Bienvenido a Extremadura, señor perro

Valentina es una perra a la que le gusta viajar. Tanto como Francisco Mediavilla, Chuty, su dueño. Hace diez años, en un viaje a Galicia, le fue imposible encontrar un alojamiento donde la reina de la casa pudiera quedarse y no hubo más remedio que prepararle la cama en el coche. Este informático belga, al que una treintena de años en Trujillo se han encargado de borrarle el acento, decidió que eso no le volvería a pasar ni a él ni a nadie que quisiera recorrer mundo con su mascota, así que se puso a investigar, empezó a crear una lista de establecimientos españoles que admitiesen huéspedes de cuatro patas y fundó Viajar con Perros, una de las páginas web pioneras y más completas sobre este asunto que se pueden encontrar en Internet y que se hace desde Extremadura. Tanto es así, que en cuestión de días se completará con los alojamientos internacionales preparados para recibir a unos y a otros.

“Cualquier sociedad civilizada acabará admitiendo mascotas en sus hoteles como algo normal –apunta Mediavilla-. En estos momentos Suiza es el número uno del mundo y en Francia y Bélgica puedes ir con tu perro a cualquier sitio. España, sin embargo, ocupa el número 16 de la lista, con un 10 por ciento de alojamientos que admiten animales”.

Extranjeros con la casa a cuestas

Pet-friendly se llaman estos destinos tan amistosos con las mascotas. En Extremadura hay más de 200, según el recuento realizado por distintos portales tanto de turismo como de animales, que han incorporado la región a sus listados. Entre ellos se encuentran la Red de Hospederías del Gobierno regional, junto a las que aparecen desde hoteles como Atrio, incluido en la exclusiva asociación Chateaux and Relais que solamente admite entre sus socios alojamientos y restauración de alta categoría, así como un número importante de casas rurales.

“Cuanto más alto es el nivel de un establecimiento más sensible suele mostrarse su personal respecto a las mascotas.Tú vas al Ritz con un perro y no pasa nada y sin embargo a mí me han llegado a echar la bronca por estar con Valentina en una terraza”, apunta Mediavilla.

En Atrio tienen muchos clientes con mascota, tanto nacionales como extranjeros, que repiten estancia precisamente por la facilidad que se les presta al hospedaje con sus mascotas.

“No solo a mí sino también a Jose Polo y Toño Pérez (los propietarios) nos encantan los animales, así que desde que se inauguró el hotel Atrio hace cuatro años abrimos las puertas a las mascotas y nunca hemos tenido ningún problema”, cuenta su directora Carmina Márquez. “Muchos clientes repiten precisamente por eso y porque sienten el cariño con el que tratamos a unos y otros”.

Si la gente quiere viajar con su perro o con su gato es porque lo consideran uno más de la familia. También, porque dejarlos a cargo de alguien no es sencillo o porque no le atrae la idea de que se queden en un albergue. Sea por la razón que sea, la realidad es que cada vez son más quienes los incorporan al equipaje.

Disparidad en los criterios de admisión

En Extremadura no hay uniformidad de criterios respecto a la admisión. Así hay establecimientos que no cobran de más por mascota, mientras que otros cargan entre 5 y 25 euros; en algunos casos solo se admiten perros, en otros también gatos y hay veces incluso en las que el hospedaje se limita a perros de hasta 5 o 15 kilos. En ocasiones, se especifica que los animales no se pueden dejar sin compañía en la habitación ni transitar por las zonas comunes o que no puede haber más de dos en una misma habitación.

En la red regional de hospederías, por ejemplo, se pide que se eviten ladridos y maullidos que puedan perturbar a otros clientes y que los animales estén limpios; además, se advierte que se realizará un cargo adicional si se encuentran desperfectos como rotura de telas, desorden o suciedad excesiva en la habitación.

Quienes de una u otra manera están implicados en este asunto, recomiendan que antes de reservar se contacte con el destino para que se detallen las condiciones y se eviten problemas. Es más, hay alojamientos que en su información promocional no detallan siquiera que admiten mascotas, aunque sí lo hagan, porque podría echar para atrás a clientes que no quieren compartir espacio con ellas.

Pasos a favor se van dando aunque falte camino por recorrer. Probablemente Valentina no conocerá un orbe pet-friendly, porque con 16 años a sus espaldas anda para pocos trotes. Su dueño, sin embargo, confía en ser testigo de esa apertura y por eso se empeña en ir promocionando establecimientos que admitan compañía con bigotes.

“Hay animales que se portan mejor que muchas personas”, concluye.