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Silvia Ruiz: “Me alegro por volver, pero… yo he pasado por todo, y el capitán se va a ir de rositas”

Inmaculada Silvia Ruíz

Pablo Sánchez

Inma Silvia Ruíz, soldado especialista con destino en la compañía Monteros de Espinosa, se sintió mal en el transcurso de unas maniobras militares en Madrid. En realidad llevaba ya un tiempo sintiéndose con cierta debilidad y dolores en el pecho. No hizo el ejercicio todo lo bien que hubiera deseado.

Fue sancionada por su capitán con un arresto domiciliario de 14 días y en el expediente se indicó que era castigada por no haber hecho el esfuerzo necesario. Protestó, dijo que no se encontraba bien y esa misma tarde fue al médico. Pocos días después le llegó el diagnóstico: cáncer de mama. Mostró el informe médico a sus superiores. Y se mantuvo la sanción, aunque en lugar de acusarla de falta de esfuerzo, escribieron en el expediente que había tirado su arma de malas formas, y con malas palabras.

Silvia Ruíz siguió trabajando, pero con partes de bajas cada vez que tenía que someterse a sesiones de quimioterapia, curas… Unos meses después, mientras seguía haciendo frente al cáncer de mama, el Ministerio de Defensa le comunicaba que no renovaba su contrato y tenía que poner fin a su carrera militar, tras seis años en el Ejército de tierra, compañía Los Monteros de Espinosa, cuerpo de la Guardia Real creado hace mil años para velar el sueño de reyes y poderosos (tras la restauración borbónica se ha rescatado el nombre, pero no las funciones)

Sentencia favorable

En paro y tratándose de un cáncer, Ruíz regresó a casa de sus padres en Badajoz en junio de 2013. Y mientras se curaba de su enfermedad (ya está restablecida) contactó con el abogado Fernando Osuna para intentar entender cómo podían suceder ciertos hechos en una compañía del Ejercito. “He estado en otros compañías y el trato ha sido magnífico, pero tuve la mala suerte de caer en esa compañía durante mi enfermedad”, explica la soldado al tiempo que recuerda comportamientos inexplicables, voces, amenazas en privado… Sus descripciones recuerdan en muchos aspectos a las denuncias del teniente Luis Segura sobre malas artes en los cuarteles. “Me ha llamado Luis, hablamos a menudo, de hecho uno de los capítulo de su libro cuenta mi caso, sin citar nombres, en muchas cosas estoy de acuerdo con él, en otras no”, señala Ruíz.

El abogado Fernando Osuna intentó hace unos meses llegar a un acuerdo amistoso con Defensa para intentar que la mujer pudiera volver a su puesto tras pasar la enfermedad, pero el Ministerio se negó. Ahora (12/12/2014), el Tribunal Superior de Justicia de Badajoz ha fallado contra Defensa y obliga al Ministerio a readmitir a la soldado, al menos durante el año que restaba de contrato y a pagar el salario del año y medio que ha estado en paro.

Colaboradores necesarios

“Me parece que han actuado con una falta de humanidad tremenda, los argumentos de Defensa están cargados de una absoluta discriminación y creo que son contrarios a los principios castrenses los derechos humanitarios y constitucionales”, afirma el abogado Osuna.

Con la readmisión en el bolsillo, Ruíz prepara su retorno al Ejército. Feliz, pero sin terminar de entender por qué ella y su familia han tenido que pasar este trance. “Y mientras que el capitán que me hizo todo esto, ya ha ascendido a comandante, pronto se preparará para otro ascenso y se irá de rositas de este asunto”, se lamenta.

La soldado habla sin rencor, pero con tristeza y señala al mando que la Justicia ha desautorizado, pero también apunta a otros mandos intermedios o subordinados que sabiendo que ejecutaban órdenes injustas las cumplían. Colaboradores necesarios, cómplices.

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