Ser mujer, joven y latina en Euskadi: “La gente sigue pensando que si salimos con alguien de España es por interés”
La mayoría de las personas de origen extranjero que llegan a Euskadi proceden de América Latina. En total, actualmente, hay 127.371 personas de origen latinoamericano viviendo en el País Vasco, un 5,8% de toda la población. La mayoría, un 61,2%, son mujeres y el 48,9% tienen entre 25 y 45 años, según el último estudio del Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi) que analiza la población de origen latinoamericano en la Comunidad Autónoma Vasca en 2021. elDiario.es/Euskadi ha reunido los testimonios de mujeres que reflejan el perfil del migrante latinoamericano en Euskadi para mostrar sus inquietudes, cómo fue su proceso de adaptación y si han llegado a sentirse discriminadas alguna vez por vivir en un país en el que no nacieron.
Jessica Vargas llegó a Aretxabaleta, Gipuzkoa, cuando cumplió 11 años. Vargas nació en Cali, ciudad colombiana situada en el Valle del Cauca, el 31 de diciembre de 1994 y ese mismo día, 11 años después, pisó por primera vez Euskadi. Su padre viajó un año antes para lograr encontrar trabajo e instalarse, para que así pudiera viajar el resto de la familia en busca de una nueva vida. “Llegar fue algo maravilloso porque llevaba más de un año sin ver a mi padre, quien era mi héroe y el centro de mi universo. Recuerdo que tuve una llorera terrible, le pedí que nunca más me volviera a abandonar. Si lo pienso, lo cierto es que oír eso tuvo que ser muy duro para él porque evidentemente nunca nos abandonó”, cuenta Vargas a este periódico.
En cuanto ven que eres extranjera hay personas a las que no les cuadra que hables euskera
Para la joven, por aquel entonces niña, el pequeño pueblo guipuzcoano le pareció “casi mágico”. “Me pareció el pueblo más hermoso del universo, como si estuviera en un cuento, porque todo estaba decorado con las luces de Navidad. Pensaba que estaba en el sitio perfecto, casi mágico”, señala. A pesar de ello, pronto comenzó a notar que el proceso de adaptación a ese nuevo país le era difícil. “Dejar allí a mi abuelita y a mi perra fue lo más duro de mi infancia. Los primeros meses aquí solo quería volver a Colombia con mi abuela. No me hacía ni al país ni a la cultura. Fue difícil, pero también estaba muy feliz por estar por fin con mi padre. Eran demasiados sentimientos para ser una niña tan pequeña”, asegura.
El hecho de haber vivido su infancia y parte de la adolescencia en un pueblo pequeño en el que una gran parte de la población se comunica en euskera, al principio supuso un problema añadido para Vargas. “Lo más traumático que sufrí en cuanto a discriminación era que los chicos de mi clase me decían 'habla en euskera o vuelve a tu pueblo', era muy fuerte escucharlo y lo único que quería era irme de aquí y volver a Colombia con mi familia”. Sin embargo con los años, ha ido aprendiendo el idioma y empapándose de la cultura y le ocurre justo lo contrario. “Me molesta muchísimo cuando entro en un local en el que hablan euskera y cuando me ven, se pasan al castellano. Yo les hablo en euskera y lo curioso es que me vuelven a hablar en castellano. Esas cosas no las entiendo. Por mucho que veas mi cara morenita, te estoy hablando en euskera como cualquier otra persona. En cuanto ven que eres extranjera hay personas a las que no les cuadra que hables euskera”, lamenta.
El latino tiene una cultura muy trabajadora. Se adaptan bien al trabajo aquí. Son electricistas, trabajan en la obra, en los hogares, cuidan de personas mayores...No tienen miedo a nada
Los hombres latinos en Euskadi cuentan con una tasa de ocupación del 41,9%, mientras que las mujeres les siguen de cerca con un 40,2%. La tasa de paro de ellas también es sensiblemente inferior, con un 6,9% frente a un 7,4% de los hombres. Actualmente, Vargas trabaja de administrativa en una clínica dental. También ha trabajado en bancos y en supermercados, siempre con contratos temporales. “El latino tiene una cultura muy trabajadora. Se adaptan bien al trabajo aquí. En el aspecto laboral creo que están mucho más integrados que otras culturas porque se apuntan a todo. Son electricistas, fontaneros, trabajan en la obra, en los hogares, de cuidadoras de personas mayores... No le tienen miedo a nada”, apunta la joven.
