La Sanidad pública vasca pasa un chequeo en la calle y en el Parlamento convertida en una preocupación social

En el Parlamento, en ambulatorios y hospitales... y en la calle. Continúan en Euskadi las protestas y quejas en torno al funcionamiento del servicio que más recursos consume, la Sanidad pública. La preocupación sobre su estado se ha quintuplicado desde 2019, el año previo a la pandemia. Este sábado hay convocadas movilizaciones y los sanitarios rurales alaveses primero y, en plena campaña electoral, el conjunto de la plantilla de Osakidetza están llamados a secundar paros y huelgas. Al mismo tiempo, la desaparición de la agenda de la COVID-19 no ha hecho que desaparezcan los debates políticos sobre el sistema sanitario. Ni mucho menos. Así se expresaba este viernes el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, ante las críticas de la oposición: “Conozco bien estas preguntas. He dado respuesta a esto mismo en más de una ocasión. No se está desmantelando la Sanidad pública. No se está desmantelando Osakidetza. Eso es mentira. Lo diré ahora tan claro como en las anteriores ocasiones: estamos reforzando la Sanidad pública en Euskadi”.

Las convocatorias de este fin de semana, bajo el lema “Contra el desmantelamiento de Osakidetza”, tienen la firma de la plataforma Osasun Publikoa Aurrera. En realidad, en los últimos meses han florecido agrupaciones locales en puntos como Barakaldo, Donostia, Erandio, Deusto (Bilbao), Leioa, Mungia, (Getxo), Amorebieta-Etxano, Zumarraga, Vitoria o Tolosa, que es la única comarca sin centro público de referencia. En la capital, por ejemplo, han recabado el apoyo de asociaciones vecinales, que recuerdan el cierre de PAC de San Martín o de las Urgencias de Santiago, para lo que recogieron 75.000 firmas.

“La Sanidad pública vasca se está deteriorando de forma muy significativa... pero no ahora. Es un proceso que lleva años llevándose a cabo. Ahora mismo nos estamos dando cuenta, como pacientes, de que el sistema no da una respuesta adecuada en tiempo y forma (sobre todo en tiempo) a nuestras necesidades de salud”, explica Maite Alonso, portavoz de Osasun Publikoa Aurrera. Entiende que “este deterioro está causado por una política y posición ideológica muy claras”. “Lo que se pretende es deteriorar el sistema público (no sólo el de salud, hablamos de Educación, sector sociosanitario, dependencia) para que llegue el momento de que ese deterioro sea tal que se pueda justificar su privatización. Y tenemos que hablar claramente de la apuesta histórica que hicieron PNV y PSE-EE por ese deterioro y por la privatización firmando en la década 1990 leyes que provocan lo que nosotros llamamos mercantilización de la Sanidad. Son leyes que permitieron la entrada de empresas privadas en el ámbito de la Sanidad pública. Los contratos de seguros en las empresas de medicina privada han aumentado un 20% y esto sólo se explica porque no tenemos una atención primaria robusta a consecuencia del maltrato a los profesionales, de la desinversión y del abandono. Se está poniendo la alfombra roja a los que pretenden negociar con nuestra salud”, añade.

Según sus datos, “el tiempo de espera para tener atención médica en el centro de salud, que debería ser como mucho de 24/48 horas, es de dos semanas y a veces de tres”. “Por ejemplo la gente del entorno rural de Álava está siendo maltratada”, concluye. Allí hay una huelga específica en los próximos días. También este periódico recogió que son las únicas zonas de Euskadi sin servicio de hospitalización domiciliaria. “Para las personas que viven en los pueblos la atención primaria es el único centro de atención sanitaria de su entorno y estamos viendo cómo los consultorios han recortado horarios, no tienen médicos o directamente están cerrados”, entiende Alonso, que asegura igualmente que los recortes golpean más a los vulnerables, crónicos, mayores o migrantes, entre otros.

El debate parlamentario: relación de logros

En su cara a cara con la jefa de la oposición, Maddalen Iriarte (EH Bildu), Urkullu ha considerado que la mejor defensa era el ataque (dialéctico). Y ha optado por enumerar sus actuaciones en materia sanitaria. “En estos últimos diez años -ha enfatizado- hemos reforzado la Sanidad pública en Euskadi. Esto no es una opinión; esto es una realidad. Nuevos hospitales en Urduliz, Eibar y Gernika. Centros de salud nuevos en Aiete [Donostia], Murgia, Amorebieta[-Etxano], Alonsotegi, Irala [Bilbao]. Nuevo edificio de consultas externas y Urgencias en Txagorritxu [Vitoria], espacios nuevos de neonatología, obstetricia y pediatría, mejoras en todos los hospitales. Onkologikoa vinculado a Osakidetza, renovación del hospital de Santa Marina, ampliación de centros de salud de Bermeo, de Bombero Etxaniz en Bilbao, y los consultorios de Forua, Murueta, Antoñana y Campezo. Nuevos centros de investigación de Biocruces, Biodonostia y edificio de Farmabide. Nuevos equipamientos de protonterapia, diez nuevos TAC en todos los hospitales, radiodiagnóstico y equipos de diagnóstico por imagen”.

