El becario-precario, una forma de vida demasiado habitual entre jóvenes extremeños cualificados

Resulta cuanto menos curioso: Una empresa con tres trabajadores asalariados y seis becarios. No hace falta ser un 'lince' para concluir que los chavales en prácticas no laborales duplican a los asalariados. Se deduce que una parte de la mano de obra de la empresa se suple con jóvenes becarios.

Se trata de una realidad demasiado frecuente según describen el Consejo de la Juventud en Extremadura y sindicatos. Las prácticas no laborales dirigidas a universitarios o estudiantes de Formación Profesional se han multiplicado en la región.

Aunque esta modalidad nació en el año 81, las modificaciones vía decreto del PP de 2011 y 2014 trajeron consigo un aluvión de nuevos casos, denuncia CCOOO Extremadura. En ellas no hay contrato ni salario, aunque puede haber en algún caso becas o ayudas.

Deberían de estar restringidas al periodo formativo, porque una vez acabada la carrera están las prácticas laborales y los contratos de formación, donde el salario es generalmente inferior al que se obtendría con un contrato laboral “normal”. La realidad es bien distinta, y el 'boom' de jóvenes muy cualificados bajo el paraguas de becas no laborales ha llevado a Podemos a presentar precisamente en el Congreso una propuesta para acabar con los abusos a los que se someten a los jóvenes.

¿Cuál es el perfil del becario-precario en Extremadura?

Suelen ser jóvenes muy cualificados, también estudiantes de ciclos formativos. El becario-precario se circunscribe a todos los sectores del mercado, desde el mundo jurídico hasta el de la veterinaria o las ingenierías.

Resultan especialmente ‘suculentos’ para grandes empresas, y no son raros los casos en que directamente no cobran, o lo hacen por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, denuncia Miguel Coque, de CCOO Extremadura. A ello hay que añadir que en muchos casos están sustituyendo el empleo estructural.

Mientras que el desempleo juvenil ha crecido hasta el 60 por ciento (la quinta región europea con una tasa más alta), los contratos no laborales han crecido como ‘setas’ también en la región.

Esta organización sindical denuncia que las prácticas en despachos profesionales que bonificaban a las empresas, impulsadas por el Gobierno de Monago, fueron un verdadero 'efecto llamada' para animar a muchos empresarios a seguir con los abusos. Se subvencionaba a las empresas con hasta 6.000 euros.

Abusos en nombre de la formación

En la práctica incluso las propias administraciones han sido las primeras en tirar de esta modalidad de prácticas no laborales. Contratos por ejemplo en la universidad, con personas que llevan más de 12 meses ganando poco más de 500 euros, y trabajando mañana y tarde.

Enrique Hernández, del Consejo de la Juventud en Extremadura, consta que se cometen muchos abusos. Habla de casos de fraude de ley, aprovechando mínimos resquicios para tener hasta trabajadores sin sueldo en algunas ocasiones.

Advierte que las prácticas son útiles para el joven, pero tienen que estar remuneradas, y llevar consigo un plan de aprendizaje. El responsable del Consejo de la Juventud hace hincapié en que deberían de detallar igualmente las competencias profesionales que tiene que desarrollar la persona que disfruta de la beca, y que se evalúe una vez terminada si ha desarrollado esas competencias.

La realidad es que ni la propia universidad controla todos estos parámetros con sus alumnos que hacen prácticas laborales. Y todo parece indicar que por lo tanto la administraciones mucho menos, critica.

¿Síndrome de Estocolmo?

Se refiere Enrique Hernández a algunos datos del Conejo de la Juventud de España, que muestran a jóvenes encuestados que reconocían que el dinero que recibían no les daba para vivir con esa beca, y sin embargo se conformaban bajo un argumento que les hace afirmar aquello de “por lo menos tengo esto”. Un efecto psicológico “muy peligroso” según advierte, porque llega incluso a los jóvenes a justificar su situación mientras los abusos se normalizan.

En caso de que sean prácticas académicas, y la empresa no se haga cargo de pagar al estudiante, a su juicio tendría que ser la administración a través de una beca la que tendría que hacer frente a los gastos de estos jóvenes, que tienen derecho a tener unos ingresos suficientes para poder vivir en su vida como estudiantes.

Algo que comparte el Comisiones Obreras, que indica que aunque esta figura puede ser positiva en los primeros estadios de un joven, tiene que ser un modelo de aprendizaje como estudiante, y nada más. Para quienes han acabado la carrera está el contrato en prácticas. El motivo es que en caso contrario se está abusando de la persona, pero también desvalorizando a la plantilla que sí está asalariada, se está degradando las condiciones laborales en la empresa.