La histórica Sargadelos vuelve a sumirse en la incertidumbre. Después de superar una grave crisis económica en los últimos años, que provocó enormes recortes de personal, un ERE temporal en 2013 y otro de extinción en 2010, y casi su desaparición, los problemas y el temor por su futuro regresan.
En esta ocasión, y pese a la evidente mejoría en las cuentas y una facturación de ocho millones de euros, el máximo accionista del grupo y consejero delegado, Segismundo García, sorprendió el pasado viernes con la convocatoria de una asamblea con los trabajadores a la que invitó también a los medios de comunicación. Allí fue donde la plantilla se enteró de la intención de la empresa de despedir a 49 trabajadores, la mitad del personal, de la histórica fábrica que la cerámica tiene en Cervo, en A Mariña lucense.
Ocho de los despidos ya han sido ejecutados, todos alegando “bajo rendimiento”, y más cartas están pendientes de enviar a los 41 trabajadores restantes amenazados con la extinción del contrato, todos ellos pertenecientes al grupo de operarios con menos antigüedad en la empresa y contratados en los últimos meses.
En la inusual comparecencia del viernes, Segismundo García justificó el drástico recorte de personal en las “presiones sindicales” y no descartó el cierre de la emblemática factoría. El consejero delegado señala las reivindicaciones de los representantes de los trabajadores por mejorar sus condiciones o lograr el cumplimiento de la legislación laboral como causa de su decisión, ante la sorpresa del plantel; y más concretamente señala a Rogelia Mariña, representante sindical por UGT en la fábrica y que había sido presidenta del comité de empresa. Despedida en 2016 tras criticar la gestión del máximo accionista, su cese fue declarado improcedente por la Justicia, por lo que Sargadelos tuvo que readmitirla y García indemnizarla con 30.000 euros por daños morales. Ahora ha sido enviada a cada con un permiso de la compañía.
En esta “manía y animadversión” de García contra Rogelia Mariña sitúan fuentes del personal la cuestión del fondo de una decisión de Sargadelos ante la que UGT ya ha presentado demanda de tutela de derechos fundamentales en los juzgados de Lugo. Reclama que se detengan los despidos y los ataques hacia la actual delegada del sindicato en la fábrica y cese el “chantaje y coacción” del que acusan al consejero delegado.
Desde el pasado lunes, un escrito circula entre los trabajadores recogiendo firmas para reclamar la dimisión de Rogelia Mariña. Es la condición que Segismundo García habría puesto para paralizar los despidos e incluso readmitir a los ya cesados. El máximo accionista niega que fuese él el instigador de un documento que suma ya entre el 75% y el 80% de apoyo del personal en activo este mes de agosto por el “miedo y temor” a que la factoría eche el cierre.
Antes, en su comparecencia del viernes y en el escrito difundido a los medios, García carga contra los sindicatos por presionar a la empresa y los acusa de poner en riesgo su viabilidad, pero justifica la convocatoria de la asamblea en una supuesta “amenaza” de Rogelia Mariña de que reivindicaría la equiparación salarial de todos los operarios. Los sindicatos habían denunciado ya la diferencia salarial de los nuevos contratados frente al personal que continúa desde el ERE, y el máximo accionista alude a las críticas que la propia Mariña habría llevado a cabo sobre el incumplimiento de esos y de otros “derechos de los trabajadores”. En su opinión, esas reclamaciones y la posible exigencia legal de equiparar los sueldos harían inviable la compañía. Su solución: despedir a las personas recién empleadas para que “nadie se sienta explotado”, tal y como dijo irónicamente.
“El propio Segismundo García está justificando los despidos en un rumor, en un comentario del que no tiene constatación oficial. No es cierto lo que dice, pero si hubiese algún incumplimiento laboral en Sargadelos, UGT presentaría algún tipo de reclamación ante la empresa e intentaría negociar para llegar a un acuerdo... Pero todo esto se debe fundamentalmente la una inquina personal”, explica Pedro Blanco, abogado del sindicato, que recuerda como en su propio escrito García reconoce que la empresa incumple varias normativas laborales y ataca la legislación, la burocracia y a los sindicatos para justificar los despidos.
