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El PNV ve corta la condena del Gobierno al bombardeo de Gernika: “Elude reconocer la responsabilidad del Estado”

El alcalde Gorroño, Urkullu, el secretario de Estado de Memoria Democrática y el diplomático de Ucrania, este martes en Gernika

Iker Rioja Andueza

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El octogésimo quinto aniversario del bombardeo de Gernika, una operación de destrucción perpetrada el 26 de abril de 1937 por los aviadores de la Alemania nazi y de la Italia fascista al servicio de Francisco Franco y de la que solamente quedan unos 60 supervivientes, ha estado marcado por el recuerdo a las ciudades que ahora, en 2022, Rusia está bombardeando en Ucrania y por el recuerdo institucional unánime por parte de las instituciones vascas y también desde el Gobierno de España. El propio presidente, Pedro Sánchez, ha enviado un mensaje en honor a las víctimas al que han seguido una declaración institucional de condena y la presencia, por vez primera, de un alto cargo del Estado en la propia villa foral durante los homenajes.

Sánchez se ha referido a Gernika como uno de los episodios más “cruentos” de la Guerra Civil, convertido en icono universal merced al cuadro de Pablo Picasso encargado precisamente por el Gobierno republicano. El texto aprobado por el Consejo de Ministros señala que “la guerra de España fue uno de los primeros conflictos en los que la población civil fue objetivo militar”. “En la historiografía nacional e internacional hay un consenso prácticamente unánime sobre la consideración del bombardeo de Gernika como preludio o ensayo general de este tipo de ofensivas aéreas generalizadas que se desplegarían durante la Segunda Guerra Mundial. Por eso, la villa de Gernika forma parte fundamental de la memoria vasca, española y europea. Representa la crueldad de la guerra contra la población civil”, se puede leer. “El ataque aéreo sufrido por esta localidad el 26 de abril de 1937 merece una condena sin paliativos”, se añade. El ministro que ha leído el texto ha sido Félix Bolaños, quien ha puesto voz en 'off' igualmente a un pequeño vídeo con imágenes de 1937.

La posición del Estado respecto a Gernika se había convertido en polémica por el deseo del PNV y del lehendakari, Iñigo Urkullu, de un gesto de “desagravio” por parte de España. Añadían los nacionalistas el ejemplo del presidente alemán Román Herzog, quien en 1997 pidió perdón por la actuación de los nazis en aquella jornada. La petición incluía una pregunta al Gobierno en el Senado, una invitación desde hace meses a Sánchez para que acompañara a Urkullu a Gernika e incluso testimonios de víctimas supervivientes que querían esas disculpas. Sin embargo, los socialistas rechazan frontalmente erigirse en herederos de franquistas, nazis y fascistas ya que el Gobierno democrático y legítimo en aquel momento era el republicano. Lo lideraba el PSOE e incluso por primera y única vez en la historia tenía un ministro del PNV, el navarro Manuel de Irujo. Esas tensiones se han hecho patentes en declaraciones públicas de unos y otros y en la propia rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno vasco. Ambos partidos, que gobiernan en coalición, han acordado una declaración institucional sobre Gernika en la que se orillaba esta cuestión pero, en los comentarios posteriores, mientras el portavoz Bingen Zupiria hacía énfasis en la importancia del desagravio el consejero socialista Iñaki Arriola mostraba otra postura. Entretanto, nada se ha dicho en toda la jornada del papel de otras instituciones que sí estaban ya en manos de los franquistas y que colaboraron activamente con los nazis y fascistas italianos, como el Ayuntamiento de Vitoria.

Desde Gernika, Urkullu ha considerado como “paso positivo” la declaración del Gobierno español sobre Gernika y la presencia del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, en los actos conmemorativos de homenaje: “Veníamos demandando desde hace mucho tiempo que un Gobierno democrático, como el Gobierno español vigente, tuviera también un reconocimiento del sufrimiento de hace 85 años y condenara, al mismo tiempo, con su presencia aquí, la agresión de un Gobierno injusto sublevado al legítimo de la República”. Urkullu, arropado por consejeros de PNV y PSE-EE, ha apelado a la “verdad” y a la justicia hacia las víctimas. Martínez López se ha dicho “encantado” de haber acudido a representar al Estado en el acto “por primera vez”.

