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Daniel Salgado

3 de abril de 2022 06:00 h

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Aquel 14 de abril de 1947, exactamente 16 años después de la proclamación de la proclamación de la II República, Felipe Fernández Armesto inauguró las emisiones en gallego de la BBC. Su biografía era intrincada. Periodista de La Vanguardia, simpatizante comunista, cubrió en Berlín la imparable ascensión de Hitler. Los nazis lo expulsaron en 1933. Se marchó a Londres. En agosto de 1936 regresó a España, pero a la España bajo la bota de Franco, y se incorporó a la Sección de Prensa del Gobierno de Burgos. Volvió a Londres en el 39 y escribió la II Guerra Mundial y los Juicios de Nurémberg. Fue en esa época cuando colaboró con Alejandro Raimúndez, un exiliado ourensano empeñado en devolver la lengua gallega a las ondas radiofónicas.

“Nunca he sido un admirador demasiado ferviente de los inventos. Los veo con la desconfianza de una raza para la que los beneficios del progreso siempre han traído a la espalda dolores y calamidades sin cuento”, locutó en gallego Fernández Armesto, también conocido como Augusto Assía, “sin embargo, por esta noche, al menos, bendita sea la radio que me permite hablarle desde Londres a los gallegos, en las montañas de la Serra Secundeira, a la orilla del Miño, o junto a las rías”. Así saludaba en el primero de los 83 Galician Programme que la corporación pública emitió entre 1947 y enero de 1956. El espacio, de entre 10 y 15 minutos de duración, formaba parte del Spanish Programme de la BBC, y en él hablaron escritores represaliados, perseguidos y desterrados. Estrictamente de cultura, eso sí. También existían secciones en euskera y catalán, pero su rastro se ha perdido.

No así el gallego. Antonio Raúl de Toro localizó una copia mecanografiada de los guiones y los publicó en 1994 con el título Galicia desde Londres. Galicia, Gran Bretaña e Irlanda nos programas galego da BBC (1947–1956). “Se trata de un documento muy interesante y desconocido”, explica a elDiario.es, “que pude recuperar gracias a Francisco Fernández del Riego”. Del Riego, exiliado interior y uno de los intelectuales galleguistas fundamentales del siglo XX, era el coordinador en Galicia de las colaboraciones con las que Raimúndez organizaba el programa. Las enviaba por correo postal. Y eran remuneradas, “no altruistas, lo que no es asunto menor”, considera De Toro. Muchos de sus autores atravesaban dificultades, también económicas. La dictadura no perdonaba y algunos de los que lograron evitar la represión física, sufrieron la venganza fascista en sus trabajos. Fue el caso del escritor Ramón Otero Pedrayo, depuesto en 1937 de su cátedra de Historia en la Universidade de Santiago de Compostela. La primera de sus aportaciones al Galician Programme fue en diciembre de 1947: Os feitizos do outono [Los hechizos del otoño].

Cultura sin política

Otro escritor galleguista, Rafael Dieste –este exiliado en México y después en Argentina–, también participó en las emisiones. Como lo hizo Ramón Piñeiro, teórico de la estrategia culturalista del galleguismo –abandonar la política clandestina y centrarse en el campo cultural– que había pasado por las prisiones franquistas; o los poetas Celso Emilio Ferreiro y Manuel María, que apenas unos años más tarde acabarían conectados con el nacionalismo de inspiración marxista. “La temática era estrictamente cultural”, recuerda Antonio de Toro, “aunque con incursiones en la economía o en la agricultura, nunca en la política”. La dictadura franquista comenzaba a dejar atrás su primera etapa, la de la autarquía, y a punto estaba de restablecer relaciones con Estados Unidos. “En aquel momento, creo que había una entente implícita con el Gobierno británico. Y mucha censura. Por eso los programas de Raimúndez no abordan directamente la situación política”.

Porque la señal del servicio exterior de la BBC sí llegaba a territorio gallego. “Me contaban como la gente la escuchaba con radios de galena, a veces subida a los tejados o un árbol”, relata De Toro, “o se reunían subrepticiamente en alguna casa para hacerlo. No todo el mundo tenía radio. Como sucedía con la Pirenaica [promovida por el Partido Comunista], que emitía desde Andorra”. Lo que no queda apenas es rastro sonoro de los Galician Programme. Se sabe que la sintonía de apertura era Cock O'the North, una marcha militar escocesa con la que Raimúndez pretendía –lo explica el corresponsal de la Real Academia Galega Alfonso Vázquez–Monxardín en un artículo en la web de la institución– “resaltar la conexión músical entre ambas tierras”. Y cerraba con grabaciones de la Coral de Ruada –fundada en 1918 y aún hoy activa– de música tradicional gallega. Plácido Castro, galeguista represaliado y residente en Londres, prestó su voz y su redacción durante seis de los nueve años del programa.

Las emisiones en gallego se apagaron en 1956. La última fue el 23 de enero, e incluyó los únicos fragmentos de audio que se conservan: recitados de ocho poetas, entre ellos Álvaro Cunqueiro, Aquilino Iglesias Alvariño o Fermín Bouza Brey. Sobrevivieron a la desaparición de los archivos –debida a “cuestiones sindicales”, apunta De Toro– porque se utilizaron también en un programa de BBC 3 para público inglés. En todo caso, al investigador no le consta que hubiese presiones diplomáticas que condujeran a su cancelación. “Eran programas populares y conocidos. Y aunque al ser sobre todo culturales no molestaban, al régimen franquista no le gustaban por estar en gallego”, señala. Además, llegaba Míster Marshall y con él, la aceptación del statu quo franquista por parte de las democracias liberales. Todo cambiaba y en el nuevo esquema político, el Galician Programme y la prueba de que existía otra Galicia no encajaba.

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