“Los hilos de Vulcano”, el tercer estreno del Festival de Teatro Clásico de Mérida, invita al espectador a mirar debajo de su cama, a comprobar si su pijama está tejido con prejuicios o simplemente a cuestionarse si el despertador sonará antes de que el sueño de la felicidad alcance su máximo apogeo.
La infidelidad, los prejuicios personales y los encuadres de valores que cada uno tiene en la vida son el eje de esta apuesta teatral, que camina entre la comedia, el espectáculo, la música y la interpretación, aunque en planos potencialmente distintos.
¿Es posible reirse de la infidelidad?, ¿nos hace gracia si somos las víctimas?, ¿disfrutamos si somos los causantes?... son preguntas que exigen rebuscar en el baúl de los prejuicios y en la educación de cada uno para hallar respuestas.
Sin embargo, a través de la risa, de pinceladas cómicas y de situaciones que invitan a gesticular en positivo, “Los hilos de Vulcano”, dirigida por la dramaturga Marta Torres, da respuestas a esas preguntas sin ir más allá ni rebuscar en baúl alguno.
Y es lógico, pues muchas veces una risa equivale a opinar en silencio, y más aún si se trata de la infidelidad, un acto, un comportamiento o un estado -llámenlo como quieran- que siempre sobrevuela en el ámbito del matrimonio o la pareja.
Otra cosa bien distinta es que lo haga a ras de suelo o en la estratosfera.
El hecho es que Vulcano, interpretado por un Fele Martínez sublime -su monólogo sobre la pareja y los prejuicios es digno de escucharlo una y mil veces-, no sabe o no quiere satisfacer a la bella Venus, su mujer, papel que pone en escena Mélani Olivares.
Con la ayuda curiosamente de la prostituta Aspasia (Verónica Forqué), a la que Vulcano visita más de la cuenta, Venus halla en Marte -un extraordinario Javier Mora- el desahogo.
Todo ello narrado y cantado por Carmen París (la diosa Fortuna), y cotilleado por el dios Sol, cuyos rayos de humor y buen hacer pone el actor Tomás Pozzi.
Desde la música y el lenguaje de la comedia, y con una perspectiva actual, como apuntó Torres en la presentación, la obra invita a eso, a reflexionar y a reirse de lo que uno es en el ámbito de la pareja.
Aunque las tablas de Marte, Venus y Vulcano, y del resto de actores y actrices, son evidentes, el grupo Toom-Pak, cuyos ritmos de repercusión ponen el fuego a la fragua de este espectáculo, está un peldaño más arriba.
Por momentos, “Los hilos de Vulcano” es música pincelada con teatro, son compases aderezados con textos, son latidos sonoros acompañados de interpretación.
Aunque la sociedad avanza en el sentido del respeto a la pareja y en la consideración de la mujer y la libertad, según expone Torres, este avance se ve truncado a diario por cuestiones de nuestra educación difícilmente superables y por otras causas.
“Si el hombre se empecina en querer dominarnos, perfeccionaremos el arte del engaño”, afirma Aspasia, en un claro guiño a las abominables actitudes machistas. “La estupidez nos trae aquello que que queremos evitar”, apunta la diosa Fortuna.
A excepción de Tomás Pozzi y Santi Marín, el resto del reparto ha debutado hoy en el teatro emeritense ante un público que ha aplaudido, y mucho, y se ha reído, y mucho.
Quizás la infidelidad no haga tanta gracia, pero al fin y al cabo para llegar a ella hay que hacer teatro, ya sea para evitarla, para mejor no saber que se da, o a lo mejor para aceptarla.