En esta campaña electoral no va a hacer falta explicar a la población la situación actual de nuestro país, pues si bien es manifiestamente conocida por todos. Seguro que cualquiera que lea estas líneas conoce a algún familiar o amigo cercano en situación de precariedad absoluta, incluso conocerán casos más dramáticos que hacen que estas personas estén viviendo en un ambiente desolador, y simultáneamente a esta triste cotidianidad la gente también es muy consciente de los casos de corrupción que asolan a nuestra democracia. Ya hoy nadie es ajeno a que estamos en la bancarrota democrática.
Ahora es la época y el turno en el que los partidos políticos ambicionan conseguir tu voto, yo en cambio con esta realidad quiero aprovechar para conseguir tu compromiso. No nos conviene como pueblo trabajador conferir nuestro poder exclusivamente a través de una papeleta, porque nada va a cambiar si permitimos que todos los partidos sigan mercadeando en Europa con nuestros votos a cambio de más o menos recortes, porque nunca seremos libres si seguimos delegando nuestro compromiso social en otros que se encumbran como líderes.
No escucho por desgracia las veces que quisiera a los dirigente políticos actuales de uno u otro lado hablar de la necesidad de establecer en la calle un contrapoder organizado de los de abajo que sea capaz de movilizar a las personas e incidir de manera directa sobre las políticas retrógradas que germinan de las instituciones y que son más propias de tiempos pasados, quizás no lo hagan porque eso no da votos. En cambio estos mismos dirigentes nos inundan día tras día los oídos animándonos a ser sus fieles combatientes en la búsqueda de tu voto para el 26 de junio.
No se debe engañar a la población a través del discurso ni mediante la ambigüedad en las propuestas programáticas por el simple hecho de pretender su voto, pues a la sazón te conviertes en lo que rehusabas ser o simplemente eres un buen vendedor de humo, también la sociedad en la actualidad es conocedora de aquellos que utilizan y han utilizado esta técnica como elemento de supervivencia política a lo largo de la historia. Tampoco se deben hacer guiños, por muy mediáticos y rentables electoralmente que parecieran, ni a la iglesia, ni a la corona ni a la Unión Europea con su OTAN, ya que estas instituciones tienen manchadas las manos con la sangre de los pueblos; algunas de las atrocidades fueron cometidas en el pasado y otras en la actualidad, o en ambos periodos a la vez, pues con estos gestos imposibilitan identificar al conjunto de la población de quienes son los verdaderos responsables de la situación de miseria en las vidas de las personas.
Como hombres y mujeres humildes y trabajadores que somos la mayoría en España debemos tener un discurso sereno pero no por ello dejar de ser lo sobradamente contundentes para explicar a la gente toda verdad, y si asumimos este reto supondrá ser rupturista con todo lo que ha sobrevenido políticamente en los últimos setenta años en nuestro país, acabar de una vez por todas con las instituciones y organismos fundados y dirigidos por los valedores de lo antidemocrático, que además han hecho de la corrupción un elemento estructural en todas las esferas de lo público, del mismo modo que nos conlleva a la denuncia oficial de las traiciones de quien en nombre de la soberanía del pueblo nos entregaron a las garras de los explotadores, y vendieron y seguirán vendiendo nuestros derechos al mejor postor en la Unión Europea.
Nunca puede ser suficiente con la acción exclusiva de votar, porque a la vez que depositamos la papeleta en las urnas adquirimos el compromiso de convertirnos en sujetos activos críticos con todos los representantes políticos; está en nuestro obligación como ciudadanos pedirles explicaciones de lo que van a hacer, de reprocharles lo que hacen mal e incluso exigirles lo que queremos que hagan y no tenemos que tener miedo en hacerlo porque las instituciones son de todos, pero el poder en cambio es solo del pueblo.
Quizás sea osado por mi parte pedir el compromiso con nuestra sociedad pero creo que es la única manera de poder cambiarla, tengo claro que si algo debo pedir en esta campaña electoral es que te organices, puedes hacerlo en tu barrio o bien en tu centro de trabajo o quizás en el bar o en el parque con tus colegas, pero que te organices y te comprometas en luchar, en reivindicar y movilizarte ante las injusticias que estamos sufriendo por el simple hecho de ser los de abajo y estar callados.