Pero el PNV ha reaccionado de manera más matizada y ha recalcado que es necesario el “perdón”. Se pregunta el partido “por qué el Gobierno español no es más contundente y firme en la condena y petición de perdón con el pueblo de Gernika como símbolo de tantos municipios bombardeados, incendiados y arrasados”. La portavoz en el Senado y exconsejera de Urkullu, Estefanía Beltrán de Heredia, ha afeado que Sánchez viajara a Kiev y no la haya hecho a una localidad mucho más próxima. “Hoy, lo que le correspondía era estar en Gernika”, ha enfatizado. Los 'jeltzales' concluyen que lo ocurrido ahora es un “primer paso” pero que España “elude reconocer la responsabilidad histórica del Estado”.

El Ayuntamiento de Gernika, cuyo alcalde es el nacionalista José María Gorroño, también ha insistido en que el Gobierno de España “reconozca la responsabilidad franquista” y ha apelado, nuevamente, a la carta de Herzog. “Asumió en nombre de su país la responsabilidad del ataque aéreo de la Legión Cóndor, reconoció la culpa de los aviones alemanes y pidió perdón”, ha señalado, según recoge Europa Press. “El reconocimiento y la solicitud de perdón son medidas simbólicas de reparación, un reconocimiento público para honrar la memoria de las víctimas, para reconstruir la memoria histórica, para reivindicar la verdad de lo ocurrido, y convocar a la sociedad en torno al rechazo de hechos que, como aquel, supusieron una grave transgresión de los derechos humanos”, plantea Gorroño, que no atendió las peticiones de entrevista de este periódico. Más tarde, el propio alcalde ha ejercido de portavoz de supervivientes y descendientes y ha señalado que han encajado como “algo importante y gratificante” la condena del Gobierno de Sánchez. 

Hasta la ofrenda floral en el cementerio la localidad de Bizkaia se han desplazado también representantes de la Embajada de Alemania en España -también del Reino Unido o de Francia-, una delegación de Auschwitz, en Polonia, uno de los lugares donde los nazis se emplearon con mayor crueldad. Sin embargo, las miradas se han posado este año en una representación de Ucrania, aunque no encabezada por el embajador, como se había anunciado inicialmente, sino por el primer secretario de la embajada, Sergii Solovey. Los paralelismos con la situación actual han sido recurrentes en los discursos y mensajes.

Los actos conmemorativos no se han limitado a los institucionales. Este mismo martes ha habido un recuerdo al entonces alcalde, José de Labauria, del PNV, una comida en honor a los supervivientes -no más de 60 ya fruto del paso del tiempo-, la entrada de los premios Gernika de la paz y de la reconciliación y, sobre todo, el sonido de las sirenas de alerta. Este miércoles habrá un homenaje al periodista George Steer, corresponsal de guerra y a quien se atribuye el haber informado al mundo con precisión de lo ocurrido frente a la propaganda franquista que hizo creer que o bien fueron los republicanos los autores del bombardeo o bien que el pueblo había sido incendiado con gasolina. También hay una visita al refugio antiaéreo de la empresa Astra. El jueves aún continuará la agenda.

Los mensajes en este aniversario también han querido dejar patente que el de Gernika no fue el único bombardeo. El ‘Atlas de bombardeos en Euskadi (1936-1937)’ de Xabier Irujo ha documentado 2.042 ataques desde el 22 de julio de 1936, cuatro días después del golpe de Estado contra el legítimo régimen democrático de la II República, hasta que el bando sublevado tomó el control de las provincias vascas. Fueron 402 días, por lo que un simple cálculo muestra que hubo una media de cinco al día, es decir, que las sirenas alertaron de los ataques aproximadamente cada cinco horas. El 91% de los ataques fueron operaciones franquistas. En la primavera de 1937 hubo 747 operaciones en total y todavía quedaron 70 para el verano de 1937. La guerra acabó ya en Euzkadi aunque quedaran dos años en otras zonas de España. De hecho, el Gobierno ha recalcado que los franquistas también atacaron localidades como Gijón o la propia Madrid.

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