Ciencia, igualdad e internacionalismo, sobre estos tres grandes pilares se construye una nueva cooperación internacional del siglo XXI. Una política de justicia, que a nadie le debería extrañar es valorada por la sociedad española, según encuestas del CIS, con una elevada aceptación. Sin embargo, este reconocimiento no la salva de haberse convertido en la diana de ataques agresivos que de manera muy planificada retoma la vieja y ruin confrontación entre poblaciones vulnerables nacionales y poblaciones vulnerables de otros países. Esta falsa diatriba cobarde de enfrentar a los de abajo para salvar a los de arriba quedó superada por la cooperación internacional desde hace décadas pero ahora es usada constantemente por estos grupos “salva patrias” de bajo coste. Una confrontación forzada que pretende hacer desaparecer la propia política que es reconocida como su mejor medicina.
Es por esto que nos encontramos en una situación compleja donde por una parte tenemos que mostrar argumentos positivos, sólidos, llenos de rigor y de eficacia, que defiendan nuestra propia existencia, a la vez tenemos que ser capaz de contemporáneizar nuestra identidad y actualizarnos para seguir haciendo nuestro trabajo ante desafíos más complejos, más globales, y menos sencillos de resolver.
La cooperación extremeña enfrenta esta situación con una voluntad de renovarse y demostrar, con mucha humildad, la madurez de su existencia que la ha convertido, en aspectos muy singulares, en una referencia de esta política dentro de España. No solo a nivel cuantitativo del presupuesto regional, sino la cuestión cualitativa de su propia identidad que con una triple posición se estructura sobre América Latina y el Caribe, África y Mediterráneo, y la Unión Europea. Una cooperación que ha sido capaz de ocupar grandes espacios conceptuales que definen su propia personalidad desde el feminismo, la movilidad humana, y desde la sostenibilidad y los cuidados de la vida.
Desde la Junta de Extremadura vamos a iniciar un proceso de participación social para renovar nuestro marco legislativo, y nuestro marco instrumental. De manera simultánea el Gobierno de España inicia su proceso de renovación de la cooperación nacional. Euskadi, Baleares, Aragón, Cataluña también arrancan un recorrido para ser capaz de terminar esta anualidad con nuevas leyes de cooperación internacional aprobadas.
La propia naturaleza de la materia obliga a trabajar con consensos, escuchas, cesiones, diálogos y elevación de propuestas desde cada uno de los puntos de nuestra sociedad civil para que la futura ley de cooperación permita a los extremeños y extremeñas apropiarse del papel que nuestro territorio quiere jugar en el mundo.
Iniciaremos en las próximas semanas un recorrido construido por y con asociaciones de nuestra sociedad civil que nos permitan llegar al mundo de la academia universitaria para absorber todo su conocimiento, que nos permita acercarnos al mundo rural de Extremadura que tiene que impregnar cómo quiere que se construya el desarrollo de otras partes del planeta, que nos permita ser capaz de hacer ley desde nuevas identidades feministas, diversas y multiculturales. Una cooperación participada capaz de reflejar lo mejor de nosotros mismos en el planeta. Grandes alianzas para construir una ley en el momento de madurez definitiva para la cooperación de la junta de Extremadura. Este es el mayor encargo para esta legislatura que la AEXCID tiene que desarrollar y que tiene que marcar un antes, y un después, en nuestra capacidad de convertirnos en la referencia definitiva de lo que la justicia social con Marca Extremeña tiene que desarrollar dentro y fuera de nuestra tierra.
Venimos insistiendo es esta idea: de las crisis se sale cooperando. Recordadlo porque solo entre la ayuda mutua, y sobre todo entre las regiones más empobrecidas, podremos salir de esta sin dejar a nadie en el camino.
*Ángel Calle Suárez. Director de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo, AEXCID, de la Junta de Extremadura.