En Extremadura hay maravillosos rincones a los que no se llega con GPS, lugares invisibles para navegadores y los más convencionales mapas que pasan inadvertidos para muchos viajeros. Se encuentran dentro de las comarcas y de los parajes más populares, los que tienen nombre y apellidos con mayúsculas y más gente conoce pero, sin embargo, forman parte de la siempre importante letra pequeña tras la que en este caso se esconden auténticos tesoros de la naturaleza.
La Diputación de Cáceres los recoge en la guía 40 Puntos para la Práctica del Ecoturismo que se puede descargar de su web, un compendio que pretende que los viajeros se salten las rutas tradicionales y hagan todas las paradas que sean necesarias para descubrir lo que se esconde en la trastienda. Si no se conocen esos otros destinos, la sorpresa está asegurada y una vez que se descubran, seguro que apetece contarlo o volver. Seleccionamos algunos de ellos para ir abriendo boca.
Divisar 70 pueblos de golpe
-Sierra de Dios Padre, en Villanueva de la Sierra a las puertas de Sierra de Gata, permite ver desde su parte más alta hasta una veintena de pueblos de golpe y en los días más claros hasta 60 ó 70. Imperdonable olvidar los prismáticos.
-Isla de Parra Chica, situada prácticamente en el centro del pantano de Borbollón con una extensión de 20 hectáreas que son un excepcional dormidero de aves, un auténtico regalo para los amantes del birdwatching.
-El río Alagón en sus 50 kilómetros desde Coria hasta el pantano de Gabriel y Galán que están declarados Lugar de Interés Científico. Además, en sus pequeños afluentes hay tamujares, espacios de vegetación con poca profundidad en los que apostarse a descubrir cigüeñas negras.
Sentirse protagonista de un cuento de hadas
-Valle de los Tejos, en el municipio hurdano de El Cerezal, un sitio increíble por su paisaje a base de musgo y tejos, un árbol en peligro de extinción, que lo convierten en un escenario perfecto para imaginarse un cuento de hadas.
-Dehesa de Toril en Campo Arañuelo porque el pueblo en sí es toda una dehesa, además de las más bellas de Extremadura.
-La Cueva Chiquita de la Sierra de la Madrila, en el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, un tesoro de pinturas rupestres enclavado en el desfiladero del río Ruecas.
-Cancho de la Misa en la sierra de Santa Cruz, entre Trujillo y Miajadas, que tiene la peculiaridad de que en sus grietas crezcan un madroño y un enebro. ¿Magia? No, simplemente sorprendente naturaleza.
Descubrir un pantano con forma de dragón
-Embalse del Guadiloba, muy curioso por su orilla en forma de silueta de dragón, situado entre Santa Marta de Magasca y Cáceres.
-Castañar del Temblar en el Valle del Ambroz porque sus centenarios castaños tienen nombre propio: Retoño, Hondonero, Menuero, Bronco y del Arroyo.
-Valcorchero y el Castañar Gallego de Hervás porque son los dos Paisajes Protegidos con los que cuenta Extremadura, una distinción que se otorga a los parajes de especial riqueza estética y cultural.