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Una auxiliar del naval de Vigo comunica el despido de sus 77 trabajadores mediante un mensaje de WhatsApp

El domingo 25 de febrero a última hora los tres representantes sindicales en la empresa auxiliar del naval Soling Instalaciones, con sede en Vigo, recibieron un mensaje a través del WhatsApp en el que se les comunicaba que compañía iba a aplicar un expediente de regulación de empleo (ERE) extintivo. Es decir, anunciaba la intención del nuevo propietario, tras una venta recién empezado el año, de despedir a una plantilla de 77 trabajadores. Llevaban ya tres semanas de obligadas vacaciones después de un encuentro con el nuevo administrador que no había disparado su preocupación.

Xulio Fernández, de la CIG, es uno de los delegados sindicales. Asegura que este nuevo administrador se presentó como Yakov Villasmil y que rechazó dar el nombre de la nueva empresa propietaria. Fue a las instalaciones de Vigo hace tres semanas y, según Fernández, comunicó a los trabajadores que se paraba la actividad -centrada en instalaciones eléctricas para buques- y pidió a los responsables que tenían llaves o material proporcionado por la empresa que lo entregasen.

La plantilla inició entonces tres semanas -las tres últimas- de permiso retribuido, que terminaron con los mensajes de WhatsApp y con un cartel en la verja cerrada de la empresa con las mismas indicaciones: por “la situación actual de la empresa” se han iniciado los trámites para un ERE y remiten a un despacho de abogados, Betalegal, de Sabadell. “Queremos asegurarles que estamos trabajando arduamente en negociaciones para intentar reestructurar la empresa y minimizar en la medida de lo posible el impacto en todos nosotros”, agrega la nota, que lleva el nombre de Jakov Villasmil, aunque escrito con c y b.

Xulio Fernández califica de “inconcebible” la forma de actuar de los nuevos responsables de la empresa y los acusa de “mala fe”. Cree que la venta se pactó con la intención de “librarse de los trabajadores y liquidar”. Y señala que la negociación de un ERE es un procedimiento pautado en el que se abren conversaciones con la representación de los trabajadores, a la que la patronal debe presentar la documentación oportuna e información económica. En el caso del Soling, dice, “se rumoreaba” que estaba en pérdidas, pero nadie trasladó confirmación oficial.

Los trabajadores, que no cobraron la nómina de enero y dan por hecho que tampoco van a recibir la de febrero, se encuentran “en un limbo”, señala Fernández. No han sido despedidos, de modo que están acudiendo cada día a la empresa, que se encuentran cerrada. No pueden tampoco, en esta situación, buscar otro empleo. El representante sindical explica que están a la espera de que los abogados se pongan en contacto con ellos y dice que se podría entender lo que está ocurriendo como un despido tácito, es decir, uno que el empresario no llega a comunicar.

Añade que no tienen tampoco información del anterior propietario. Como administrador único figura registrado todavía Luis Mingo Martín. Soling tenía como socio único a otra empresa, Taubenblau, propiedad de Luis Mingo Reiz, el padre de Luis Mingo Martín y que desarrolló casi toda su carrera profesional en el sector privado, pero fue también presidente de Sogama -empresa pública gallega que gestiona residuos-, un cargo que dejó en 2002. En una respuesta al diario Faro de Vigo, Mingo Reiz aseguró que la venta de Soling se hizo el 8 de enero y dijo desconocer qué decisiones ha tomado el nuevo administrador.

Xulio Fernández asegura que había carga de trabajo y que se han parado los proyectos en los que estaban trabajado. Indica que la mayor parte de los trabajadores están en Vigo, pero algunos están empleados en Euskadi y Asturias. Los que estaban trasladados desde la sede viguesa, dice, recibieron la orden de volver hace también tres semanas: la empresa había dejado de pagar el alojamiento en el que estaban.