID-19, el máximo desde que el 12 de octubre se iniciara un incremento de la incidencia en la que ya es la séptima ola en Euskadi. No habría registros tan elevados desde principios de agosto, en concreto desde el 4 de ese mes. Así las cosas, la tasa a 14 días por cada 100.000 habitantes supera ya la barrera de 400 de media, el umbral que hasta hace apenas dos semanas era considerado como la máxima alerta por muy elevada transmisión comunitaria. Los datos en Gipuzkoa son muy superiores y no se atisba que se haya alcanzado el pico de esta escalada.
En el Parlamento Vasco, el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha indicado en todo caso que “este aumento no está teniendo el reflejo de las olas anteriores en el ámbito hospitalario gracias a la vacunación” y que no se ha entrado en un escenario de alerta aún. El propio Gobierno ha fijado llegar a 50 casos críticos en UCI como el momento para reactivar la emergencia sanitaria. “Las personas ingresadas en [las plantas] de los hospitales son 179, cuando hemos llegado a tener 550. Las UCI atienden a 36 personas, cuando hemos tenido casi 200. Las cifras son altas y debemos actuar para que no aumenten. Ahora bien, demuestran que el Departamento de Salud y Osakidetza tienen capacidad organizativa y profesional para hacer frente a situaciones de mayor presión y dificultad”, ha explicado en respuesta a preguntas de la oposición, aunque ha revelado que 27.000 vascos han sido ingresados en toda la pandemia de los que 5.000 han pasado por la UCI.
Por su parte, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha anunciado en la Cámara, en respuesta a una pregunta de EH Bildu, que este lunes se iniciarán las citaciones a personas mayores de 60 años para que puedan recibir la dosis de refuerzo. Se les administrará por norma general media dosis Moderna, aunque es válida cualquier fórmula de ARN mensajero como Pfizer, en este caso una dosis completa. “Podrán coger cita a través de la web de Osakidetza o llamando a su centro de salud”, ha explicado la titular de Salud. Habrá diferentes calendarios para quienes en ese tramo de edad recibieron Astra Zeneca, ya que podrán vacunarse pasados tres meses de la segunda dosis, o tuvieron otras marcas, que tendrán que aguardar seis meses. Los vacunables, eso sí, ya no irán a los grandes recintos que estaban habilitados hasta el verano: ahora la campaña sigue en centros de menor tamaño y en los propios ambulatorios.
Remarca Osakidetza que la EMA (Agencia Europea del Medicamento) y el Ministerio de Sanidad indican que “el mayor efecto de refuerzo se observa con las llamadas pautas heterólogas”, esto es, con la combinación de diferentes marcas. Podría darse el caso de personas que recibieron primero Astra Zeneca, después Pfizer cuando se limitó el uso de ese preparado y finalmente Moderna. Osakidetza avisa de que no permitirá a nadie elegir el tipo de vacuna por la “equivalencia” entre Pfizer y Moderna. Según los datos de Sagardui, “en torno a 124.000 personas han recibido ya la tercera dosis”. Hasta ahora, se ha ofrecido a personas mayores de residencias, a personas inmunodeprimidas y a los mayores de 70 años, así como a los que en su día recibieron la monodosis de Janssen y a los sanitarios y profesionales gerocultores. La consejera ha confiado en poder iniciar en breve también la inmunización de los niños menores de 5 a 12 años una vez autorizada su administración. “Dependemos de la disponibilidad de los laboratorios”, ha dicho Sagardui, que no sabe ni cuándo llegarán estas vacunas pediátricas ni cuántas serán.
En este contexto, en sus intervenciones en el Parlamento, tanto Urkullu como Sagardui han defendido la adopción de medidas como la mascarilla obligatoria en la calle en todo momento y el pasaporte COVID. “En medio mundo se exige el certificado COVID. Por esta razón hemos propuesto esta medida y, a pesar de estar aplicándose con éxito en nuestro entorno, el Tribunal de Justicia del País Vasco no lo autorizó por la razón del karaoke”, ha ironizado un lehendakari que ya ha recurrido ante el Supremo para buscar su aplicación en el ocio en el convencimiento de que los no vacunados generan más casos y ponen en riesgo al conjunto de la sociedad.
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