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Las Prisiones vascas conceden el tercer grado a ocho presos de ETA y rechazan otras 26 peticiones

Artolazabal y los directores, en el acto de cambio de titularidad de la cárcel de Basauri

Iker Rioja Andueza

28 de febrero de 2022 10:44 h

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El Gobierno vasco, como institución competente desde octubre en la gestión de Prisiones, ha concedido en la última semana las primeras progresiones de grado a ocho presos de ETA del total de 84 que cumplen condena en los centros bajo su dependencia, Zaballa en Álava, Basauri en Bizkaia y Martutene en Gipuzkoa. Aunque la decisión ha empezado a suscitar revuelo en determinados mentideros -la AVT ha advertido de que buscará su revocación a través de la Fiscalía en el juzgado de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional-, las fuentes gubernamentales consultadas indican que este proceso se enmarca dentro de la gestión ordinaria de los centros carcelarios y que todas las mejoras están plenamente justificadas, hasta el punto de que algunos de los exterroristas han escrito cartas personalizadas a sus víctimas. Organizaciones de víctimas como Covite no comparten este diagnóstico.

Estas progresiones de grado no son la primera medida de los nuevos gestores autonómicos, ya que 160 presos 'comunes' cambiaron de régimen con anterioridad a los de ETA. De los 84 reclusos que fueron miembros de ETA, una veintena ya estaban o en tercer grado o en libertad condicional cuando se produjo la transferencia. La normativa penitenciaria implica que, cada seis meses, el régimen interno de los reclusos sea revisado. 34 de los 84 han pasado por ese trance desde que es el Gobierno de Iñigo Urkullu y no el central el que gestiona Prisiones. En 26 casos se ha decidido mantener el grado y son ocho los que progresan. Es más, cuatro de los 26 presentaron un recurso ante la Dirección de Justicia del Gobierno vasco, que sí es un órgano de designación política, y se desestimaron sus pretensiones.

Las revisiones las hace la junta de tratamiento, en este caso de Basauri y de Martutene, ya que no hay de Zaballa entre quienes verán mejorado su internamiento. Este órgano lo componen la dirección de turno de la cárcel y personal “técnico” que ha trabajado con los reos. Según las fuentes consultadas, los ocho han plasmado en una carta su desmarque de la violencia e incluso se dirigen a las víctimas. Se trata de escritos “diferentes” y “personalizados”, no “cartas-tipo” como las que en su momento impuso el colectivo oficial de presos de ETA, el EPPK, tras años de rechazo a los procesos penitenciarios ordinarios. Además, las fuentes consultadas inciden en que las misivas tienen el valor de que son el resultado de un proceso mucho más largo de trabajo para la reinserción. Todos ellos salvo uno llevan más de dos décadas encarcelados y cumplen el requisito de haber cumplido más de dos tercios de la pena impuesta.

El Gobierno vasco ha comunicado estos cambios a las tres entidades que participan en el Consejo de Participación de Víctimas del Terrorismo, la AVT, Covite y otra entidad que representa a ertzainas, Aserfavite. Igualmente, ha contactado a las víctimas concretas de los presos que ahora pasan a tercer grado. En algunos casos son víctimas directas, por haber resultado heridos en los atentados o haber estado secuestrados, y en otros son familiares. Las resoluciones de las Prisiones vascas son recurribles, como antes las de Instituciones Penitenciarias, ante el juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, competente para delitos de terrorismo.

“Estas decisiones no son políticas, se toman en base a escrupulosos análisis científicos y criterios técnicos de los expertos de las juntas de tratamiento. No son caprichos, buena parte de los presos de ETA que están llegando a Euskadi cumplen o están a punto de cumplir los requisitos para la progresión de grado”, indica la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en unas declaraciones recogidas por 'El Correo'. Los presos afectados por los cambios son Egitz Coto, Iñaki Garcés, José Ángel Lerín, José María Arregi, Mikel Arrieta, Unai Fano, Ugaitz Pérez y Francisco José Ramada. Arregi, conocido como 'Fiti' o 'Fitipaldi', llegó a ser jefe de ETA y en la década de 1980 era considerado el “máximo experto en explosivos” de la organización y es uno de los presos terroristas de más edad, 75 años.

Covite denuncia que 'Antza' presenta libros “como si fuera honorable”

Como la AVT, Covite ha cuestionado esta decisión. “No nos fiamos del Gobierno vasco aunque sí ha hecho muy bien en darnos información. Ni siquiera Instituciones Penitenciarias nos había dado hasta ahora los datos de las progresiones”, explica su portavoz, Consuelo Ordóñez, aunque se dice “tranquila” porque “la Audiencia Nacional tiene la última palabra” y “últimamente ha revocado algunas decisiones” del Gobierno central si no cumplían los requisitos.

Ordóñez explica que mantuvo una conversación con el viceconsejero competente en materia de Víctimas, José Antonio Rodríguez Ranz, y no con la de Justicia, Ana Agirre. Fue la pasada semana. También se ha reunido con el fiscal de la Audiencia Nacional, Jesús Alonso, para aportarle información sobre los ocho presos. “De 'Fiti' no digo nada. No habrá otro preso en España con esa edad. No dijimos nada con el traslado y no decimos nada ahora. El resto, los siete restantes, todos son de la órbita de la izquierda abertzale y del EPPK”, indica Ordóñez, que pone el ejemplo de un reciente homenaje en Hernani por su cumpleaños a Fano.

Por otro lado, Covite ha denunciado a través de sus redes sociales que el exjefe de ETA Mikel Albisu 'Antza' presentó el sábado en Lekeitio un libro “como si fuera un escritor honorable”. “No lo es. Fue el jefe de ETA. Bajo su mandato cientos de personas fueron asesinadas. Pero el sábado nadie le pidió que asumiese sus responsabilidades criminales”; ha escrito la entidad dirigida por Consuelo Ordóñez. En diciembre tuvo que declarar en Donostia por su presunta participación en el crimen que acabó con la vida del hermano de Consuelo, Gregorio Ordóñez, parlamentario vasco y candidato del PP a la Alcaldía donostiarra. Fue recibido entre aplausos por cargos de Sortu y EH Bildu.

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