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El Festival de Mérida tiene que “pelear” por los actores con plataformas como Netflix y HBO

Concha Barrigós / Efe

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A Jesús Cimarro, director del Festival de Mérida desde hace ocho años, le ha costado “fichar” elencos para esta edición porque plataformas como HBO y Netflix han “prohibido” a los actores de sus series que las compatibilicen con el teatro: “tenemos que convivir”, reclama en una entrevista.

Cimarro afronta su última temporada como director del festival con el actual contrato y tiene hasta final de este mes para decidir si se presenta de nuevo: “requiere mucha implicación y produce un gran desgaste; lo pensaré y decidiré una vez que haya estudiado a fondo las bases y viendo pros y contras porque parte de mi equipo piensa que me quita mucho tiempo para mi empresa”.

Se refiere el vasco (Ermua, Vizcaya, 1965) a Pentación, la productora teatral que preside desde 1988 y en la que trabajan 110 personas, a lo que suma la dirección del Teatro Bellas Artes y de la Latina.

“Tengo por delante muchos retos y estoy estudiando si la dirección de Mérida me compensa o no”, precisa el también presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (Faeteda).

Cuando se hizo cargo del teatro romano de Mérida, que tiene un aforo de 3.100 entradas, el festival tenía 52.000 espectadores y en 2018 tuvo 175.000: “en mi vida pensé que esto sería así; hemos conseguido una masa crítica que nos dice que el equilibrio en la programación es un acierto y permite, además, plantearte otras propuestas”.

Mérida, presume, “es una seña de identidad del país”, del que han salido actores como Fran Perea, Ricardo Gómez o Amaia Salamanca y han pasado “consagrados” como Concha Velasco, José María Pou, Lluis Homar, Ana Fernández o Pepe Viyuela, que este año repiten.

Sin embargo, lamenta, ha sido “muy complicado” hacer los repartos, porque plataformas audiovisuales como Amazon, HBO o Netflix “prohiben” a los actores compatibilizar su participación en series con el teatro y ellos acaban prefiriendo hacer una serie que les da “más proyección”.

Exclusividad

“Les pìden exclusividad. Hasta ahora habíamos convivido pacíficamente todos los sectores pero esta práctica puede generar problemas serios”, asegura Cimarro.

“Un país que no cuida su cultura, sobre todo su cultura en vivo, entra en una senda difícil. Tiene que haber correctivos que impidan esas cláusulas de exclusividad”, pide Cimarro que “hará todo lo posible” para llegar a un acuerdo con las plataformas sobre ese asunto porque su carácter es “conciliador”.

Aunque las dificultades han sido muchas -de un reparto cerrado hacía meses se le han “caído” cinco actores- está “absolutamente encantado” con los elencos que ha conseguido.

“Este país está lleno de talento pero tenemos que defender nuestra cultura, nuestro idioma y debe haber una política de Estado para un sector del que dependen 670.000 familias y entre 200.000 y 300.000 empleos”, reivindica.

Eso fue lo que le reclamó, revela Cimarro, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una reunión que hubo en Moncloa “con cien personalidades”: “un pacto de Estado por la Cultura que debería negociarse en el Parlamento. Si de verdad se cree en ello la partida en los Presupuestos Generales del Estado tiene que pasar del 0,38% al 1%”.

El festival comenzará el 27 de junio con el estreno de la ópera “Sansón y Dalila” y concluirá el 25 de agosto con “Tito Andrónico”. En medio, Víctor Ullate estrenará “Antígona”, Concha Velasco “Metamorfosis”, Rafael Amargo “Dionisio”, José María Pou “Viejo amigo Cicerón”, Itziar Castro “La corte del faraón”, Ana Fernández “Pericles, príncipe de Tiro” y Lluis Homar “Prometeo”.

Cada edición, dice, tiene sus “intríngulis”, porque su compromiso es el de presentar textos nuevos, inéditos sobre temática greco latina pero cree que esta será de nuevo un éxito porque en venta anticipada ya han expendido 34.000 entradas, lo que significa un 10% más que el año pasado.

El festival, subraya, es “una experiencia única” porque se trata de recuperar textos clásicos, con montajes que en un 95% son estrenos absolutos, y eso ya “lo hacen muy pocos teatros en el mundo”.