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Así es el deterioro del marinero gallego retenido en Yemen y de sus compañeros

Varios de los marineros atrapados desde hace 11 meses en Yemen, con un compañero mareado

Beatriz Muñoz

25 de agosto de 2021 18:28 h

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Pablo Costas Villar, el marinero gallego que está atrapado en Yemen desde hace 11 meses, y la treintena de tripulantes que siguen con él a bordo del Cobija llevan una semana alimentándose únicamente con agua, té y azúcar y su salud ha empezado a deteriorarse. Cuatro de los hombres que se encuentran en el barco, atracado en el puerto de Al Mukalla, han tenido desmayos y vómitos, relata el sindicato Central Unitaria de Traballadoras (CUT) en la última comunicación de emergencia humanitaria y sanitaria dirigida al Ministerio de Exteriores y la embajada de España en Riad (Arabia Saudí), remitida este miércoles por la mañana.

La CUT, que ha ayudado en estos meses a Costas y su familia, pide una intervención in situ para auxiliar al marinero. Tras varios días a base de agua con azúcar, la situación sanitaria “es insostenible”, señala. En las últimas dos semanas el sindicato se ha dirigido en cuatro ocasiones a los representantes diplomáticos españoles, primero para avisar de que el marinero gallego y sus compañeros -de nacionalidades peruana, namibia, indonesia y senegalesa- estaban a punto de quedarse sin víveres y después para confirmar que ya no tenían alimentos y su estado de salud se iba deteriorando, como se aprecia en las fotos que acompañan a esta información. Un representante de la CUT, Manolo Camaño, recuerda que el agua que consumen no tiene garantías de salubridad y la hierven varias veces antes de ingerirla. Los hombres acusan el cansancio y han perdido peso.

El Cobija llegó en septiembre de 2020 al puerto de Al Mukalla, en el sur de Yemen, un país que lleva desde 2015 sumido en una guerra civil. Una denuncia de Australia por pesca ilegal provocó la apertura de un proceso judicial en el que Costas fue juzgado y condenado a tres meses de arresto. Un fiscal presentó un recurso y paralizó el procedimiento para que él y el resto de la tripulación pudiesen salir del país. El pasado mes de mayo, el marinero gallego se puso en contacto con la diplomacia española para pedir la repatriación. Exteriores encomienda el futuro del tripulante a que se resuelva el proceso judicial en un país enfrentado y en conflicto desde hace seis años. Fuentes diplomáticas indicaron a este diario que, en estos momentos, “el juicio se encuentra pendiente de la resolución de un recurso presentado por la Fiscalía contra la sentencia recaída ante el Tribunal de Primera Instancia de Hadramaut”, la región en la que se encuentra Al Mukalla. Reiteran que la embajada en Riad está “realizando gestiones” para la liberación de Costas, al igual que las de El Cairo (Egipto) y la de Mascate (Omán).

Según el relato de Pablo Costas, que califica su situación de secuestro, en una de las últimas comunicaciones con trabajadores diplomáticos en Riad, estos le dijeron que les constaba que el Cobija estaba recibiendo víveres porque se lo habían asegurado las autoridades del puerto de Al Mukalla. El marinero gallego lo niega. Lanzó varios mensajes pidiendo ayuda y la semana pasada advirtió de que estaban a punto de quedarse sin víveres, algo que finalmente ocurrió el lunes 16 de agosto. Desde Bueu (Pontevedra), de donde es originario, su mujer ha enviado una carta desesperada al Ministerio y ha puesto el caso también en conocimiento del Defensor del Pueblo.

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