“He detectado que esta empresa incumple 262 normas o preceptos, ¡nada menos!”, dice García en su escrito del viernes, en el que incluso vuelve a tirar de ironía y asegura “confiar” en que “los sindicatos y la justicia laboral no dejen su empeño por cerrar el Grupo Sargadelos”. Además, el consejero delegado asegura que sólo en este presente año la compañía “ha tenido que pagar más de un millón de euros por demandas sindicales derivadas de un ERE del año 2010, en mi opinión justo y necesario para la pervivencia del plantel”.
Se refiere al expediente aplicado en 2010 y que fue anulado posteriormente por los tribunales, obligando a readmitir a varios trabajadores y a pagarles los salarios. Según García, la empresa tuvo que abonar unos 800.000 euros al poco de salir del proceso concursal. Además, también hizo alusión a los 30.000 euros de indemnización a Rogelia Mariña o a la “situación de quiebra por la que atravesó la compañía” y la “inyección de liquidez” a través de ampliaciones de capital. “Un importe de dos millones de euros que tuvimos que asumir algunos de los socios, ya que otros partícipes y ninguno de los empleados quisieron asistir”, reiteró quien alude a los “equilibrios” que tiene que hacer la empresa frente a la “injusta y corporativa legalidad que nos regula y en los hasta”.
En unas declaraciones de este martes a un medio local, García asegura que estaría “encantando” de entrar en la cárcel si fuese consecuencia de su “conflicto” con los sindicatos.
De este negro futuro se salvaría la fábrica que Sargadelos tiene en Sada, Cerámicas do Castro, que quedaría exenta de un recorte sobre un total de personal que asciende a unas 220 personas. Según el propio García aclaraba hace meses, la facturación del grupo llega a los 8 millones, con un incremento del 20% en un año y superando la profunda crisis del pasado.
Sargadelos, una empresa que siempre fue mucho más
Con todo, el futuro laboral y empresarial no es lo único que se ve amenazado con este conflicto. Sargadelos es una institución en Galicia, entre otras cosas por antigüedad: fue fundada en 1806 como fábrica de Cerámica por el enciclopedista y afrancesado marqués de Sargadelos, y retomada en 1947 por Isaac Díaz Pardo, pintor e intelectual galleguista y de izquierdas. Es el impulso de Díaz Pardo lo que ha convertido a Sargadelos en un símbolo que identifica a Galicia en todo el planeta, y lo que, además, la inscribió en el ADN de la oposición cultural y política a la dictadura. Sargadelos era y es una empresa, pero fue y es algo más. Así la concibió Isaac, fallecido en 2012, y a pesar de que fue apartado de la dirección de la compañía hace años en nombre de la eficiencia empresarial y del beneficio económico, es ese carácter de manifiesto, de generador de discurso de la que la dotó, lo que hace de Sargadelos algo mucho más importante.
Sargadelos es el exilio, interior y exterior, de los izquierdistas gallegos (Luís Seoane, Rafael Dieste, Lorenzo Varela, Núñez Búa, Antonio Baltar, Blanco Amor, Laxeiro, Arturo Cuadrado...). A través de Sargadelos (y todo lo que lo ha rodeado), se ha transmitido el legado, las palabras y el proyecto colectivo de la generación republicana. Como escribió Manuel Rivas, “alguien tenía que hacerse cargo de la esperanza e Isaac fue el elegido”.
Desde la Mancomunidad de municipios de A Mariña lucese, comarca donde se asienta esta fábrica de Cervo, ya han solicitado a la Xunta su mediación para evitar el cierre de una empresa “singular e importantísima”. “Hay muchísima historia, mucha cultura, mucho arte, mucha creatividad y mucho trabajo. Seamos serios todos, procurando ayudar en lo que sea posible para que permanezca como empresa de referencia e incremente su productividad”, asegura Alfredo Llano, presidente de la entidad.