Una treintena de víctimas y familiares de afectados por la violencia policial en Euskadi entre 1960 y 1985 han recibido este sábado la documentación con su acreditación como víctimas en un acto de reconocimiento en Bilbao, en el que la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ha recordado el “daño” que sufrieron y “el dolor del olvido” que padecieron después. “Sois, como todas las víctimas de la violencia y de vulneraciones de derechos, víctimas de primera”, ha remarcado.
Alrededor de dos centenares de personas han asistido al acto celebrado en el palacio Euskalduna de Bilbao, coincidiendo con el día onternacional de apoyo a las víctimas de tortura, y en el que se ha reconocido a 35 víctimas de entre “los centenares de expedientes” -más de 1.000- que ha recibido la comisión de valoración para el reconocimiento y reparación de las víctimas de vulneraciones de derechos humanos en el contexto de la violencia de motivación política en Euskadi, según recoge Europa Press.
El reconocimiento ha estado presidido por la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, acompañada del viceconsejero y la directora de Derechos Humanos, José Antonio Rodríguez Ranz y Monika Hernando, respectivamente, y de la directora del Instituto Vasco de la Memoria (Gogora), Aintzane Ezenarro. También han acudido la vicelehendakari y secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, y los parlamentarios Iñigo Iturrate (PNV), Julen Arzuaga (EH Bildu) y Miren Gorrotxategi (Elkarrekin Podemos-IU). No la he hecho PP+Cs, que mantiene una posición crítica hacia esta normativa al entender que reconoce víctimas al margen de la Justicia.
El acto de reconocimiento ha contado con la asistencia de los integrantes de la comisión de valoración --integrada por juristas, médicos, psicólogos, forenses e historiadores, entre otros--, y la participación de 30 víctimas directas o familiares de las personas acreditadas. En su intervención, la consejera Artolazabal ha recordado la importancia de la “memoria, verdad, reconocimiento, reparación y garantía de no repetición”.
Tras invitar a los asistentes a guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas ya fallecidas, se ha dirigido a las víctimas y familiares presentes en el acto para reconocer “el daño” que sufrieron entonces y también “el dolor más intenso” que han tenido que pasar luego. “El del paso del tiempo, del olvido, del silencio y de la negación y, cuando no, de la estigmatización”, ha lamentado.
Según ha subrayado, fueron “víctimas de graves vulneraciones de derechos humanos, víctimas de una violencia injusta” y son, “como todas las víctimas de la violencia y de vulneraciones de derechos, víctimas de primera”. “Porque no hay víctimas de segunda”, ha subrayado. Tras la consejera ha tomado la palabra la letrada Juana Balmaseda, presidenta de la comisión de valoración, que ha agradecido la confianza recibida por las propias víctimas para “recibir y escuchar su verdad”.
“En la comisión de valoración somos conscientes de la individualidad de cada caso y respetamos enormemente su particular sufrimiento y dolor”, ha afirmado. Asimismo, ha recordado que esta es la primera fase de un trabajo desde que se pusiera en práctica la ley, que abarcará casos hasta 1999, aunque ha iniciado su trabajo con solicitudes de la anterior norma que concluía en 1978.
Posteriormente, se ha procedido a la entrega, por parte de la consejera Beatriz Artolazabal, de las correspondientes carpetas con la resolución y el dictamen de cada caso. De este modo, se ha ido llamando por orden alfabético a las 30 personas presentes en la sala del Palacio Euskalduna. Durante el acto, que ha contado con varias actuaciones interpretadas por Kukai Dantza, también se ha dado la palabra algunas de las víctimas y familiares.
Entre ellos, la hija de Felipe Suárez Delgado, que murió en 1976, con 29 años, tras ser ametrallado por la Guardia Civil el vehículo en el que volvía a Zestoa junto a un amigo. Noelia Suarez ha relatado que lo sucedido fue “muy duro”, también porque la familia “ni siquiera podía decir nada” y tuvo que marcharse “como que habíamos hecho algo malo”. También han intervenido Belén Matabuena, que se define como “mujer, vasca y trabajadora” y que en 1973 fue detenida por la Policía junto a otras compañeras de piso y de nuevo arrestada dos años después. En ambos casos, denunció torturas y malos tratos. Asimismo, ha narrado su caso Inés Barayazarra, detenida por primera vez con 23 años en 1972 y dos veces después en 1975, con torturas, malos tratos y amenazas, que se extendieron a su hermana Pilar. Ante los asistentes, ha pedido que “los malos recuerdos de hoy sirvan para el buen hacer del mañana”, ha advertido de que “falta mucho por reconocer” y ha emplazado a las autoridades a que “luchen contra los atropellos sin mirar a otro lado como hicieron entonces”.