De gira teatral contra la violencia machista: las presas de la cárcel de Alcalá se suben al escenario
Una mujer de clase alta a la que su marido le pega, pero lo oculta por vergüenza; una mujer gitana a la que su marido le ordena y le grita, pero que no puede contradecirle porque por “las leyes gitanas”, eso supondría un problema incluso para su propia familia; o una mujer latina que soporta cada día el rechazo y desprecio de su marido al llegar borracho a casa. Estos son tres de los personajes de la obra Tareas para una vuelta de tuerca, que ha sido presentada este miércoles en Bilbao en el 'Homeless Film Festival'. Se trata de una pieza teatral que muestra una terapia de grupo en la que diferentes mujeres relatan acontecimientos de su vida privada en relación con la violencia machista y que ha sido creada por el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Pero lo significativo de esta obra, más allá de la temática, son sus actrices: las reclusas de la prisión de Alcalá Meco.
“Los textos muchas veces nacen de ellas, son de creación colectiva. La mayor parte de la terapia son testimonios de ellas mismas. Luego yo los redondeo, les doy forma. No tiene por qué ser de su propia vida, a lo mejor es de su hermana o de alguien próximo, pero tienen muy claro lo del maltrato, muchas de ellas han sido maltratadas”, ha señalado la directora de la obra, Elena Cánovas.
Estas mujeres forman parte de la compañía teatral Yeses, creada en 1985 por Elena Cánovas y por la que estos últimos 30 años han pasado cerca de 1.000 internas, que han representado más de 50 textos, algunos de ellos –como el que ha sido presentado en la ciudad vizcaína– escritos por ellas mismas.
Cuando Cánovas llegó a la que por aquel entonces se llamaba la cárcel de Yeserías –de ahí el nombre de la compañía– no se conformaba con ser una funcionaria de instituciones penitenciarias. La dureza de las cárceles de aquella época y el hecho de que se primara el control de las internas a su bienestar, no le convencía del todo, por lo que decidió ingresar en la Escuela de Arte Dramático. Una vez se hizo con el título su idea estaba clara: quería crear un taller de teatro formado por las reclusas.
Y así lo hizo. Cánovas recuerda que gracias a la inquietud del país y los cambios políticos –con los que también cambiaron los mandos en las prisiones– permitieron que la directora que había en aquella época confiara en ella para la creación del taller. Aun así no olvida que los primeros años no fueron nada fáciles. Se trataba de una época en la que el consumo de heroína y otras drogas se había disparado, algo que dificultaba de cierta forma que las presas se aprendieran los textos, pero la ilusión que tenían les permitió seguir a lo largo de los años.
Traspasar las rejas a través del espectáculo
“Por aquel entonces no podíamos imaginar que íbamos a traspasar las rejas. Ahora es un grupo consolidado, muy conocido en la Comunidad de Madrid. Para las internas es un aprendizaje liberador en todos los sentidos. El teatro eleva la autoestima, desarrolla tu personalidad y, lo más interesante, es un trabajo en grupo y es una escuela de la convivencia. Yo no pretendo crear actrices, pretendo que cambien, que den esa vuelta de tuerca que tienen que dar a sus vidas, que cambien el chip y que verdaderamente tengan esa arma para volver a hacerse con sus vidas, que sus vidas valen mucho”, ha indicado a este diario Elena Cánovas, minutos antes de estrenarse su función ante una sala completa del Bizkaia Aretoa de Bilbao.
Tal ha sido el éxito de la compañía que les ha permitido ganar el premio Max al Aficionado a las Artes Escénicas en la gala de la XX edición de los Premios Max 2017, “el equivalente a los Goya”, cuenta orgullosa, la directora. Además de ese y de otros premios, el pasado 24 de septiembre, con motivo de la festividad de La Merced, el grupo Yeses recibió el máximo reconocimiento que otorga la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, la Medalla de Oro al Mérito Penitenciario, de manos del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
“El teatro te hace sentir libertad”
Una de las protagonistas, que cuenta con un personaje cómico y peculiar en la obra, se llama Jazmín Domínguez. A pesar de no llevar mucho tiempo en la compañía –esta será su segunda gira– encarna uno de los papeles más significativos, el de una mujer mexicana maltratada por su marido alcohólico y que lo abandona para venir a España a trabajar como asistenta del hogar en casa de una familia adinerada, en la que casualmente, el marido también maltrata a su mujer. Al ver esta situación, es la asistenta quien lleva a su “patrona” a la terapia, para que sea consciente de lo que le está ocurriendo y deje de avergonzarse y ocultarlo.
“En mi vida personal sí que hay unas fases en las que me identifico con el personaje, pero también quise darle voz a todas las mujeres latinas, darles ánimo, porque como bien sabéis en Latinoamérica es muy difícil y aún es son tabú todas estas cosas. Hay mucha gente que todavía se ofende por decir la palabra machismo. El teatro es una experiencia que te hace sentir libertad, pero no solo la libertad que deseamos, sino la libertad de expresión, la libertad en tus emociones, la libertad de poder hacer sonreír al resto de las personas. Por eso he decidido dar lo mejor de mí en esta obra, porque quiero sentirme orgullosa de mí misma y que el resto de las personas también lo sientan”, ha señalado Domínguez aún eufórica tras al finalizar la obra. Domínguez no quiere hablar de las razones que la llevaron a prisión, solo indica, con una sonrisa, que ya está “a punto de salir”.
Las reclusas, para ser escogidas, pasan por un proceso de selección o casting en el que la propia Cánovas evalúa sus actitudes y aptitudes y valora su idoneidad para el taller, “uno de los más duros de la cárcel”, apunta. Pero no basta solo con eso, para poder dedicarse al mundo del teatro durante su estancia en prisión, las internas deben superar un examen que realiza la Junta de Tratamiento del centro, en el que se evalúan las actitudes, comportamientos, responsabilidades de la interna y que pueda ser acta para esta actividad. Una vez superadas todas las pruebas, podrán, como dice su directora, “saltar las rejas y volar a través del espectáculo”.