Es peor la torpeza que la dejadez; mas grave la ineptitud que la pereza y más peligrosa la incompetencia que la apatía.
El estropicio que genera la inacción es el tiempo perdido y, quizás, alguna oportunidad no aprovechada. Sin embargo, la ineficacia obliga a corregir las medidas equivocadas, remediar los daños ocasionados y activar medidas correctas (con lo que también hay que sumar lo del tiempo y las oportunidades). Este último, es el escenario que tenemos ahora en la agricultura extremeña.
La política de seguros agrarios en Extremadura ha sufrido con la política de apoyo que se ha desarrollado en esta última legislatura. No solo la eliminación de la subvención el primer año, sino que la tasa plana de ayudas (independiente del tipo de producción y, por tanto, desligada de la mayor, o menor, generación de renta y empleo) y aplicable mucho tiempo después del momento de la contratación, han frenado el crecimiento optimo de los seguros agrarios en la Región. Para que el esfuerzo presupuestario en seguros sea eficaz, fomentando la contratación, hay que volver a la idea de aplicarlo en el momento de la contratación: Descontando la subvención directamente del precio de la póliza.
Igualmente, es imprescindible recuperar el prestigio y el protagonismo de la Comisión territorial de seguros agrarios. Órgano donde participan todos los actores del modelo diseñándolo, y que consiguió que Extremadura liderara a nivel nacional la política de seguros agrarios. Por último, habrá que lidiar como se pueda el lastre de más de cinco millones de euros que están pendientes de pago a Agroseguro.
En sanidad animal nos encontramos con la declaración de un foco de tuberculosis un mes antes de las elecciones. Era algo que se estaba viendo venir, pero no parece adecuado dejar el “trabajito” de sanear nuestra cabaña al que venga después. Al contrario, de lo que sucedió con el brote de brucelosis bovina del norte de Cáceres, que se declaró al principio de la legislatura 2003-2007 para dejar al final de la misma completamente solucionado el problema. Ahora el esfuerzo para corregir esta situación será más complicado por las incorrectas medidas que las han generado, y que está provocando pérdidas a los ganaderos y dan una penosa imagen de Extremadura.
Especialmente grave por todo lo que afecta, por el dinero que está en juego y por el tiempo comprometido en sus acciones, es el trabajito con el PDR (programa de desarrollo rural). Nada más y nada menos que 491 observaciones comunicó la Comisión europea, que ahora hay que corregir (Detectaron incoherencias, falta en el estabelecimiento de prioridades , pedían conexión entre los presupuestos y los objetivos perseguidos, observaron descripciones vagas de medidas , más detalle en los compromisos exigidos en la medida agroambiental y clima, necesidad de explicar en la mayoría de las medidas la metodología para establecer los porcentajes e importes de las ayudas, error al aplicar el concepto de agricultor activo en las agroambientales incorrectamente, justificación para la ayuda agroambiental al tabaco etc, etc)
Estos son solo unos ejemplos del decorado con el que la pasada legislatura ha adornado al sector agrario extremeño. Siempre hay mucho trabajo en agricultura; pero queda mucho más, por la necesidad de corregir los errores anteriores, para que el sector agrario tenga un futuro mejor, se facilite el trabajo a agricultores y ganaderos y se pueda competir en igualdad de oportunidades. El futuro del campo depende de este trabajo: el porvenir está en el por hacer
Es peor la torpeza que la dejadez; mas grave la ineptitud que la pereza y más peligrosa la incompetencia que la apatía.
El estropicio que genera la inacción es el tiempo perdido y, quizás, alguna oportunidad no aprovechada. Sin embargo, la ineficacia obliga a corregir las medidas equivocadas, remediar los daños ocasionados y activar medidas correctas (con lo que también hay que sumar lo del tiempo y las oportunidades). Este último, es el escenario que tenemos ahora en la agricultura extremeña.