Y ha seguido leyendo a gran velocidad: “Hace diez años, el presupuesto público era de 3.250 millones de euros. Ha aumentado año a año, todos los años. Ahora es de 4.630 millones. No hay desmantelamiento, todo lo contrario. Hace diez años, Osakidetza contaba con 27.000 profesionales; hoy son más de 30.000. Estamos mejorando las condiciones laborales. Hemos abonado la carrera profesional, 270 millones de euros. Convocamos a la mesa sectorial, no acuden los sindicatos. Convocamos ofertas públicas de empleo que reducen la temporalidad y garantizan la estabilidad de las y los profesionales”.

Y todavía tenía más: “Seguiremos realizando inversiones: este año, centro de salud de la Parte Vieja de Donostia; el próximo año, centro de alta resolución de Zalla, centros de salud de Aretxabaleta, Ordizia y Altza (Donostia); en dos años centros de salud de Llodio y de Oyón”. Y más: “Vamos a seguir invirtiendo: bloque quirúrgico de Bidasoa, nuevo centro de salud de Irún, mejora de la accesibilidad a través del metro al hospital de Galdakao [en referencia al de Usansolo], mejoras del hospital de Zumarraga y nueva Facultad de Medicina en Basurto”.

Terminada su lectura, se ha dirigido a la oposición. “Podrá pensar usted que me remito a infraestructuras y personal. Pero, si no, ¿qué entiende por desmantelamiento? Estamos invirtiendo y afirmando las bases de futuro del servicio público de salud, buscando acuerdos de país”, ha afirmado antes de defender el “plan estratégico de Osakidetza” como una buena herramienta. Fue presentado este lunes en el Parlamento y la colaborada de la consejera Gotzone Sagardui, Maribel Romo, dejó caer que acarrearía caminar hacia un centro de salud “virtual” que proporcionará atención “en diferido”. Ya en 2022 unas reflexiones de la propia Sagardui en torno a un necesario “cambio cultural” para aceptar desplazamientos más largos al consultorio o que éstos solamente tengan enfermeros y no facultativos generaron una gran controversia.

“¿En qué se lo gastan?”

Preguntados por los datos esgrimidos por el Gobierno en relación al incremento del gasto sanitario, Osasun Publikoa Aurrera no ve convincentes esas explicaciones. “La pregunta que nos hacemos los ciudadanos cuando oímos una y otra vez esos discursos es en qué se lo gastan. Porque tenemos centros de salud sin pediatras, profesionales trabajando en precario, barrios sin centros de salud, en Vitoria han cerrado un servicio de Urgencias y un PAC, ... Gastar más no es tener mejor Sanidad. Porque todos conocemos el ejemplo de Estados Unidos, que es el país del mundo que más dinero invierte en Sanidad, pero, sin embargo, tiene los índices de salud de la población más bajos del mundo. En Osakidetza están privatizadas cuestiones que parecen menores, pero que no lo son. Por ejemplo, las subcontratas de limpieza, con su personal, que lleva años en lucha y meses en huelga. También mantenimiento o cocinas. O incluso el caso de las ambulancias. Esto supone cientos de millones de euros de ese presupuesto que tanto mencionan”, explica Alonso.

“Bajo nuestro punto de vista, deberíamos compararnos con entornos con el mismo PIB que Euskadi. Y eso nos obliga a mirar a Europa, donde por ejemplo se invierte mucho más en atención primaria. Aquí los recortes son evidentes y además los han justificado como fruto de un cambio cultural necesario en el acceso a servicios sanitarios. Es una broma de mal gusto y una ataque frontal a la sociedad vasca. Si miramos al entorno que le interesa al PNV, es decir, el resto del Estado, podríamos decir que la gestión es nefasta, puesto que gastando el doble incluso que alguna otra comunidad por habitante, no tenemos una Sanidad el doble mejor. ¿Qué está haciendo el PNV con todos los millones que presume gastar?”, se pregunta Alonso.

PAC sin médico

En este sentido, también en el Parlamento, de nuevo EH Bildu pero esta vez su portavoz sanitaria, Rebeka Ubera, ha interpelado a Sagardui por los PAC (Puntos de Atención Continuada) que no han tenido médico en Semana Santa y solamente servicio de enfermería. Y la consejera de Salud también ha negado recortes: “En Euskadi hay 45 PAC. Enero, febrero y marzo suman 90 días. En consecuencia, durante esos meses, se han atendido 4.050 turnos de PAC. De todos ellos, de 4.050 turnos, en once turnos completos −si quiere, le digo hasta los días concretos− no ha habido médico. Lo mismo que en otras seis medias jornadas. Once turnos y seis medias jornadas de 4.050 turnos de PAC. Esta es la dimensión del problema, señora Ubera”. Ha explicado, asimismo, que “cuando un centro se abre solo con personal de enfermería, hacen lo mismo que hacen la mayoría de las Urgencias de cualquiera de los hospitales, el triaje”. “Evalúan la necesidad. Si es de su competencia, lo atienden, lo resuelven. Y, si fuera necesaria la intervención de cualquier otro profesional, lo gestionan para que sean debidamente atendidos por quien corresponda. Nadie se quede sin atender”, ha zanjado. “Su solución es negar la realidad. Han traspasado todas las líneas y es inaceptable. Quedan muchas preguntas en el aire”, se ha quejado Ubera ante estas explicaciones. “Como siempre, señora Ubera, retuerce la realidad”, ha replicado la consejera del PNV ante las críticas recibidas.