En cuanto al grado de simpatía e integración de la población latina en el País Vasco, según los datos del Barómetro de Ikuspegi del año 2021, en una escala de 0 a 10 puntos, donde 0 es ninguna simpatía y 10 mucha simpatía, todas las nacionalidades latinoamericanas se sitúan por encima de la media general, con 6,4 puntos. No obstante, Vargas es de la opinión de que aún podrían llegar a estar más integrados en la sociedad:
“Para que la población latinoamericana esté más integrada en la sociedad vasca es importante ahondar en el tema social y cultural. El latino tiende a estar siempre en su burbuja de montar fiestas en casa, juntarse con latinos porque les gusta el mismo tipo de fiestas o ir a discotecas o bares latinos, pero mi padre desde muy pequeña me enseñó una frase que es ”allí donde fueres, haz lo que vieres“ y eso es lo que hicimos al llegar a Euskadi. Aprendimos el idioma y me empapé de la cultura y de las tradiciones vascas, como las dantzas, los bertsos. Yo creo que la manera en la que se podrían integrar más es esa, formando parte de la cultura vasca e intentando no olvidar sus raíces pero sí aparcarlas un poco para integrase donde están. Es importante que quieran formar parte del sitio en el que están, en lugar de aislarse en su burbuja”, asegura Vargas.
Desde muy pequeña mi padre me enseñó la frase “allí donde fueres, haz lo que vieres” y eso hice: aprendí el idioma y me empapé de la cultura y de las tradiciones vascas, como las dantzas, los bertsos
Uno de los factores que más preocupa a las jóvenes como Vargas son los prejuicios que a día de hoy sigue teniendo la sociedad sobre las mujeres latinas. “Desde que llegué escuchaba lo típico de que las latinas somos como más 'fáciles'. A mí me decían que no parecía latina por no tener las pechos grandes o vestir ajustado y más provocador”, indica la joven, que asegura que los comentarios despectivos no se basan tan solo en el físico de las mujeres. “Se escucha mucho eso de que si salimos con alguien de España es por interés. Incluso entre los mismos latinos se habla de quién está con algún o alguna española y dicen que es por interés, ya sea por su nacionalidad, dinero, herencia o estabilidad de hogar y económicamente para que le mantengan. También se dice que las mujeres latinas que salen con españoles, se quedan embarazadas para ”amarrar“ al marido y que se queden con ellas”, lamenta.
Melanie Pineda, también llegó cuando era pequeña a un pequeño pueblo euskaldun. La joven, que actualmente tiene 24 años, viajó de su Guayaquil natal, en Ecuador, hasta Aramaio, un pueblo alavés de menos de 1.500 habitantes cuando cumplió los 9 años. “Cuando llegué aquí todo lo que había conocido cambió: el clima, el idioma, las costumbres, etc. Al principio me sentía muy perdida, tanto en clase como con el tema de amigos, pero poco a poco empecé a desenvolverme”, cuenta Pineda a este periódico.
Pineda fue consciente de lo que era sentirse discriminada por ser extranjera a los 12 años. “Me acuerdo que estaba paseando por la calle y, de repente, un señor mayor se me acercó y me dijo que no era de aquí y que me fuera por donde había venido. Esa ha sido la discriminación más fuerte que he sufrido por ser extranjera aunque también noto que sufrimos discriminación en el trabajo o a la hora de alquilar una vivienda”, asegura.
Con 12 años un señor mayor se me acercó y me dijo que no era de aquí y que me fuera por donde había venido. Esa es la discriminación más fuerte que he sufrido por ser extranjera
Pineda, actualmente trabaja en una sidrería y lo compagina con sus estudios en Educación Infantil. Para esta joven las personas latinoamericanas sufren “más discriminación o menos aceptación” que los extranjeros que proceden de otros continentes. A pesar de ello, confía en que la discriminación entre los jóvenes es menor. “Cada vez estamos más abiertos a conocer a personas de otros países, algo que puede llegar a ser muy enriquecedor porque nunca sabes qué o a quién te vas a encontrar”, apunta.
“Deberíamos entender que todos alguna vez en nuestras vidas hemos sido extranjeros, ya sea de vacaciones, de Erasmus o cuando salimos de nuestro país por cuestiones de trabajo. Todos los países son diferentes y todos ellos cuentan con su propia cultura, pero la sociedad debería entender que no se puede tener miedo a lo desconocido. Debemos conocernos e interactuar entre nosotros seamos de donde seamos”, concluye Pineda.
Deberíamos entender que todos alguna vez en nuestras vidas hemos sido extranjeros y no temer a lo desconocido
Según el informe de Ikuspegi, Siete de cada diez migrantes latinos son mujeres. Por países, la mayoría de las mujeres que llegan a Euskadi provienen de Nicaragua, un 72,7% del total de latinas que llegan. Le siguen las hondureñas con un 70,7% y las procedentes de Paraguay con un 69,8% y Brasil con un 68,3%. En países como Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela o Argentina, la mayoría de las personas que llegan también son mujeres, pero la tasa no supera el 60%. La mayoría de ellas viven en lo que se conoce como 'Gran Bilbao', donde residen un total de 54.726 personas de América Latina, más de un 40% del total. Le sigue Donostia con 21.430 personas y la Llanada Alavesa con 17.413 personas latinoamericanas. Por provincias, Bizkaia es el territorio con mayor peso de población de origen latinoamericano, un 55,3% de todas las personas de origen extranjero empadronadas en el territorio han nacido en algún país de Latinoamérica. Le siguen Gipuzkoa con un 49,6% y, finalmente, Álava con 45,5%.
1