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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Rubén Pereda

Vitoria —

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El 27 de abril de 1924, en vísperas de las celebraciones en honor a San Prudencio, santo patrón de la provincia de Álava, se inauguró en Vitoria el estadio de Mendizorroza, que cien años después sigue siendo el hogar del Deportivo Alavés, equipo que milita en la actualidad en la Primera División del fútbol español. De entre los estadios de clubes profesionales de fútbol de España que no se han movido de su ubicación original, tan solo El Molinón del Sporting de Gijón y Mestalla del Valencia le ganan en edad. En Mendizorroza, los aficionados albiazules han vivido noches de gloria codeándose con históricos del balompié europeo y expulsando de la carrera por el título a equipos de geografías tan dispares como Alemania, Noruega e Italia, pero también tardes de domingo con encuentros de Tercera División e incluso de categorías aun inferiores. Ha llovido e incluso han caído copiosas nevadas que han dejado el césped recubierto de un generoso manto blanco.

“Es un símbolo, un lugar compartido por todos los aficionados. Todo el mundo tiene sus propios recuerdos de alegría y de sufrimiento allí”, señala el historiador Santiago de Pablo, que ha publicado 'Deportivo Alavés: 100 años de historia (1921-2021)', un libro sobre los cien primeros años de historia del equipo de fútbol de Vitoria. Que el estadio nunca haya cambiado de nombre ni haya sucumbido a ninguna tentación de patrocinio que lo desluzca logra que el aura y el simbolismo sean aun mayores.

Pero no siempre lo disfrutó el Deportivo Alavés en exclusividad. En un primer momento era de su propiedad y luego pasó a manos del Ayuntamiento. Y durante más de dos décadas, allá por los años 1950 y 1960, Mendizorroza lo tuvieron que compartir el Alavés y el Club Deportivo Vitoria, ahora 'desahuciado' de la ciudad y que, como filial del Eibar, disputa sus partidos en la localidad también alavesa de Llodio. “Pero son tantos años, tantos partidos y ha pasado tanto tiempo que nadie se acuerda ya de aquello”, sostiene De Pablo.

Cuarenta años después de eso, las gradas de Mendizorroza vieron fútbol europeo por primera vez, y lo hicieron, además, durante dos temporadas. En la 2000-01, el Alavés se plantó en la final de la Copa de la UEFA, en la que caería derrotado ante el Liverpool por cinco goles a cuatro; para llegar hasta la cita del Westfallenstadion de Dortmund, antes jugó en su estadio ante equipos como el Gaziantepspor turco, el Rosenborg noruego, el Inter de Milán italiano y el Kaiserlautern alemán, además del Rayo Vallecano madrileño. Tras una temporada de impás, en la segunda ronda de la edición de la temporada 02-03 llegó a Vitoria el Beşiktaş, que apeó a los vitorianos de una competición que hasta la fecha no han vuelto a disputar. La selección vasca de fútbol, por su parte, ha jugado en Mendizorroza en varias ocasiones, con sendas victorias ante Hungría en 1980 y frente a Venezuela en 2018, por parte masculina, y ante Chile en 2022, por la femenina.

Estreno de las Gloriosas

Otro hito en la historia del estadio de Cervantes —que se conoce así, como una de sus gradas, por estar junto al paseo que honra con el nombre al escritor del 'Quijote' desde el tercer centenario de su fallecimiento— llegó el 31 de marzo de 2019. Ese domingo, el Alavés Gloriosas, el combinado femenino, jugó por primera vez en Mendizorroza, en un derbi de la Segunda División ante el Ahtletic B. Lo ha hecho en más ocasiones a partir de entonces, aunque su domicilio habitual sigan siendo los campos de la ciudad deportiva situada en Ibaia, a las afueras de la ciudad. También otros equipos, como el Club Deportivo Vitoria, han jugado como locales en Mendizorroza.

De entre el polvo de las fotografías que el cronista gráfico Alberto Schommer Koch tomó en el campo de Mendizorroza y que ahora la Diputación Foral de Álava custodia y pone a disposición de la ciudadanía en Photo Araba, emergen también otros eventos menos 'ortodoxos'. En mayo de 1959, por ejemplo, la Asociación de Prensa organizó en el estadio un partido que se denominó 'de gordos contra flacos', con gente llegada desde Bilbao. También atestiguan las fotografías en blanco y negro que, hace apenas tres cuartos de siglo, los encuentros de fútbol iban precedidos de una ceremonia religiosa.

Al estadio se le han dado otros muchos usos, más allá del fútbol. En un primer momento, disponía de velódromo y hasta de pista de tenis, pues estas instalaciones se encuadraban en un proyecto general de campo de deportes. El velódromo, explica De Pablo, se instaló de cara a la celebración de una etapa de la Vuelta Ciclista a España. Luego ha habido también conciertos en el recinto. Cuando el estadio cumplía diez años, en 1934, se llegó a celebrar en él el Aberri Eguna, el día de la patria vasca. “Fue el tercer Aberri Eguna. Hubo festival de dantzaris e intervenciones políticas”, subraya De Pablo.

Ampliación o mudanza

Todos esos hitos configuran la historia de Mendizorroza, pero ¿qué le deparará el futuro? Coincidiendo con el centenario, se están empezando a suceder movimientos que están abriendo la puerta a la construcción de unas nuevas instalaciones y a la consecuente salida del Deportivo Alavés de Mendizorroza. El grupo que lidera tanto al Baskonia como al Alavés, encabezado por Josean Querejeta, lleva pidiendo desde hace años que se remodele y amplíe el actual Mendizorroza. Recientemente, sin embargo, se ha empezado a sopesar la opción de hacer las maletas y mudarse a otra ubicación dentro de Vitoria, si bien no se han concretado más detalles por el momento.

La alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, y el diputado general de Álava, Ramiro González, han deslizado en sendas tribunas de opinión publicadas en 'El Correo' que Mendizorroza podría ser pronto historia. La alcaldesa asegura que “es el momento” de sopesar si es hora de “despedir con honores nuestro pequeño teatro de los sueños para dar la bienvenida al siglo XXI de manera más ambiciosa”, mientras que el diputado general menciona también la posibilidad de “abrir la puerta a un proyecto de mayor calado en consonancia con lo que han hecho otros clubes europeos”. “Sería una pena desde el punto de vista emotivo y simbólico cambiar la ubicación, pero la realidad es que el fútbol actual exige que el campo mejore. Más allá de lo emotivo, hay razones que se entienden. Sería un momento triste para mucha gente, pero se admitiría pensando en el futuro”, aventura De Pablo.

Las fotografías que siguen permiten trazar un breve recorrido por los cien años de historia del estadio.

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