Una grieta en el bunker del PP
Cuando el 5 de agosto el buen periodista Evaristo Fernández de Vega publicó en HOY que el número dos del PP en el Ayuntamiento de Badajoz, la había liado parda con un policía, con copas de por medio, gritos y actitud chulesca, en el bunker del PP comenzó a entrar agua a chorros por la grieta abierta.
Durante las dos últimas décadas la ciudad de Badajoz ha sido el granero de votos del PP y el laboratorio en el que el partido fue ampliando su red política y clientelar hasta hacerse con el control de casi todo el poder político en Extremadura. Y en esa ascensión hacia la cumbre, Badajoz fue el espejo para mostrar al resto de la región.
Pero el espejo se ha deformado y muestra unos gestos nada recomendables: abuso de poder, compadreo entre altos mandos policiales y la cúpula del PP en la ciudad… Y eso se ve ahora a la luz del día, justo cuando la gente está ya bastante cansada de casi todo, pero muy especialmente de que unos tipos que se dedican a la política se permitan el lujo de exhibir impúdicamente sus privilegios. Eso es simplemente lo que hizo Astorga y eso es lo que el viejo PP no quiere ver, y repite el mantra de una multa, una infracción, no es para tanto… Y eso ya no vale.
Mientras el PP siga argumentando que esa crisis se reduce a una infracción de tráfico seguirá abriendo la grieta en su bunker y seguirá abrasando a Fragoso, su próximo candidato a la alcaldía.
Por esa grieta de Badajoz y por tantas grietas abiertas en los últimos tiempos, Rajoy quiere amarrar su poder local con el decretazo de la reforma electoral, y Monago se ha subido al carro y pide aún más, quiere cambiar también la ley para amarrar su cargo en la Junta. Eso intentó vender en su mensaje del Día de Extremadura, pero es difícil cerrar tanta grieta fabricando trajes a medida deprisa y corriendo y a última hora.
Potsdata: Por lo que sabemos hasta ahora, todo este escándalo del concejal Astorga nace una noche de verano cuando un funcionario , un policía raso, quiso cumplir con su trabajo y tratar a todo el mundo por igual. Seguramente ese funcionario era consciente de que su actitud no le iba a reportar ninguna medalla y sí muchos quebraderos de cabeza. Pero mantuvo el tipo.
Cuando muchos quieren privatizar servicios diciendo que es lo mismo público que privado podrían mirar pequeños ejemplos como el de este hombre que solo, en una madrugada de verano en Badajoz, frente al poder en su versión más chusca, se limitó a cumplir su trabajo de funcionario público, más allá del político de turno. Por actitudes como esa merece la pena pagar servicios públicos.
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